Las luces de la sala de cine se encienden pero la gente no reacciona. El silencio es absoluto mientras corren los primeros créditos de Avengers: Infinity War. Cierto que todos esperamos la tradicional escena poscréditos de cualquier filme de Marvel, pero es la conmoción la que nos tiene anclados a nuestras butacas. En ese primer minuto posterior a ver el filme, nadie sabe cómo asimilar aquel alud de emociones.
A dos semanas del estreno, la claridad ya es posible. Avengers: Infinity War (AIW) no es la mejor película de las 19 que hemos visto del Universo Cinematográfico Marvel (MCU); no aspira a eso. Su marca está en sus proporciones faraónicas, en su morboso exceso de todo, en su explícita intención de sacudir e incomodar a una audiencia que ya estaba demasiado acostumbrada a los finales felices que caracterizan a todos los anteriores filmes del estudio.
ALERTA DE SPOILERS: En adelante encontrará abundantes detalles de la trama de AIW. Si por alguna desafortunada (o inexplicable) razón, aún no ha visto la película, entonces mejor abandone la lectura. Aún así, es probable que a estas alturas ya sus seres más queridos le spoilearan algo de la trama y es importante aclarar que la culpa no es de ellos, sino suya.
Con las advertencias en su lugar, sigamos con algunas impresiones que en lo personal me siento obligado a compartir. No se trata de una crítica cinematográfica (para eso tenemos ya la excelente evaluación hecha por William Venegas) sino el sentir de un fanático enfrentado a uno de los eventos de cultura pop más importantes de su vida. Así de simple.
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Las trampas de los tráilers
Sé que no fui el único que reprodujo una y otra vez los videos de avances oficiales que Marvel liberó en los meses previos al estreno de AIW, tratando de ver más allá de lo evidente, desentrañando cualquier guiño o señal que arrojara luz sobre la secretísima historia.
Ahora ya sabemos que muchas de esas escenas se prepararon exclusivamente para los tráilers, como la imagen icónica de la mayoría de los Avengers corriendo hacia la cámara en la selva de Wakanda (Hulk incluido, aunque el gigante verde desaparece en casi todo el filme), o el primer encuentro entre Thor y los Guardianes de la Galaxia, a quienes vemos en una toma grupal que difiere significativamente de la incluida en el filme. También mediante edición se sugirieron en los avances intercambios que no se dan en la película (como Tony y Gamora hablando sobre Thanos, cuando en realidad sus caminos nunca se cruzan).
Bien jugado, Marvel.
Un villano entrañable
Es cuento viejo eso de que los antagonistas han sido el punto flaco de la mayoría de las películas de Marvel. Con la contada excepción del maravilloso Loki de Tom Hiddleston, durante sus primeras fases el MCU abundó en villanos desechables, que apenas daban para el gasto de una película.
Afortunadamente, pareciera que los tiempos de insufribles como Malekith y Ronan han quedado atrás, y los enemigos han mejorado notablemente, incluso compitiendo en carisma con los héroes de turno. Tales han sido los casos recientes de Vulture (Michael Keaton); Hela (Cate Blanchett), y Killmonger (Michael B. Jordan), todos encarnados por intérpretes laureados, cuyo talento (y credibilidad) no se desperdicia.
En esa misma línea se presenta a Thanos, el gran lobo feroz cuya llegada se viene insinuando desde el 2012. Interpretado con convicción por Josh Brolin, Thanos es una amenaza para todo el universo y para los héroes a los que les hemos invertido tanto cariño por una década, lo cual no le impide ser el personaje principal en un filme con sobredosis de protagonistas.
El titán provoca sentimientos encontrados, pues odiarlo no es fácil. Su cruzada por eliminar a la mitad de los habitantes del universo tiene un sustento real e innegable: cada vez somos más y los recursos naturales son menos. Thanos es un genocida, sí, pero al mismo tiempo un intento de salvador, pues está dispuesto a matar con tal de garantizar la sostenibilidad de la vida. Su paradoja no es descabellada.
Uno bien podría concentrarse en la faceta homicida de Thanos, quien no tuvo asco para matar a adversarios que lo desafiaron, como Heimdall o Loki, así como a aquellos seres que se interponen en sus objetivos (el pobre Visión). Sin embargo, cuando se apersonó en Wakanda, y ya era dueño de casi todas las gemas del Infinito, venció sin mucho esfuerzo a los Avengers sin necesidad de matarlos en combate (de todos los presentes solo Wanda y el Capitán le dieron complicaciones, aunque mínimas). Igual podemos recordarlo como el peleador formidable, que en los primeros 10 minutos de la película había reducido con sus puños y sin sudarse a Hulk y Thor, los dos héroes más poderosos.
Después de más de seis años de anticipo, la llegada de Thanos al universo fílmico de Marvel no decepcionó. El suyo es un personaje complejo, llenos de capas emocionales y que actúa impulsado por convicciones, no por intereses. A diferencia de los villanos tradicionales que buscan el poder para ejercerlo sobre otros, Thanos solo aspira a completar su misión para luego retirarse a descansar, con la satisfacción de que hizo lo que creía correcto. Además, su complicada relación con sus hijas adoptivas, Gamora y Nébula, lo humaniza: no es el primer padre que prefiere a un retoño por encima del otro, y esas tensiones familiares han jugado un rol preponderante en la narrativa de Marvel desde el debut de los Guardianes de la Galaxia.
Y con ustedes, la muerte...
A diferencia de los cómics que los inspiran, los filmes de Marvel se habían mostrado hasta ahora esquivos con la muerte. Los fallecimientos por lo general han estado reservados para villanos (los desechables) y personajes secundarios cercanos al héroe de turno, precisamente porque su partida termina por impulsar al protagonista en la dirección correcta.
Si nos sentamos a sacar cuentas, la sentida muerte de Yondu en Guardianes de la Galaxia Vol. 2 era la más cercana a la de un personaje principal. Por debajo suyo otros decesos que tuvieron algún impacto en la audiencia son los de Erik Kilmonger en Pantera Negra (el único antagonista al que hemos llorado, y con la mejor escena de muerte), Yinsen en la primera Iron Man, y Frigga y Odin, padres de Thor. Dejamos por fuera del conteo a los muertos que luego volvieron a la vida, como el agente Phil Coulson, Loki y Bucky Barnes, así como aquellos a los que la muerte los arropó sin que nadie los echara de menos (¿o es que acaso seguimos esperando ver a Thor llorar por Los Tres Amigos que le mató Hela? ¿Y quién era Quicksilver?).
Aquí vale hacer una pausa para resaltar que sin duda la muerte más importante ocurrida en los filmes previos fue la de Groot, en Guardianes de la Galaxia Vol. 1. Recientemente el director del filme, James Gunn, aclaró, para conmoción de la fanaticada, que Baby Groot es en realidad el hijo del Groot adulto que se sacrificó para salvar a sus amigos. Sí, asimilen eso.
Llegamos a Infinity War y la muerte finalmente tiene un lugar preponderante. Se daba por presupuestado que varios de los personajes favoritos de la franquicia perderían la vida en la nueva película, especialmente si tomamos en cuenta que los contratos de las estrellas de los primeros filmes están prontos a concluir. Aún así, hay que admitir que varias de las partidas que se dan en la cinta no las vimos venir.
Si bien al cierre de Infinity War la mayoría de los protagonistas se tornan en polvo al concretarse el deseo de Thanos de borrar a la mitad de la población universal, previo al desenlace tuvimos las muertes reales de Heimdall, Loki, Gamora y Visión. Veámos caso por caso sus posibilidades de volver:
Heimdall: Ninguna. Su personaje murió de modo heróico, ejecutado por Thanos como castigo por poner a salvo a Hulk. Con un Idris Elba cada vez más ocupado en Hollywood era poco viable que el mejor amigo de Thor siguiera con nosotros.
Loki: Improbable. Si bien el dios de la mentira engañó ya antes a la muerte, todos aún tenemos grabado el sonido de su cuello al quebrarse entre el puño de Thanos (eso sí, no sería raro que su personaje reaparezca en visiones o algo por el estilo). La inesperada salida de un personaje tan popular como Loki, apenas en los primeros minutos de la extensa película, fue un golpe al estómago que nos sacó el aire cuando no acabábamos de comernos las primeras palomitas y nos obligó rápido a asimilar el tono sombrío y fatalista que los hermanos Russo le imprimieron a AIW.
Visión: Discutible. El ver a Thanos arrancarle la gema de la frente fue lo más macabro de la película (poniéndose en los zapatos de las señoras de la Comisión de Control y Calificación de Espectáculos Públicos). En lo particular, siempre sentí a Visión como el personaje más forzado dentro de los Avengers y de menor peso en la historia. Aún así, no debería extrañar que el androide reaparezca, de alguna manera, gracias a los buenos oficios de Shuri.
Gamora: Casi seguro. El sacrificio de Thanos de su hija predilecta nos tomó a todos por sorpresa y fue por mucho el climax emocional de la maratónica película. Aún así, es previsible que volveremos a verla, tanto así que Thanos tiene una visión con la niña Gamora justo después de completar su cruzada genocida. Eso y que se sabe que habrá un Guardianes de la Galaxia Vol. 3 y es impensable que esa cinta se haga sin su principal personaje femenino.
En cuanto a la desaparición masiva con la que cierra el filme, de aleatoria tuvo poco, pues hasta el espectador más casual pudo notar que los caídos fueron los personajes de filmes más recientes, y que por el contrario entre los sobrevivientes están todos los Avengers de las películas iniciales –cuyos actores solo tienen una cinta pendiente con Marvel– y algunos refuerzos frescos, como Nébula, Rocket, M’Baku y Okoye. Y en vista de que ya el estudio confirmó que habrá continuaciones para Pantera Negra, Spider-Man, Dr. Strange, y Guardianes, no tiene sentido derramar (por ahora) lágrimas por T’Challa, Falcon o Peter Quill. Eso sí, solo alguien con sangre de chancho pudo mantener la compostura ante las despedidas de Peter Parker y Tony Stark ("Señor Stark, no quiero irme...") o de Groot y Rocket (de nuevo James Gunn volvió a rompernos el corazón, al revelar el significado del último "Yo soy Groot" que el árbol adolescente dijo al mapache).
En cuanto a las incógnitas, la película termina sin que sepamos qué pasó con otros protagonistas. Así, al día de hoy ignoramos si el chasquido de Thanos convirtió también en cenizas a personajes que figuraron brevemente en AIW, como Wong, Pepper Potts, Shuri y Ned, y ni qué decir de otros que no vemos desde filmes anteriores, como la Tía May, Sharon Carter, Valkiria, Korg, Nakia y la Reina Ramonda, por mencionar unos pocos.
¿Qué sigue ?
Por delante tenemos tres filmes de Marvel ya establecidos en el calendario: Ant-Man and The Wasp (6 de julio); Captain Marvel (8 de marzo del 2019), y la aún no titulada Avengers 4 (3 de mayo del 2019), que pondría fin a la tercera fase del Universo Cinematográfico Marvel.
En vista del tono liviano y cómico de la segunda película de Ant-Man, podemos asumir que su historia toma lugar previo a los fatídicos acontecimientos de Infinity War, filme del que precisamente el Hombre Hormiga y su compañera Avispa estuvieron notablemente ausentes (junto con Hawkeye, a quien mantenemos en nuestras oraciones).
La exploración de la realidad subatómica en el filme venidero también puede darnos pistas de cara a Avengers 4, y es seguro afirmar que la trama de los héroes diminutos en algún punto amarrará con la catástrofe universal creada por Thanos.
Para el 2019 viene Captain Marvel, filme que tras la escena poscréditos de AIW cobra un valor enorme. Recordemos que en esa secuencia reconectamos con los personajes de Nick Fury y María Hill, a quienes no veíamos desde La era de Ultrón. Ambos desaparecen en el marco del genocidio de Thanos, pero antes de convertirse en polvo, Fury logra enviar un mensaje por medio de un radiolocalizador. En la última imagen que vemos previo al fin de la película, la pantalla del aparato muestra el logo en forma de estrella de la Capitán Marvel.
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Interpretada por Brie Larson, Carol Danvers (Capitán Marvel) será el primer personaje femenino del MCU en recibir su propia película en solitario. Su filme de marzo contará el origen de la poderosa heroína y presumiblemente se ubicará en la década de los 90, incluso con la participación de un joven Nick Fury. Ahí entenderemos por qué Fury recurre a ella en su último aliento de vida, sin duda con la esperanza de que Danvers ayude a revertir el daño ocasionado por Thanos (ya sabemos que ella será vital en la historia de Avengers 4).
Aún está por verse cuánto afectará el desenlace de Infinity War a las series de televisión que coexisten dentro de la narrativa del MCU. Ya con anterioridad lo sucedido en las películas ha tenido notable incidencia en la serie Agents of S.H.I.E.L.D., y en grado menor ha marcado también a las series de Netflix sobre personajes de Marvel. Recientemente, la segunda temporada de Jessica Jones incluyó referencias indirectas a los acontecimientos de Capitán América: Guerra Civil, como cuando Jessica menciona que su homicida madre puede ser enviada a la prisión secreta marítima conocida como The Raft, o cuando el niño Vito hace énfasis en que el Capitán América está desaparecido. Netflix ya liberó el primer avance de la segunda temporada de Luke Cage (a estrenarse el 22 de junio), la cual es probable también se desarrolle previo a lo visto en AIW.
5 apuntes sueltos
1. Avengers: Infinity War es la película que demuestra cuán bien ha asimilado Marvel su éxito. El filme más largo y costoso de la franquicia es el más hipotecado en lo sucedido en las cintas previas, pues ya el estudio confía (sabe) que todo el mundo ha seguido su narrativa anterior. Quien tomó esta como su primera película de Marvel se sentirá tan extraviado y excluido como el desinformado Bruce Banner.
2. Hablando de Banner, vale resaltar el giro dado al personaje en la que presumimos es un recta final dentro de la saga. Después de inicios sombríos y atormentados, el científico pasó a tener un valor cómico, y buena parte del poco humor que AIW se permite viene del conflicto entre Bruce y Hulk. Este cambio coincide con lo expuesto por Mark Ruffalo, quien explicó que el estudio decidió no volver a hacer un filme individual para su personaje y en cambio desarrollar su propio arco narrativo a lo largo de tres filmes compartidos (empezando con Thor: Ragnarok y concluyendo en Avengers 4).
3. La inclusión de Peter Dinklage fue una sorpresa mayúscula y uno de los secretos mejor guardados de la producción. Dinklage es un eterno favorito de la comunidad geek y darle un rol pequeño en la obra máxima de Marvel parece justo eso: un saludo a la fanaticada. Se sintió como cuando en la radio ponían la complacencia que uno pedía por teléfono.
4. La sobrepoblación de personajes provocó que grandes favoritos pasaran casi inadvertidos. El caso más penoso es Black Panther, quien venía de protagonizar el filme individual más exitoso de Marvel (y aún en cartelera) pero tuvo una participación mínima en AIW, que no suma los cinco minutos en pantalla. Una pena.
5. La censura para mayores de 12 años fue un absurdo que, afortunadamente, se enmendó. El filme más importante del año viene sostenido por una impresionante maquinaria de mercadeo, muy enfocada en niños. Después de pemitir por años que los más pequeños entren, acompañados por un adulto, a ver las cintas de Marvel, censurar el acceso a AIW era una mojigatería.
Si usted alcanzó hasta este punto de la lectura, gracias. Y si al igual que yo anda dándole cabeza a cómo será Avengers 4, a continuación un poco útil video por parte de los expertos de Looper sobre la materia. Buen provecho.