Después de cinco cortometrajes, el director Diego Velasco sorprende a tirios y troyanos con la importante calidad de su primer largometraje La hora cero (2010), película que ratifica algo que se comenta en revistas e Internet: el buen momento que pasa el cine venezolano, de lo que no somos testigos reales porque sus cintas no llegan al mercado costarricense.
La hora cero tiene poco que envidiarle al buen cine de acción hollywoodense, por su febrilidad, por su vehemencia narrativa y por sus bien logrados puntos de giros en la historia que le sirve de trama.
No solo eso, como le es propio al buen cine latinoamericano, todo el ímpetu narrativo se complementa con acertadas glosas críticas sobre asuntos sociales como la corrupción política, el oportunismo periodístico, el retrato crítico sobre las condiciones de vida de los más pobres (llevados a la delincuencia) y sobre la condición de la mujer en una sociedad de códigos masculinos y violentos.
Me parece novedosa, en cine, la burla al periodismo televisual que deviene diversión por sí solo: el periodismo como entretenimiento (
La furia de la acción (muy buen thriller), matizada con sorpresivos cambios narrativos, es diatriba ante cierta realidad social latinoamericana. Se muestra no solo con la descripción realista de los acontecimientos excitantes y violentos, sino también con fino humor, explorado desde la más punzante ironía. Mordacidad humorosa con tensión en el relato.
Las salidas cómicas del filme ciertamente hacen reír al espectador y, a la vez, abren signos interrogativos sobre la cuestión social. El guion es inteligente y se mantiene férreo, sin que se le suelten los hilos, a la vez que se mete por aquí y por allá: abre distintos espacios, pero se sostiene bien con su coherencia interna. La lógica del relato nunca se pierde,pase lo que pase.
Comicidad, criticidad, acción expectante, algún romanticismo, todo ello se afirma con el buen guion del propio realizador Velasco, con la coescritura de Carolina Paiz. Lo otro es la puesta en imágenes. Con ritmo acelerado en las secuencias de acción, a pura sala de montaje y planos cortos, y de manera más metódica durante los parlamentos, se obtiene la escenificación justa según lo narrado. Es ejemplo de relojería puntual.
No sé si me pongo demasiado exigente al señalar que es la fotografía la que le impide a este filme obtener la excelencia, es como si la imagen nunca lograra el colorido de la intensidad de los acontecimientos, mientras que la música sí logra registrar ese aire de thriller. Las actuaciones son excelentes, en general, pero no en total, con actores que me son desconocidos en sus carreras cinematográficas.
Basada en la cruda realidad de la ciudad de Caracas y en la huelga médica de 1996, La hora cero es la historia de un sicario que se ve obligado a secuestrar una clínica privada para salvar a la mujer que es el amor de su vida, quien está embarazada y ha recibido un balazo, solo que no todo es como se piensa al principio. Una historia de violencia y venganza, de amor y acción. Queda aquí la recomendación para ver esta película.