¿Qué pasaría si el mundo fuera igual de pequeño que un cuarto de tres metros cuadrados? Cuatro paredes, un inodoro, una cuchara, una cama, un armario y no más. Afuera, nada. Lo único que existe es ese cuarto.
118 minutos de tensión, desesperación y frustración cuentan la historia de Jack, un soñador e inocente niño de cinco años y cabellos largos que la única realidad que conoce es la que encierra el reducido espacio de su habitación, y la de su madre, Joy (o Ma, como la llama su hijo), una joven de 24 años que dedica sus días a mantener a Jack feliz y a salvo.
Ha recaudado casi $10 millones a nivel mundial y acumula cuatro nominaciones a los Óscar, en las categorías de mejor película, mejor director, mejor actriz y mejor guión adaptado. Estos galardones serán entregados el 28 de febrero.
Una de las favoritas para ganar la estatuilla de la Academia, Brie Larson, actriz que protagoniza el drama de una mujer que enfrenta la crianza de su hijo en cautiverio, obtuvo el reconocimiento de mejor actriz en los Globo de Oro y también en la premiación del Sindicato de Actores de Estados Unidos.
Intriga. Con esta cinta, entre menos se sepa antes de verla, mejor. Revelar su trama sería una grosería innecesaria. Y en efecto, no es necesario.
Jack se encarga de mostrarnos con sus ojos el recorrido de descubrimiento que lo hará discernir entre lo que es real y lo que no.
Al cumplir cinco años, su madre le cuenta una verdad que desatará preguntas que nunca se había planteado y las que, preparado o no, se deberá contestar.
¿Si no hay nada más que La habitación , a dónde vive el ratón al que le da de comer? ¿De dónde viene el monstruo que los visita noche tras noche y les lleva comida? ¿Por qué hay una hoja en el tragaluz del techo? ¿Serán los árboles reales? ¿Habrá algo más afuera de esas cuatro paredes?
Impecable actuación. La magistral actuación de Brie Larson y Jacob Tremblay (Jack) sostienen con naturalidad una cinta que pudo ser desastrosa sin tal nivel de interpretación.
Larson reveló en una entrevista de radio para CBC que este intenso papel la quebró en dos y después del rodaje necesitó ir a terapia para volver a la realidad. “Hay ciertas cosas en la película que son muy oscuras; me sentía desesperanzada y enojada”, comentó. “Una vez que se ven algunas caras de la humanidad es difícil dejar de verlas. Necesité ayuda para ser capaz de digerirlas y volver a tener sentido del humor”.
Reflejo. La habitación habla de encierro pero, sobre todo, de libertad. Una cinta menos ambiciosa hubiera terminado a la mitad de esta trama, cuando el niño se enfrenta a un mundo desconocido y comprueba que su “realidad” está basada en una serie de mentiras que ocultaban una verdad más cruel.
Esta película no se queda ahí. Ese es apenas el comienzo y penetra hasta lo más profundo de las consecuencias de una vida en aislamiento y, más que otra cosa, el filme pone en perspectiva nuestra propia libertad.
Quizás, la intención del director Lenny Abrahamson y la guionista Emma Donoghue iba más allá de contar la vida tras el encierro. Tal vez buscaban que nosotros, su público, acompañáramos a Jack en el descubrimiento de lo desconocido.
¿Es nuestra realidad la única? ¿Qué hay más allá de las últimas estrellas que podemos ver y del universo que conocemos? ¿Será este mundo nuestra habitación ?