Vaya estreno tiene Costa Rica en sus manos esta semana. El 23 de marzo se lanzará en salas ticas Tengo Sueños Eléctricos, una vibrante película sobre la transición de la adolescencia a la vida adulta grabada en San José.
La directora Valentina Maurel llega al país tras meses de aclamación internacional. En noviembre del 2022 la película tuvo su estreno en el prestigioso Festival de Locarno de Suiza, donde ninguna película nacional había tenido cabida antes.
Desde allí, el palmarés no ha hecho más que crecer: no le bastó ser la primera película tica en estrenarse mundialmente en dicho festival europeo, sino que también ganó los premios de mejor dirección, actriz y actor.
Además, en el connotado Festival de San Sebastián, en España (país donde por cierto se estrenó en 40 salas, todo un hito), ganó el galardón de mejor película latinoamericana.
En el Festival de Mar del Plata, en Argentina ganó la selección oficial en la competencia iberoamericana y en el Luxemburgo City Film Festival obtuvo el Grand Prix, además de otros nueve premios internacionales en países como Grecia e India.
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Pero más allá de los reconocimientos, para Valentina llega un momento clave en su gira mundial de la película: ver cómo el público tico reacciona a su historia.
“En otros países la gente se me acercó para decirme que se sentía identificada con la historia, a pesar de que no fueran centroamericanos. Yo espero que el público tico conecte porque esta fue una historia pensada en nuestras calles y en nuestra cultura”, comenta la cineasta, quien está radicada en Europa.
Historia profunda
La película, ambientada en Costa Rica, sigue a Eva, una adolescente de 16 años que no soporta que su madre divorciada quiera remodelar la casa y deshacerse del gato, el cual orina por todas partes.
Eva quiere desesperadamente mudarse con su padre quien, desorientado como el gato, experimenta una segunda adolescencia. La relación entre ambos sucede en escala de grises: a ratos se quieren, a ratos se odian.
Si bien Maurel ha dicho una y otra vez que la película no es autobiográfica, cuenta que la inspiración del filme deriva de la angustia emocional que puede vivir un adolescente en Costa Rica.
Valentina propone en su filme profundas reflexiones sobre las relaciones familiares, sobre mirar el horizonte de la adultez acercándose sin contemplaciones y cómo su cuerpo (y su sexualidad) brotan durante este proceso.
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La película es tremendamente sincera y, como ella misma comenta, nunca trata de imitar lo que otras películas dicen sobre lo que significar adolecer.
“Para mí era muy importante que se sintiera algo propio. Cuando vine a filmar San José, tras muchos años de estar fuera del país, vi que a nivel de rodaje me servía retratar ese caos que suele haber, de siempre estar en carro para recorrer la ciudad y quedarse viendo en la ventana el mundo. Yo espero que la gente pueda verse en pantalla”, explica.
Valentina tomó valor para contar esta historia, tremendamente íntima y tremendamente sincera, gracias a la vena artística de su casa. Su madre, Ana Istarú; y su padre, César Maurel; son nombres más que conocidos en la escena cultural costarricense. Ambos han sido aclamados en el país por su labor en las letras y la actuación.
Para ella, ver que sus padres expresaban sus sentimientos con tanto placer en las tablas y en las hojas de los libros hizo que se decidiera a una vida creativa.
A los 19 años, Valentina se transfirió al Instituto Superior de las Artes de Bélgica, donde llevó a cabo su proyecto de graduación, el cortometraje Paul está aquí. La calidad de aquel trabajo trascendió la universidad y la llevó hasta el Festival de Cannes, donde en el 2017 fue ganadora de la competencia Cinéfondation.
Dos años más tarde, Valentina volvería al rodaje. La costarricense estrenaría el cortometraje Lucía en el limbo, obra que presenta la historia de una muchacha que quiere perder la virginidad.
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El corto le trajo buenas críticas y de nuevo gran suceso: fue seleccionado para la 58° edición de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes.
Aquel trabajo fue elegido para ser parte del Festival Internacional de Cine de Toronto y obtuvo el primer premio de mejor cortometraje de ficción en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato.
Ahora, con Tengo sueños eléctricos, siente muchas miradas internacionales porque su trayectoria no hace más que crecer. Ella es, sin duda, parte de una nueva camada de cineastas que quieren quedar grabados en los libros de historia.
“A mí me llena de orgullo y felicidad cuando las personas me dicen que soy parte de un cambio para el cine tico. Yo me lo tomo con calma, pero sí con mucho esfuerzo para seguir haciendo crecer esta cinematografía. Puedo decir que la gente afuera está teniendo ojos en Costa Rica y eso es lo más importante para mí”, finaliza.
Tengo sueños eléctricos se estrena en Costa Rica este 23 de marzo. Puede disfrutar la película en su circuito de cines preferidos.
En este video puede disfrutar de la entrevista completa que Valentina Maurel mantuvo con La Nación.