Esta vez no hubo marcha atrás, Hayao Miyazaki –el maestro de la animación japonesa–, sacó de su bolsillo un ticket al que llamó “libertad” y anunció un retiro que estremeció a Japón y al mundo.
Fue muy abierto y sincero: “Me he ido haciendo más y más lento en el trabajo... Si dijera que quiero hacer otra película, sonaría como un viejo chocheando”, dijo Miyazaki.
El balde de agua fría le cayó en la cabeza a miles de sus fanáticos, pero sobre todo aquellos artistas a quienes inspiró con sus inigualables trazos. Con sus sencillas palabras, el director de cine se esfumaba, pero su leyenda, aún en vida, comenzó a escribirse.
“Se fue el director, pero quedó su legado. Uno con el cual he reído y llorado. Todo eso, pero lo principal es que me ayudó a soñar y a pensar”, escribió conmovido uno de sus seguidores en Twitter, refiriéndose a su capacidad poética y el contenido social de sus filmes.
La retirada de Miyazaki, de 72 años de edad, fue anunciada en el recién terminado el Festival de Cine Venecia y no hubo chance para quienes esperaban una rectificación. “Sé que mucha gente piensa: ‘otra vez dice que se retira’, pero esta vez quiero aclarar que es definitiva”, sentenció Miyazaki.
Así dijo adiós el cofundador del Studio Ghibli, y quien llenó de orgullo a Japón al ganar un Óscar de la Academia y un Oso de Oro por su película El viaje de Chihiro (2001), considerada una de las mejores animaciones de la historia.
“Es una película sorprendente, de principio a fin. Tiene grandes cualidades oníricas, que le hacen romper la frontera entre la realidad y la imaginación, para mí es un derroche de de creatividad”, dijo el crítico de cine Mario Giacomelli.
A filmes como El viaje de Chihiro , se suman las famosas como Mi vecino Totoro , La princesa Mononoke , El castillo ambulante y Ponyo en el acantilado , entre otras.
La primera película del Studio Ghibli fue Nausicaä del valle del viento (1982), con la que comenzó a definirse su particular estilo.
“Él siempre hizo animación tradicional y eso le permitía un acercamiento más familiar con el espectador. Los trazos y el diseño artístico del personaje los unía con la historia y eso la hacía cercana”, explicó Yoshua Oviedo, del grupo Vivecinescrúpulos.
La mayor parte de su obra siempre estuvo enfocada en los niños, tratando temas con mensajes antibélicos, el hombre, la naturaleza, el individualismo y la responsabilidad con la sociedad.
“Sus películas son obras de arte, como director era fascinante. Todo su obra era muy original, fuera de lo ordinario”, agregó Giacomelli.
Lo último. En la Mostra, Miyazaki presentó su nuevo y último filme, Kaze Tachinu ( The Wind Rises ), considerado como una crítica al anuncio del primer ministro japonés, Shinzo Abe, sobre una posible revisión de la constitución pacifista de su país.
La polémica causada llevó a Miyazaki a publicar una breve declaración que señalaba: “Solo se puede estar horrorizado por la falta de sentido histórico y las convicciones por parte de los principales líderes políticos”.
En el filme, Miyazaki cuenta la con un realismo mucho mayor al habitual. Eso sí, no deja de lado los toques mágicos que han hecho famosos sus filmes: colores vivos y música inolvidable.
Menos poética que sus filmes precedentes, Kaza Tachinu conserva la inocencia en los dibujos, sus preciosas transiciones y las cuidadas imágenes oníricas en las que ofrece lo mejor de su imaginación.
Como una particularidad, Kaza Tachinu es el primero que los estudios Ghibli hace basándose en una historia y personajes reales.
En el filme se hace evidente que aunque Miyazaki siempre consideró que la animación era cosa de niños, nunca dudó en introducir los elementos que considerara necesarios para cada historia: no importó lo duros o impactantes que podrían ser para la audiencia.
Y en cuanto a uno de los mensajes que sobrevuelan por Kaze Tachinu , el que cada ser humano tiene un único decenio de creación, para Miyazaki ya pasó el suyo.
“Tiene una gran energía. Puede que él sea diferente. Puede que tenga una potencia inagotable”, dijo esperanzado Koji Hoshino, el presidente de los Estudios Ghibli.
Por su parte, Miyazaki guarda silencio, ignora a Hoshino y se dice libre para decir adiós. Ahora es el tiempo, es el tiempo del sensei .