Parásitos no sale fácil de la cabeza y, aunque casi han pasado 15 días del aplastante gane que tuvo el filme coreano en los premios Óscar (cuatro galardones, incluyendo el hito de mejor película por primera vez para una cinta de habla no inglesa), la entretenida y, a su vez, dolorosa historia sobre clases sociales ha provocado una “goma” cinéfila difícil de saciar. Netflix puede aliviar esa carga que provoca la resaca.
Bong Joon-ho es uno de los directores con mayor músculo en el cine coreano. Otros cineastas han salido de sus fronteras, como Park-Chan Wook, Hong Sang-soo y Lee Chang-dong, quienes también han sacudido diferentes festivales y premiaciones, pero Joon-ho ha tenido un mayor respaldo con presupuestos mayores y redes de distribución.
Justo su renombre hizo que Netflix colocara dos de sus títulos más populares sin mayor temor, pues bien es sabido que este cineasta presenta historias digeribles bien demarcadas por los famosos guiones de tres actos a los que estamos bien acostumbrados en Occidente (lo cual no resta su talento ni mucho menos).
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El primero de estos filmes es El huésped (The Host en inglés), una película que en el papel pareciera muy distinta de Parásitos, pero en realidad mantiene la esencia que ha esculpido el director desde su debut en 1999.
Inspirado en un artículo periodístico sobre un pez deformado atrapado en el río Han, Jong-ho escribió la historia sobre un monstruo mutante que secuestra a la hija de un hombre, quien hará todo por salvarla.
Por más fantasioso que suene, es muy sencillo entrar en el juego de la historia que, al igual que Parásitos, tiene momentos de comedia que se combinan con un angustioso drama.
El huésped es un filme que rápidamente se torna interesante pues sería sencillo imaginar cómo se desarrollaría esta película en manos de un estudio hollywoodense.
En vez de ser una épica de salvación, el cineasta coreano arrebata las expectativas del público en cada pasaje y pone a sus personajes en constantes aprietos, en una historia que denuncia los intereses creados por las autoridades y el abandono a quienes tienen menos.
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Al momento de su estreno, Bong Joon-ho venía de hacer Memories of Murder (crónica de un asesino en serie), largometraje que había fascinado y desde ese entonces se pronosticaba que el coreano haría grandes cosas (este filme es altamente recomendable y puede verse como el Zodiaco de Fincher hecho en Corea).
Así se creó una gran expectativa por El huésped y en julio del 2006, el filme rompió el récord de boletos vendidos en Corea: 13 millones. Así se convirtió en la cinta más taquillera de la historia de ese país.
La otra película disponible en Netflix de este director es Okja, largometraje que compitió por la Palma de Oro en el 2017, y que generó polémica pues fue enviada directamente a la plataforma después de su participación en Cannes.
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Esta es la historia de una niña que vive en una lejana montaña y sufre el secuestro de su querida cerdita. La niña va hasta el otro lado del mundo para recuperarla de las manos de una multinacional que planea sacrificarla.
Okja es un título curioso porque Bong Joon-ho comienza a dirigir a actores de occidente, como Tilda Swinton, Jake Gyllenhall, Paul Dano y Lily Collins. Aún así, su denuncia social (en este caso contra el maltrato animal) y su tono (Okja es posiblemente su cinta más parecida a Parásitos en este apartado) se mantienen.
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Tanto Okja como El huésped son dos grandes posibilidades de seguir excavando el cine coreano si alguien se encuentra en sus primeros visionados, o bien, funciona como caso de estudio de un autor que desde mucho antes de la fiebre de Parásitos mostraba cualidades excepcionales.