El proyecto de la Cinemateca Nacional cuesta más ₡5.000 millones y en este momento no hay presupuesto para concluir la obra.
La situación es crítica. Luego de 7 años, el sueño de convertir el antiguo cine Variedades en la Cinemateca se ve detenido por un faltante multimillonario de $4.000 millones, lo que ha despertado fuertes críticas por parte del sector audiovisual.
“Mala planificación” de las obras, “ausencia de dirección” y “mal uso de finanzas públicas”, son parte de las acusaciones lanzadas por la Asociación de Productores Independientes de Cine de Costa Rica (APICC) hacia el Ministerio de Cultura.
En una conversación con La Nación Silvye Durán, cabeza de ese ministerio, justificó el atraso de las obras y rechazó los señalamientos del sector.
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Doña Sylvie, hace 7 años se compró el Cine Variedades para hacer la Cinemateca y todavía no hay un edificio construido ¿qué ha pasado con este proyecto y porqué se habla ahora de que no hay presupuesto para construirlo?
Hay que decir que el proyecto inició con toda la ilusión. Pero cuando se compró el edificio no se evaluó su condición. Entonces no se tenía una perspectiva de lo que implicaba construir o adaptar ese espacio para la Cinemateca.
“Es en el proceso de diseño es donde van apareciendo todas las complejidades. Hasta que se hicieron los estudios para viabilizar la construcción, se comenzaron a notar problemas como la necesaria estabilización de suelos y el soporte estructural de la fachada, entre otros. Eso lleva unos costos que no estaban contemplados al principio, porque hasta que no estuviera el diseño y los análisis requeridos, era imposible saberlo”.
¿Cómo se encontraba el edificio cuando fue evaluado por primera vez?
Nos encontramos que el edificio tenía una condición de deterioro importante. Eso fue lo que confirmaron los estudios.
¿En qué año se enteraron de esas condiciones y de los desafíos constructivos que usted menciona?
El edificio se compra en el 2013 (en la administración Chinchilla Miranda) pues se da una oportunidad, considerando que era un edificio emblemático y que parecía hecho a la medida para poner ahí la Cinemateca. Pero repito, no hubo una valoración. Hasta el 2015 es cuando comenzamos a ver la situación real del edificio. Comenzamos a ver la realidad.
“Hay que decir que uno no puede tomar decisiones sin tener los análisis respectivos. No más entrando nuestra administración eso se empezó a hacer. No más entrando se hizo la primera evaluación de patrimonio, los estudios para analizar la vulnerabilidad sísmica y, a partir de esas consultorías, comenzamos a evaluar como se podía intervenir el Variedades.
Luego el proyecto avanzó pero, en algún momento, se le tiene que pedir a la empresa encargada de la construcción cual va a ser la estrategia constructiva para garantizar estructuralmente la fachada, hacer el movimiento de suelos -considerando los enormes edificios que hay a la par, y así-. Todos esos elementos de ingeniería y condiciones estructurales, fueron complicando las cosas y subieron los costos”.
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Pero desde el 2015 han pasado 5 años y no hay Cinemateca.
Yo entiendo la preocupación, todos queremos que haya Cinemateca. Pero tengo que decir que nuestra administración ha llevado a cabo un proceso diligente de trabajo. Hoy día tenemos un proyecto robusto y muy adelantado.
“Yo creo que no existe un atraso, porque si hubiera sido solo de entrar y hacer una restauración del edificio, pues seguramente en dos años el proyecto estaba listo, pero eso no es lo que nos encontramos. Nos encontramos con la realidad estructural del edificio, tal cual está hoy, y los requerimientos que tiene para que sea seguro para la gente y cumpla con los requerimientos que una Cinemateca tiene.
Pero en el 2017 se presentó a la prensa el diseño de la Cinemateca y el exdirector del Centro de Cine, Fernando Rodríguez, dijo que la primera piedra del proyecto se pondría en el 2018. Uno supondría que ya todo estaba listo.
Es que los proyectos no operan así. Primero hay una propuesta de diseño, una más conceptual de atención a los requerimientos. A partir de eso hay que hacer la bajada a planos, el análisis estructural y demás. No solo es pensar qué es lo que queremos hacer, sino como se ejecuta. Hay que considerar que son edificios que tocarlos y tocar el entorno, es complicado, por la edad que tienen.
“En el 2017 nosotros tomamos la iniciativa de compartir ese diseño y recibimos también una devolución sobre lo que se consideraba apropiado o no, y por eso se tuvo que hacer un ajuste del diseño a la huella original. Eso es parte de lo dictaminó el dictamen de Patrimonio, cuando se le analizó por primera vez. Por eso ahora hay un proyecto que se ajusta a la fase original del cine Variedades, a esa fase que más recuerdan estas generaciones, pues el Variedades fue intervenido en muchas ocasiones en el tiempo.
En este momento faltan más de ₡4.000 millones para hacer la Cinemateca. ¿Cómo conseguir ese dinero y cómo darle esperanza al sector de que al fin se va a poder construir?
El razonamiento con que tradicionalmente se han iniciado los procesos constructivos es: -aquí hay esta plata, hagan el proyecto con eso-. No debería ser así. Cada vez tenemos aspiraciones de equipamiento más especializado y estructuras más especializadas, que cuestan lo que cuestan.
“Entonces, a lo que tenemos que comprender, es que construir infraestructura cultural es como construir arquitectura educativa, vial, u otras. No necesariamente se pueden resolver a punta del presupuesto nacional, máxime que el presupuesto del Ministerio es muy ajustado”.
Entonces, ¿de dónde se tomaría el dinero?
Hay que pensar en otras estrategias. En estos momentos, por la pandemia, nos vemos ante una coyuntura mucho más desafiante. Yo creo que debemos mostrar que ahora tenemos un proyecto claro, robusto, que parte de la realidad el edificio patrimonial y toma en cuenta los requerimientos. Hubiera sido imposible intervenirlo sin todo esto. ¿Cómo hacemos? No se puede, hay que saber hacia donde apuntar.
Pero insisto en lo del dinero. ¿Se refiere usted a recurrir a recursos privados?
Estamos explorando dos o tres opciones, pero preferiría avanzar un poco más en ellas antes de abrir expectativas.
“Por ahora hay que promover que la inversión en equipamiento y de infraestructura de calidad, es como es. Queremos una Cinemateca y eso supone un tratamiento estructural especializado. Hay que trabajar en esa dirección, madurando nuestra propia concepción. Es algo en que todavía nos tenemos que educar, tanto el sector como nuestras contrapartes políticas”.
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A la administración de Carlos Alvarado le quedan solo dos años. ¿Usted cree que sea posible terminar la Cinemateca en este tiempo?
Yo esperaría que, ante un proyecto tan importante como este, tengamos la capacidad de sostenerlo como un instrumento de política de Estado.
“Uno no puede entrar y borrar con el codo todo lo que se ha hecho. Si uno tiene conciencia de los esfuerzos y la complejidad que tiene un proyecto de esta envergadura, yo creo que nadie lo deja botar. Lo apuntala hasta que lo realice”.
Para ser más claros, eso quiere decir que la posibilidad de que no esté listo en esta administración es latente.
Podría ser, pero quedaría programado de una manera mucha más realista, para que el próximo ministro no tenga que lidiar con el proyecto entero, sino que ya tenga lo que es. Así puede enfocarse en las rutas de financiamiento, que es lo que toca.
Es claro que la situación de la pandemia entorpece aún más el proyecto.
Así es, por la coyuntura de la pandemia y la situación de la economía del país, es un poco difícil que el proyecto salga del presupuesto nacional. Repito, hay un par de opciones que son las que vamos a explorar ahora.
Con respecto a la Cinemateca, la Asociación de Productores Independientes de Cine de Costa Rica (APICC), acusa al Ministerio de Cultura de “mala planificación” de las obras, “ausencia de dirección” y “mal uso de finanzas públicas”. ¿Qué les responde usted?
Yo apostaría para que todos nos alfabeticemos bien con respecto a lo que supone el proyecto. Yo tengo certeza de que, con un poquito más de claridad e información compartida, vamos a encontrar los caminos para hacer esto realidad. Así que, sigamos conversando.
La Cinemateca ha sido como un lastre que usted ha cargado toda su administración. ¿Cuánto le frustra o le duele que el proyecto no haya avanzado con la rapidez esperada?
No lo veo como un lastre. Es parte del trabajo y de lo que le corresponde a uno.
Pero supongo que es difícil no ver resultados concretos.
Ah sí. En el 2017 teníamos toda la ilusión de que la construcción sucedería, justo cuando Fernando Rodríguez dijo que la primera piedra se pondría en el 2018.
“Pero bueno, cuando comenzamos a vislumbrar las dificultades técnicas- relacionadas con darle mayor estabilidad a la fachada y a los suelos, pues diay, son variables que aparecen y uno no las puede ignorar. Hay que ser responsables con ellas o, por lo contrario, hacer una obra con un montón de riesgos inadmisibles”.
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