
Lo fácil es describir a It (Eso) como una obra de terror, y razones de sobra hay para así creerlo. Sin embargo, si vemos un poco más profundo descubrimos que, por encima de todo, esta historia de siete chicos y la criatura diabólica que los atormenta es una celebración a la amistad.
“Creo que aún cuando nos olvidemos uno del otro, nos recordaremos en nuestros sueños”, dice uno de los personajes juveniles en la novela It de Stephen King, obra que inspira a su vez la saga cinematográfica homónima, cuya segunda parte llega finalmente esta semana a los cines costarricenses, tratándose, por mucho, de uno de los estrenos más esperados de un año de por sí especialmente generoso en la pantalla grande.
Son siete los amigos: Bill, Ben, Beverly, Richie, Stanley, Mike y Eddie. Todos arrastran pese a su corta edad una pesada carga de abuso emocional; son unos perdedores. Ellos son los que contra cualquier pronóstico lográn derrotar a la entidad que vive en las alcantarillas de Derry, un adormecido pueblo estadounidense. Son ellos siete quienes, haciendo causa común, enfrentan a It y provocan en él por primera vez la emoción de la que se alimenta: el miedo.
It: Capítulo 2 nos lleva de vuelta a Derry, otra vez de la mano del Club de los Perdedores. Sin embargo, 27 años han pasado y los niños que vencieron al terror ya no están; en su lugar hay ahora adultos dañados por sus inseguridades, relaciones sentimentales fallidas y el olvido de lo que alguna vez fueron. Recuperar su memoria colectiva se torna un tema de vida o muerte.
Viendo el payaso...
En el 2017, Hollywood encontró oro en el más obvio de los lugares: la obra literaria de Stephen King. No se trató de una nueva novela del maestro del terror, sino de la adaptación de un libro si se quiere viejo, de 1986, y que vale agregar ya había sido llevado a la televisión en 1990 con una miniserie de aceptable calidad.
Aún así, la mano del director argentino Andy Muschietti nos presentó ante una película de It que no sabíamos que necesitábamos pero que hoy se nos hace indispensable. En aquel año, la versión cinematográfica del libro de King se convirtió en el filme de terror más taquillero de todos los tiempos, entre otras marcas. El inesperado éxito catapultó de nuevo a King entre los autores predilectos de los estudios de Hollywood, y desde entonces han sido varias las películas que se han estrenado basadas en su extenso catálogo literario, además de otras más que hacen fila para debutar en los años venideros, tanto en cine como en plataformas de streaming.

El público no familiarizado con It se llevó una sorpresa al final del primer filme, cuando se reveló que un segundo capítulo vendría más adelante. Por su parte, los fanáticos de King sonrieron complacidos, pues sabían que la historia es tremendamente extensa en el papel y que hubiese sido criminal tratar de adaptarla en una única cinta. Además, la novela está muy bien estructurada en dos componentes, el primero que transita por la infancia de los protagonistas y el segundo, que va de su vida adulta. Y ahí es donde ahora nos dirigimos.
It: Capítulo 2 llega de nuevo dirigida por Muschietti. En su trama han pasado 27 años desde los eventos del primer filme y el ente conocido como Eso despierta para un nuevo ciclo alimenticio, a partir del terror de los niños y adolescentes a los que acecha y asesina en Derry y, como es usual, tomando la forma del sádico payaso Pennywise (una de sus tantas maneras de presentarse). Sin embargo, esta ocasión es diferente, pues por primera vez en sus miles de años de vida en la Tierra, It también es impulsado por la venganza contra aquel grupo de insolentes chiquillos que casi acaba con él en 1989.
Los niños dieron paso a los adultos. Ellos son:
Bill Denbrough (James McAvoy): El líder del Club de los Perdedores enfrentó de chico a Pennywise, luego de que el payaso asesinara a su hermanito Georgie. Bill es ahora un reconocido escritor de misterio y está casado con Audra. Jaeden Martell repite como el joven Bill en las escenas de recuerdo.
Beverly Marsh (Jessica Chastain): la única mujer del club escapó a los abusos de su padre y se convirtió en una exitosa diseñadora de modas, aunque con un doloroso historial de relaciones fallidas con sujetos abusivos, incluyendo a su violento esposo, Tom. Sophia Lillis regresa como Beverly en su adolescencia.
Ben Hascom (Jay Ryan): El otrora obeso niño víctima de bullying es hoy un atlético arquitecto. Jeremy Ray Taylor vuelve como Ben en su infancia.
Richie Tozer (Bill Hader): Boquiflojo y amante de las malas palabras, Bill creció para ser un reconocido DJ. Finn Wolfhard también vuelve para la versión juvenil del personaje.
Mike Hanlon (Isaiah Mustafa): El único de los miembros del club que no abandonó Derry, donde es el bibliotecario. Es él quien busca a sus amigos, 27 años después, tras el inicio de una nueva ola de asesinatos en el pueblo (Chosen Jacobs retorna también).
Eddie Kaspbrak (James Ransone): Hipocondriaco por culpa de su madre sobreprotectora, Eddie creció y fundó un exitoso servicio de transportes. (Jack Dylan Grazer vuelve como el joven Eddie).
Stanley Uris (Andy Bean): Stan fue uno de los niños más traumatizados por el enfrentamiento con Pennywise. De adulto es socio de una firma de contabilidad (Wyatt Oleff es el Stan adolescente).
Y, desde luego, cómo dejar de lado a el mismísimo Pennywise, encarnado a la perfección por el actor sueco Bill Skarsgård. En el nuevo filme los orígenes cósmicos de la perversa critatura se abordarán con más detalle, así como otros rasgos propios de la obra de King. Además, entre los fanáticos hay altas expectativas de que se incluya en la trama a Maturin, una mística tortuga que es fundamental en los acontecimientos de la novela y que vendría a ser el balance dentro del universo a la maldad de It. Dedos cruzados.
Ya hemos dicho que las dimensiones de It, la novela son faraónicas (no es cuento: la edición en español “de bolsillo” de la editorial Plaza & Janés es de 1503 páginas). Por eso, a nadie debería extrañarle que el Capítulo 2 de la saga cinematográfica sea también de patada larga: casi dos horas y media.
En cuanto al autor, King se ha mostrado especialmente complacido con el producto final. El escritor es uno de los nombres más adaptados a la gran pantalla y uno creería que este tipo de emociones no significan tanto, pero es evidente que sigue tan entusiasmado como cuando sus primeras obras llegaron a los cines, a principios de los años 80.
Sometimes childhood promises must be honored. When the bill comes due, it must be paid. For some, in blood. https://t.co/kTQDu6ad0J
— Stephen King (@StephenKing) August 31, 2019
Sin necesidad de revelar spoilers, es claro que este filme verá el final de la historia, pues la novela de King no va más allá del enfrentamiento entre los Perdedores adultos y Pennywise. Sin embargo, Muschietti arrojó en una entrevista una idea que nadie había contemplado: que la saga siga no hacia adelante, sino para atrás.
Sabido es que It es una criatura muy antigua y que sus encuentros con la humanidad han sucedido con 27 años de distancia en incontables ocasiones. Su maldad es parte de la trágica y documentada historia de Derry, por lo que explorar el pasado de Pennywise, más allá de las novelas de King es una tentadora posibilidad para Warner Bros., a sabiendas de que tienen entre manos una franquicia que puede crecer más allá de las dos películas previstas inicialmente.
Esta semana, los amigos volverán a cumplir el pacto de sangre que juraron casi tres décadas atrás, cuando con un vidrio filoso cortaron las palmas de sus manos y acordaron que si It regresaba, ellos también lo harían. De los resultados de esa promesa depende no solo el desenlace de esta historia, sino hacia dónde se moverá la versión cinematográfica de Pennywise.

Si se nos permite la licencia, terminemos este artículo parafraseando a King, justo con las línas finales de It. Ustedes sabrán interpretarlo (o no):
(...) es bonito pensar por un rato, en el límpido silencio de la mañana: pensar que la infancia tiene sus propios secretos dulces y que confirma la mortalidad y que la mortalidad define todo el valor y el amor. Pensar que lo que has mirado adelante también tienes que mirarlo atrás y que cada vida hace su propia limitación de la inmortalidad: una rueda.
Al menos, eso es lo que Bill Denbrough piensa a veces, en esas horas tempranas de la mañana, después de soñar, cuando casi recuerda su infancia y a los amigos con quienes la compartió.
