Nunca dejó de pintar.
Ni en sus días más grises, que le anunciaban el final de su aventura terrenal, Ricardo Chino Morales dejó su pasión de lado. ¿Cómo iba a hacerlo? Si era lo que amaba y el sentido artístico de su existencia.
Es más, parafraseando a Pablo Picasso, una vez el Chino lo hizo promesa: "Voy a morir con el pincel en la mano".
Morales, quien será recordado como un maestro del paisajismo costarricense, y cuyo talento en el lienzo lo llevó a cruzar las fronteras nacionales, falleció el sábado a los 80 años de edad. Un cáncer de hígado, que padecía hace varios años, fue el motivo de su partida.
"A pesar de su edad y su dura enfermedad, él siempre estaba ahí, con sus pinceles, reparándolos y acomodando las pinturas. Nunca se separó de eso excepto cuando ya estaba muy delicado. Para mí, él era el mejor pintor del mundo", narró con orgullo Daisy Morales, su hija.
Hace apenas cuatro años, en la Galería Nacional, Morales se lucía con una exhibición que ahora suena a despedida. El final de una aventura se llamaba, y estaba compuesta por 21 óleos sobre tela dedicados al paisaje y a la familia .
"En realidad, era la conmemoración de sus 50 años de trabajo. Pero sí, yo siempre lo sentí como una despedida. De hecho una vez me lo dijo; quizás sabía que no le quedaba mucho tiempo", dijo Alejandro Villalobos, alumno de Morales en la década de los 70.
Corría el año 1956 cuando Morales se matriculó eternamente con el arte. Fue el inicio de su fascinante aventura.
"En 1955 yo era cadete en la Escuela Militar de Guadalupe. Un comandante de la escuela nos invitó a participar en la guerra; había un fuerte problema con Nicaragua por Somoza. Terminó la invasión y, pasando por el Teatro Nacional, vi a algunas personas pintando: eran de la Casa del Artista", narró Morales a La Nación, en el 2012.
Fue en la Casa del Artista, precisamente, donde Morales comenzó su dulce romance con la pintura. El artista de origen guanacasteco, nacido en 1935, entró a la escuela de los pinceles en 1956 y salió graduado en 1960.
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Su primera exposición, en el café del Teatro Nacional, marcó una carrera que llevó al pintor a exponer en España, los Estados Unidos y el Reino Unido, entre otros países.
"Fue un éxito porque vendí los tres cuadros que expuse –mi mamá no lo creía–, y nos fuimos a emborrachar", recordó Morales en aquella entrevista.
Paisajes de oro. La obra artística de Morales, en definitiva, fue una vitrina por excelencia a los paisajes más hermosos de Costa Rica. No sería exagerado afirmar que, gracias a sus finos trazos, muchos ojos extranjeros quedaron deslumbrados por las bellezas naturales ticas.
"Es claro que hizo énfasis en el estudio del paisaje costarricense. En el plano educativo deja un gran legado, porque no solo dominó ese tema, sino que marcó tendencia en la pintura al óleo", dijo José Edwin Araya, actual director de la Casa del Artista.
Por su trabajo Morales, quien consideraba al pintor francés Pierre-Auguste Renoir como una de sus grandes influencias en el arte, ganó un Premio Nacional de Pintura, en 1970.
"Pintaba paisajes fríos. Él tenía una visión muy particular de los horizontes curvos, inspirado en una sección del horizonte que veía cuando vivía por la zona de Mora. El sintetizó e hizo evidente ese estilo; a veces lo exageró, en otro casos no", explicó Villalobos, quien actualmente es profesor de la Casa del Artista.
Además de paisajes, Morales también plasmó sobre su lienzo flores de encendidos colores y recuerdos familiares de gran significado: un cumpleaños, por ejemplo.
Para Villalobos, además de su valiosa obra, el mayor legado de Morales fue su forma sui generis de enseñar y la inspiración para varias generaciones de pintores.
"Él nunca tocaba la pintura de un alumno. '¡Usted puede hacer lo que sea y si no puede, este no es su lugar!', decía. Yo mismo, en la Casa del Artista, pienso que enseño muy marcado por su influencia", finalizó Villalobos.
De su carácter emprendedor, quienes lo conocieron también tienen mucho que contar. Lo demostró siendo profesor por muchos años y en su vida cotidiana.
"Era una persona muy fuerte, muy decidida. Eso lo llevó a emprender mucho en cosas no habituales para un artista, como ser diplomático en los Estados Unidos", finalizó Araya.
Las honras fúnebres del Chino Morales se realizaron el domingo, en Iglesia Niño Jesús de Praga de El Alto de Guadalupe.