“Perder la cabeza es algo terrible, pero las espléndidas actuaciones de Siempre Alice ( Still Alice , 2014) hacen que el dolor valga la pena”, escribió emocionado Kenneth Turan, crítico de Los Angeles Times luego de complacerse con el conmovedor drama.
No se equivocaba Turan. Julianne Moore, como protagonista de esta historia sobre el mal de alzhéimer, la familia y la adaptación gradual a una inesperada forma de vida, arrasó con el Óscar, el Bafta y el Globo de Oro a mejor actriz.
Moore, con su impecable trabajo, lleva las riendas de una historia teñida de realidad, donde el dolor por la perdida y el deterioro cognitivo, llega a diluirse en el abrazo de la familia y la lucha tenaz de una mujer.
Desde hoy, en los cines ticos, descubra con Siempre Alice un drama que narra la vida de Alice Howland (Moore), una mujer plena y muy orgullosa de una vida profesional exitosa.
![](https://www.nacion.com/resizer/v2/NRGSQPATPBFMZPVBQEKCD2XVCE.jpg?smart=true&auth=a62284119eca2ea631296b2f16ef22b09be4af8aa90f31cf09ba3ce859f407fa&width=800&height=532)
“A los 50 años, Howland es profesora de Psicología Cognitiva en Harvard y una experta lingüista de fama mundial. Además, tiene un marido exitoso y tres hijos adultos”, dice la sinopsis oficial del filme.
Howland lo tiene todo, hasta que un olvido inexplicable nubla de inmediato su existencia. Algo pasa, ¡tiene alzhéimer!
“Cuando empieza a sentirse desorientada –producto de su seria enfermedad–, la vida cambia gradualmente. Se transforma su relación con su familia y también con el mundo”, agrega el argumento.
Alice pierde facultades, pero no su amor por la vida. Apenas se entera de su enfermedad, Howland luchará por no perder su conexión con ella misma y mucho menos con su entorno.
En esa línea, la película dirigida por Richard Glatzer y Wash Westmoreland, muestra el proceso que el paciente vive desde los primeros lapsus de alzhéimer hasta que es consciente de que algo va mal.
“Otros filmes de este corte se enfocan en la familia del paciente, en Siempre Alice , en cambio, se ve el interior del personaje, lo que siente”, dijo Moore en las notas de producción del filme.
También, la cinta transmite la idea de que el diagnóstico no implica un desenlace definitivo, pues existe una evolución donde abundan días buenos y malos. El mensaje es claro y contundente: hay que vivir el momento y aprovecharlo al máximo.
La trama demuestra que Alice sigue siendo Alice porque la tenacidad y la insistencia que le han hecho llegar tan lejos no desaparecen con un golpe como este.
Entorno en crisis. Con gran tino, Siempre Alice plantea grandes preguntas en cuanto al entorno de la persona enferma.
![](https://www.nacion.com/resizer/v2/S5OKFYB3WBHVZG2SUWKPK3NQSU.jpg?smart=true&auth=41af5b82d30d5af40eb0617d7bf45ab71523fa7e03166af1fa7089277e9d7031&width=800&height=532)
Una de ellas es: ¿cómo cambia la percepción de los seres queridos ante el enfermo? La otra se centra en la fase inicial de la enfermedad: ¿cómo se hace para no juzgar a la persona?
A medida que avanza la enfermedad , aumentan los malentendidos, la confusión y los olvidos, mientras que la aprehensión, la sensatez y el entendimiento tienen un papel crucial en la relación con la persona enferma.
En síntesis, Siempre Alice evidencia que detrás de cada caso del alzhéimer, hay una familia y un cuidador. El entorno de la persona diagnosticada no está preparado para la enfermedad, pero tiene que entender que debe enfrentarse a ella con valentía.
En la película, esa batalla la librarán John Howland (Alec Baldwin), el esposo de Alice. Además, entran en el drama figuras como Kristen Stewart ( Crepúsculo ), quien da vida a Lydia, una de las hijas de Alice.
Cada miembro de la familia enfrentará el alzhéimer de formas muy distintas, pero ninguno saldrá ileso del drama. En Siempre Alice , hay lecciones para todos.
“ Siempre Alice significará mucho para mucha gente. No solo aquellos cuya vida esté afectada por el alzhéimer, sino a cualquiera a quien pudiera afectarle”, aseguró Tim Robey , de Telegraph .