Carrie Fisher, conocida por su papel como la Princesa Leia en la saga fílmica de Star Wars, falleció este 27 de diciembre tras sufrir un paro cardíaco en un avión.
La actriz estadounidense, de 60 años, viajaba de Londres a Los Ángeles el pasado 23 de diciembre cuando tuvo el episodio e inmediatamente fue atendida por el personal en el vuelo.
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Al aterrizar, recibió maniobras de resucitación por personal médico y fue trasladada al centro médico de la Universidad de California en Los Ángeles.
Los Angeles Times informó que al llegar al centro médico, Fisher ya se encontraba en estado crítico. Aunque durante la tarde AP reportó que estaba estable, Variety confirmó con su hermano, Todd Fisher, que la situación seguía siendo crítica.
Su muerte es lamentada por los fanáticos de una de las sagas fantásticas más populares del cine y por sus compañeros de elenco, quienes siguieron vinculados de una u otra forma al mito creado por el director George Lucas en 1977.
Hija de del cantante Eddie Fisher y la actriz Debbie Reynolds, Carrie Fisher creció rodeada de la fama y fortuna de Hollywood. A los dos años, su padre abandonó la familia para tener una relación con Elizabeth Taylor, quien era amiga cercana de su mamá.
A los 15 años se dio a conocer con un rol pequeño en la película Shampoo (1975) y luego saltó a la fama con Star Wars: Una nueva esperanza (1977), primera entrega de la saga que la consolidó como un ícono cultural.
Su personaje, una princesa rebelde y empoderada, fue pieza central en las siguientes películas, El Imperio contraataca (1980) y El regreso del jedi (1983). Leia Organa, princesa en exilio de un planeta pacífico, lidera una rebelión contra un autoritario y asesino Imperio Galáctico, encabezado por la icónica figura de Darth Vader. En compañía de Luke Skywalker (Mark Hamill) y Han Solo (Harrison Ford), combate contra el Imperio y procura restaurar la paz en la galaxia.
Desvíos. El éxito taquillero de la trilogía de Star Wars la convirtió en una de las figuras más reconocibles de la cultura pop, pero su vida privada resultó tormentosa. Aún así, apareció en filmes como Hannah y sus hermanas (1986), de Woody Allen, y otros roles pequeños en grandes producciones.
A inicios de los años 80 se le diagnosticó como "maniaca depresiva", lo que posteriormente sería llamado "desorden bipolar". Fueron años de fuerte adicción a las drogas y el alcohol por parte de Fisher, un periodo turbulento del que luego escribiría. En 1987, publicó Postcards From the Edge (1987), una novela que narraba, en clave de ficción, las turbulencias de su vida como actriz, atrapada entre la adicción y la presión del trabajo. Fue llevada al cine con gran éxito, protagonizada por Meryl Streep y Shirley MacLaine, en 1990.
Fisher escribió ocho libros en total, muchos de los cuales fueron exitosos en Estados Unidos. En el más reciente, The Princess Diarist, relató sus experiencias mientras grababa las tres películas de Star Wars en las que participó entre los años 70 y 80.
Su última aparición en el cine fue en el 2015, para el reboot de la saga El despertar de La Fuerza. Tal retorno como la hermana de Luke Skywalker fue celebrado por millones de fans; las estrellas originales se habían apartado de la segunda trilogía, lanzada entre 1999 y el 2005.
Carrie Fisher era madre de Billie Catherine Lourd, actriz que aparece en la serie televisiva Scream Queens.
El 13 de agosto de este año Kenny Baker, quien dio vida al androide R2-D2 en Star Wars en las últimas cuatro décadas, falleció tras lidiar contra una larga enfermedad pulmonar.
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