Sin tapujos, mucho morbo y poco pudor; la cinta Emmanuelle II: La antivirgen (1975), protagonizada por la fallecida Sylvia Kristel; llenó butacas, despertó pasiones y causó revuelo en Costa Rica.
De la primera parte de la serie erótica no fue posible conseguir registros de su estreno en suelo tico, aunque espectadores de la época coinciden que Emmanuelle 2 fue la cinta que causó furor en el país, debido a que era más explícita que la primera parte.
Según Rigoberto Pérez, exgerente de Ecapsa – distribuidora cinematográfica de aquella época– Emmanuelle II: la antivirgen se exhibió en exclusiva en el cine Variedades y estuvo allí durante cuatro exitosas semanas.
Pérez recordó las largas filas que se originaron en las afueras del cine para ver la película que, por orden de la censura, solo podía proyectarse en tandas nocturnas, para mayores de edad y con la a condición de que no podía pasarse fuera del Área Metropolitana.
“La película fue un éxito, porque era una novedad. Era una cinta que para la época tenía escenas sexuales muy fuertes y eso generaba mucha curiosidad. Todo eso se veía reflejado en la taquilla”, recordó Pérez.
“Muchos la tildaban de pornográfica. La impresión de ver a una mujer desnuda con los senos al descubierto, era algo provocativo”, agregó Pérez.
“La cinta nos la mandaron de casa matriz, la propusimos a la censura y fue aprobada. Solo que fue aprobada con restricciones como la edad, la hora y con la condición de que no podía pasar fuera del Área Metropolitana”, dijo Pérez.
Tal fue el éxito de la cinta, que el largometraje abrió trecho para que más sexicomedias llegaran al país, así como otras películas del tipo erótico como Caligula (1979) y La historia de O (1975).
“Esas otras películas llegaron al país, pero no causaron tanto revuelo de Emmanuelle. Porque ahí el gancho era Sylvia Kristel. La gente iba a verla a ella, que era una actriz que demostraba inocencia, ella era el imán, era muy atrayente”, dijo el critico de cine de La Nación, William Venegas.
“Fue la primera película que se presentó como explícitamente erótica. Sin máscaras, desembosadamente”, agregó el crítico.