Hernán Jiménez no se cambia por nadie. Hace dos semanas el cineasta tico dio por superado el mayor reto de su novel carrera fílmica: dirigir en Canadá, y rodeado de estrellas hollywoodenses la cinta Elsewhere (2018), su primer largometraje en inglés.
Tras un agotador rodaje que se extendió por casi un mes y literalmente recuperándose de “una siesta eterna”, como el mismo apodó sus vacaciones, Jiménez dejó por un momento su hibernación posrodaje para contar detalles de su soñada y satisfactoria experiencia.
El distrito de Sooke, en Columbia Británica, fue el paradisíaco lugar donde Jiménez se lanzó a plasmar el guion que ideó hace unos tres años y que, según reveló hace varias semanas a La Nación , fue inspirado en un doloroso episodio de su adolescencia.
Pero no estuvo solo en semejante y ambiciosa tarea. En medio de frondosos bosques, un cielo azul y el encanto del mar, Jiménez se hizo grande, echó mano de su conocido talento y como si lo hubiera hecho siempre dirigió sin complejos a un grupo de luminarias del cine norteamericano: Beau Bridges ( Masters of Sex ), Aden Young ( Black Robe ), Parker Posey (Café Society), Ken Jeong ( The Hangover ), Jacki Weaver (Silver Linings Playbook ) y Jackie Tohn ( Glow ).
Con esa batería de talentos bajo el mando del costarricense, la historia de Bruno (Young) –un hombre arraigado a la casa de playa que él y su esposa construyeron juntos– comenzó a tomar forma.
Por problemas legales, Bruno, obligado a desalojar la casa, jura que haría hasta lo imposible para recuperar el inmueble. Entonces se hará pasar por un empleado de la propiedad y entablará una relación con la nueva propietaria (Posey).
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Reflexivo e ilusionado, Jiménez asegura que tras el rodaje la historia no solo quedó como la imaginó, sino que mejoró.
A nivel general, ¿cómo califica la experiencia de filmar en el extranjero, en inglés y con actores de tanto recorrido internacional?
Fue una experiencia maravillosa, rodeado no solo de grandes profesionales, sino de grandes amigos que sacrificaron mucho por mi película. Para mí hacer cine no es solo el reto de contar una historia, sino también hacer del proceso una aventura digna de recordar, un rato agradable, no una pesadilla.
”Y en ese sentido este trabajo fue un gran desafío: demostrar que una película –se filme donde se filme– puede ser un gran acto de amor, libre de egos y donde el trabajo de todos es igual de valioso. Creo que salí victorioso (del rodaje de la cinta)”.
¿Hubo nervios, presión?
Claro que hubo nervios, siempre los hay. Pero quizá esa fue una de las más agradables sorpresas (aunque lo sospechaba). Hacer una película aquí o allá, con más o con menos presupuesto, supone básicamente la misma dinámica. Son los mismos problemas, los mismos retos, los mismos placeres... lo único que cambia un poco es la escala.
¿Qué tal el ambiente en el set?
En general, creo que fue un set muy armonioso. Por supuesto que hay días más tensos que otros y también hay momentos de fiesta absoluta. Pero a pesar del cansancio y los días largos y la eterna batalla contra el tiempo, creo que en general todos nos enamoramos de la historia y nos encantaba ir a trabajar para contarla.
¿Qué fue lo más complicado o difícil de este rodaje?
Lo mismo de siempre: el tiempo. Tratar de contar una historia compleja y tan ambiciosa en 25 días de rodaje implica una vorágine de trabajo a la que hay que tenerle mucho cuidado, porque por un lado hay que moverse sí o sí, sin perder un minuto, y por otro lado hay que cuidar la historia, la calidad, tratar cada plano con cariño y con mucha delicadeza... y ese balance es hermoso pero sencillamente agotador.
”Y si a eso le sumo la política que implica dirigir un proyecto así de grande, el cansancio de mi parte es también mental”.
¿Qué fue lo más placentero?
La catarsis de ver escenas materializarse frente a mis ojos luego de años de vivir en mi cabeza. Algunos días el resultado me conmovía hasta las lágrimas, y en otras ocasiones había que parar porque mi propia risa arruinaba las tomas.
”Son procesos que me hacen sentir intensamente vivo, y donde el rango completo de emociones –desde lo más triste hasta lo más dichoso –se vive de manera visceral en cuestión de horas, todos los días”.
¿Qué tal la relación con los actores principales y su proceso de dirección de actores?
Fue un gran aprendizaje y sobretodo un gran placer. Cada uno se apropió de su personaje y juntos encontramos cosas que para mí eran inimaginables tan solo semanas atrás.
”Son actores con técnicas muy propias y distintas entre sí. En ese sentido ser el director de esa orquesta, y lograr que trabajaran y volaran en armonía a favor de la historia – respetando cada proceso, incluyendo el mío–, ha sido el reto más grande y más satisfactorio de mi vida”.
¿Podría ser más específico en cuanto a su relación y aporte de los actores principales? Es decir, con nombres y apellidos.
Todos trajeron cosas muy distintas a la mesa de trabajo. Aden Young estaba en todas las escenas y entablamos una amistad muy entrañable, pues me identifico mucho con su personaje. Tiene, además, una precisión casi quirúrgica en su actuación que nunca había visto en alguien más.
”Parker Posey trajo una interpretación muy distinta del personaje a lo que yo tenía en mente, y fue un acierto enorme; le dio una dimensión y profundidad que elevó la película a otro nivel”.
¿Y Ken Jeong, Jacki Weaver y Beau Bridges?
Jeong es una de las personas más cómicas que haya conocido, y en particular me sorprendió lo generoso que fue en momentos donde había que abrir espacio al drama y la seriedad. Creo que era un papel mucho más complejo de lo que parece, y fue un placer verlo trabajar.
”En la segunda o tercera toma entraba en improvisaciones geniales hasta que el set completo perdía el control.
”Jacki Weaver robó mi corazón (y el de todo el equipo) por su dulzura y cordialidad, y bastaba echar la cámara a correr para quedar pasmados por su presencia y su peso en escena. Es una gran actriz y una gran persona. Lo mismo con Beau Bridges, quien a pesar de su larguísima trayectoria me apoyó en mis decisiones y me sentí muy acompañado por él y su conocimiento”.
¿A nivel general se siente satisfecho con el rodaje? ¿Siente que las secuencias captaron el alma del guion?
No solo capturaron el guión, sino que lo hicieron mucho mejor. Creo que el trabajo de mi equipo hizo de esta historia algo mucho más grande, más elocuente y más cierto de lo que yo jamás imaginé, por eso estoy tan agradecido.
¿Qué tal las locaciones?
Como ya se comentó filmamos en un pueblo llamado Sooke, en la provincia canadiense de Columbia Británica. Las locaciones tienen un gran significado para mí, pues ahí me tocó terminar el colegio, y ahí diría yo que me hice grande, me hice adulto en alguna medida. Regresar a ese bosque y ese mar, con un circo tan grande a cuestas en función de una idea tan íntima y tan mía, fue como un sueño”.
¿Qué sigue ahora en lo que respecta al desarrollo del proyecto? ¿Dónde se hará la posproducción y cuándo?
La posproducción comienza en noviembre, en Los Ángeles y posteriormente se trabajará en Vancouver, Canadá.
¿Cuándo estaría lista la cinta? ¿El estreno en Costa Rica?
Pues no tengo idea.
Nota: Según se informó de manera preliminar, la película se estrenaría mundialmente en el 2018. El costo de la realización de ‘Elsewhere’ y otros detalles importantes del nuevo filme no fueron revelados aún. Chris Cole, quien también trabajó con Jiménez en ‘Entonces nosotros’ es el productor del proyecto junto a J. Todd Harris, productor del largometraje ‘The Kids Are All Right’ (2010).