Con Los Soprano pasó algo curioso, al menos para efectos de América Latina. La que se considera una de las mejores series de televisión (sino LA mejor) de todos los tiempos, por nuestros lares es conocida como esa teleserie que todos sabemos que deberíamos ya haber visto pero que en realidad no muchos supieron apreciar en su momento, como se debía.
Cuando Los Soprano se estrenó, en 1999, HBO aún no era la casa de la televisión prestigiosa que hoy conocemos. Faltaba mucho para llegar a los años de gloria absoluta de Game of Thrones, Veep y Succession, y para los suscriptores de televisión por cable aquel canal era más asociado con películas hollywoodenses que con producciones propias. Eran tiempos en que las cadenas tradicionales de televisión se imponían sin dificultad en los premios Emmy, y que en nuestros países las series más vistas y apreciadas no desafiaban los límites de la censura o la mayoría de edad.
Sin embargo, en Estados Unidos el cuadro fue otro. Aquel relato de mafiosos de Nueva Jersey con problemas tan ordinarios como los de cualquiera se volvió en motivo religioso de sintonía dominical para millones de televidentes. El atormentado capo Tony Soprano (encarnado de modo magistral por el recordado actor James Gandolfini) se consolidó pronto como uno de los personajes más memorables de la pantalla chica y tanto la crítica como la audiencia se dejaron seducir por una serie que se extendió por seis temporadas y 86 episodios, hasta su final en el 2007.
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Bañada en premios, Los Soprano abrió una nueva era para la televisión, una en la que primero las cadenas de cable y luego las plataformas de streaming se convertirían en las fuerzas creativas dominantes, compitiendo en calidad con las producciones cinematográficas. El que tuviésemos Breaking Bad fue posible porque primero estuvieron Los Soprano.
Sin embargo, en Latinoamérica a la aclamada serie creada por David Chase le tomó buen rato adquirir estatus de culto. Incluso en su momento Teletica puso al aire a Los Soprano los lunes en la noche con tal de contrarrestar, sin éxito, al monstruo de rating que era Betty la fea. La serie a la que hoy los entendidos tienen en un pedestal pasó por la televisión costarricense con más pena que gloria.
Aún así, siempre supimos que al hablar de Los Soprano había una reverencia implícita. Y para los que son estudiosos de la televisión está claro que esta trama es una de las pocas ineludibles, de esas que uno tiene que ver al menos una vez en la vida (con la ventaja de que ahora es posible hacerlo en modo de maratón, dado que toda la serie está disponible en HBO Max).
Esta necesaria presentación es para dar contexto a un filme que actualmente está en las carteleras de cine y que posiblemente emocione mucho, mucho a los que tienen claro el valor de Los Soprano. Se trata de Los santos de la mafia (The Many Saints of Newark), película que viene a ser una “precuela” de la serie de HBO, ubicándonos en los años formativos de Tony, cuando otros eran los que daban las órdenes y él solo un chavalillo que ponía mucha atención... y aprendía.
Si bien por motivos promocionales la película se apalanca en la presencia de un joven Tony Soprano, en realidad la historia tiene que ver más con quien fuese su mentor, Dickie Moltisanti. Violento y carismático por igual, Dickie toma bajo su ala a Tony, reflejando la misma relación que posteriormente este desarrollaría a lo largo de la serie con Christopher Montisanti, el hijo de Dickie.
El filme se desarrolla durante dos períodos de tiempo, primero reflejando la infancia de Tony en el marco de los históricos disturbios raciales de 1967 en Newark y luego saltando a la juventud del futuro gángster, siempre con el joven Soprano como un personaje de fondo en la compleja vida de Dickie.
El título de The Many Saints of Newark es un juego de palabras con el apellido Montisanti (”muchos santos”, en italiano). Además, la película presenta la oportunidad de conocer los orígenes no solo de Tony, sino de otros que llegarían a ser personajes igual de emblemáticos en Los Soprano, como son sus amigos Silvio Dante, Paulie Walnuts y Pussy Bonpensiero, todos ellos “soldados” de la familia criminal DiMeo. También figuran aquí la problemática madre de Tony, Livia; su vengativo tío Junior Soprano, y su padre, Johnny Soprano, quien, al igual que Dickie, no fue parte de la teleserie pues sus personajes había muerto previo al inicio de aquella trama.
Dirigido por el cineasta Alan Taylor (quien a su vez hizo nombre como director de varios episodios de The Sopranos), el largometraje ensambla un elenco de peso, dándole el rol estelar de Dickie a Alessandro Nivola, actor a quien vemos desde hace 25 años como secundario en Hollywood y que aquí recibió la oportunidad de ser el titular y no decepciona como el sociópata criminal. Otros nombres en el reparto son Leslie Odom Jr., Jon Bernthal, Corey Stoll, Billy Magnussen, Michela De Rossi, Ray Liotta, y Vera Farmiga.
En el que sin duda fue el detalle más noticioso del proyecto, Michael Galdolfini fue elegido para dar vida a la versión juvenil del mítico personaje que inmortalizó a su padre, James Gandolfini, quien falleció en el 2013.
Como parte de la promoción del filme, Viva recientemente conversó, por separado y vía Zoom, tanto con el joven Gandolfini como con Chase, quien además es el coguionista del filme. El actor de 22 años se mostró complacido de hablar del que viene a ser su primer gran papel en cine aunque eso no lo hace un debutante, pues ya tiene créditos en televisión. En tanto, Chase, fiel a su fama de parco y duro de entrevistar, se mostró comedido en sus respuestas.
Este es un extracto de la plática con ambos.
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— ¿Cuando escuchaste de este proyecto por primera vez, lo perseguiste o te lo ofrecieron como la más obvia opción para interpretar a un joven Tony Soprano?
— Gandolfini: Primero me enteré por Internet y vi el anuncio de que iba a hacerse esta película. No pensé mucho en ello, no había visto la serie y pues me alegré por ellos, nada más. Luego me pidieron audicionar y bueno, no sabía si hacerlo, quizás no debería, había mucha presión y blablablá pero también pensé que audicionar no tenía que afectarme.
Empecé el proceso de audición y después de unos meses, y de ver la serie por primera vez, de ver cuán diferente era este Tony, vi que podía hacer algo aquí, algo nuevo, diferente y que puede expandir a este increíble personaje. Después de eso fue un “sí” fácil.
— Eras un niño cuando la serie terminó pero como adulto igual te mantuviste sin verla hasta hace poco. ¿Por qué esa distancia?
— Gandolfini: En mi niñez no pensaba en eso, no sabía lo diferente que era (Los Soprano). Es como si tu papá es un contratista y tiene que ir a trabajar a una construcción, era algo como normal. Era muy joven y conforme crecí, mi papá y mi mamá quisieron protegerme de eso, darme una infancia muy normal. Obviamente hubo muchas cosas en mi crianza que fueron un privilegio pero en gran parte fue muy normal.
Después de que mi papá murió se volvió difícil volver a verla, no quise someterme a eso. Además iba a la secundaria, a la universidad, seguí adelante con mi vida y no había razón para específicamente verla hasta la audición. Ahora estoy muy agradecido de hacerla visto y sumergido en ella.
— Para muchas personas es difícil hacer la distinción entre tu papá y el personaje de Tony Soprano. ¿Qué puedes decirnos del verdadero James Gandolfini, como padre y un tipo normal?
— Gandolfini: Era mucho más divertido, mucho más callado, se reía mucho, irradiaba amabilidad. En muchas maneras Tony y él eran polos opuestos, no existía esa rabia o ese nihilismo. Los puntos de vista de Tony sobre la vida no eran los que mi papá tenía.
Le gustaba divertirse, siempre fue como un chico de 14 años. Esa es la mayor diferencia.
— Michael Gandolfini parece la escogencia obvia para interpretar al joven Tony Soprano, y no solo por el parecido físico con su padre. ¿Fue él el primer candidato para el rol?
— Chase: No, ya habíamos probado a muchos actores y no nos estaba yendo bien, no estábamos encontrando lo que necesitábamos. Creo que fui yo quien sugirió que probáramos a Michael Gandolfi y me alegra que lo hiciéramos. Si algún otro chico hubiese obtenido ese papel no sé si hubiésemos tenido película... no lo sé.
— Hay consenso en que Los Soprano elevaron el prestigio de la televisión y que muchos de los buenos shows que vinieron después tienen mucho qué agradecerle a usted ¿Qué piensa cuando la gente se refiere a usted en estos elogios?
— Chase: Me sorprende. No voy a decir que ‘wow, qué bien por mí' pero es difícil creer que se llega a un punto en esta vida en el que eres bien conocido o realmente apreciado a esa escala, por tanta gente. Es difícil de comprender.