Martin Scorsese ha dirigido en nueve ocasiones a Robert De Niro. Al Pacino y De Niro han compartido cuatro filmes pero solo aparecieron juntos en tres de ellos; Joe Pesci ha actuado siete veces al lado de De Niro; Pacino y Pesci solo han trabajado juntos una vez, y Scorsese ha dirigido a Pacino apenas en una ocasión. Todos se conocen desde los años 70; todos tienen más de 70 años, todos han ganado el Óscar, y todos coinciden hoy en un filme de tres horas que esperó toda una vida para ser realidad.
Estamos ante la realeza de Hollywood: no hablamos de los más famosos, taquilleros o “influencers”, sino de los originales buenos muchachos, los maestros. Partícipes de al menos una decena de las películas que figurarán en el testamento de lo mejor del cine de todos los tiempos, Scorsese, De Niro, Pacino y Pesci se juntan por enésima o primera vez (depende de a quién se le pregunte) para dar una demostración de fuerza absoluta y recordar cómo se sentía el cine antes de la era de los superhéroes y las franquicias de cientos de millones de dólares.
El Irlandés debutó en las salas de cine hace unos días, pero para todos los efectos su estreno oficial es este 27 de noviembre, cuando Netflix la pone al alcance de su audiencia planetaria. Martin dirige al trío de veteranos actores en este filme, que si bien calza dentro del cine de mafiosos que tanto réditos le ha dado al cineasta (y a De Niro), es por encima de todo un retrato de lealtad, por retorcida que a veces puede parecer: los personajes son leales entre sí, y se quieren, así como los hombres que los interpretan.
Estamos ante una de las películas más esperadas del año, y que desde hace mucho se presupuesta como segura contendiente en la temporada de premios del cine venidera, dándole una nueva oportunidad a estos cuatro bribones de volver a disputar las estatuillas doradas que hace años se cansaron de ganar.
¿Se pintan casas?
Scorsese podrá ser el director pero el otro motor de El Irlandés es De Niro, quien no solo estelariza sino que produce. El actor tomó especial interés en adaptar al cine la novela del 2004 I Heard You Paint Houses, de Charles Brandt, libro que es un detallado recuento de la vida de Frank “El Irlandés” Sheeran, un sindicalista y sicario de la mafia que ya en su vejez proclamó ser el asesino de su amigo Jimmy Hoffa, mítico líder de la poderosa unión de camioneros con conocidos vínculos con el crimen organizado y cuya desaparición, en 1975, sigue sin resolverse y ha sido motivo de especulación y fascinación para la sociedad estadounidense.
Poco antes de morir en el 2003, Sheeran le contó a Brandt sobre su carrera dentro del mundo criminal y sus “trabajos” para distintos jefes de la mafia y para Hoffa, a quien sirvió de guardaespaldas (el título del libro hace referencia al tipo de “servicio” de sicariato que brindaba Sheeran, el cual incluía no solo asesinato sino también deshacerse del cadáver y cualquier evidencia). El Irlandés no ha sido el único en atribuirse la responsabilidad en la desaparición y muy probable muerte de Jimmy, pues otros criminales también han procurado hacerse con el “crédito”, pero su relato ha sido de los más convincentes y muchos especialistas en el caso lo dan por verdadero y definitivo. Aún así, es probable que nunca se llegue a saber con certeza cómo murió Hoffa, quien en su momento de mayor poder tuvo bajo su control a buena parte de los camioneros de su país.
La película tomó más de una década para materializarse: alinear agendas no fue sencillo y mucho menos conseguir el dinero para financiarla. Dado que la historia transcurre a lo largo de 50 años, Scorsese quería que los mismos actores pudiesen representar a los personajes a lo largo de varias décadas, lo que implicaba un costoso proceso de “rejuvenecimiento” digital. Varios estudios cinematográficos coquetearon con el proyecto pero se retiraron ante el alto presupuesto, hasta que finalmente Netflix aceptó financiar los cerca de $150 millones que costó El Irlandés.
Antes de buscar hacer otro filme de gángsters tras las inmortales Goodfellas y Casino, Scorsese y De Niro lo que querían era volver a trabajar juntos, dado que su última colaboración había sido en 1995. Pesci, por su parte, se hizo de rogar pues está semiretirado de la actuación desde hace años y tomó muchas conversaciones de sus viejos amigos para atraerlo al proyecto. Finalmente, Scorsese tenía la espinita de no haber dirigido aún, inexplicablemente, a Pacino, quien fue involucrado por su viejo amigo De Niro.
Así, Robert se hizo con el personaje principal, Sheeran, mientras que Al se metió en la piel de Jimmy Hoffa y Pesci hizo lo propio con el mafioso Russell Bufalino. El elenco lo completan pesos pesados como Ray Romano y Harvey Keitel, respaldados por Bobby Cannavale, Anna Paquin y Jesse Plemons, entre muchos otros.
Patada larga
Scorsese nunca le ha huído a las películas largas, y varias son sus obras que rondan las tres horas de duración. Tomando en cuenta que El Irlandés desarrolla una trama de medio siglo, el filme necesita buen rato para hacerlo, por lo que se extiende a 203 minutos (¡tres horas y pico!). Esto no es malo, pero sí vale tenerlo en cuenta para cuadrar el momento ideal frente a su televisor, pues necesitará de al menos una noche libre para sacar la faena (o bien verla por entregas, como facilita Netflix).
La crítica ha caído rendida ante la película, aclamándola no solo como lo mejor del 2019, sino también como una obra indispensable de Scorsese, lo cual es mucho decir de una filmografía que ya incluye clásicos como Toro salvaje, Taxi Driver, Goodfellas, La última tentación de Cristo, y El lobo de Wall Street. Sin mucho esfuerzo es fácil prever que muchos de sus involucrados obtendrán nominaciones al Globo de Oro y el Óscar, incluso, compitiendo con las películas de Marvel que tanto critica Martin en los apartados técnicos, dado sus asombrosos efectos visuales para rejuvenecer a hombres que ya se acercan a los 80 años.
Martin, Robert, Al y Joe gozan de buena salud y todos planean seguir trabajando (incluso Pesci, quien ha relativizado los términos de su “retiro”). Sin embargo, los cuatro saben que este bien puede ser su último rodeo juntos, su oportunidad final de tomar una vez al toro por los cuernos y ratificar su estatus de leyendas. La reunión de los buenos muchachos, de los gángsters originales, es bienvenida.