La que hasta hace unos días era la “Reina de corazones” de la Selección de España, cayó esta semana en desgracia y se convirtió en el principal objeto de burla de cientos de usuarios en las redes sociales.
Sara Carbonero, periodista de la cadena Mediaset y novia del portero español Iker Casillas, enfrenta estos días una de sus peores etapas como profesional.
La joven comunicadora viajó a Polonia para trabajar en la cobertura de la Eurocopa 2012, como encargada de las entrevistas y comentarios desde el terreno de juego.
Sin embargo, desde el lunes pasado, en las redes sociales, arreciaron las críticas hacia su labor, y sus comentarios fueron juzgados como vacíos y fuera de lugar.
Desde el pitazo final del partido España-Croacia, el hashtag “Gracias Sara”, se convirtió en un trending topic o temas del momento en la red de microblogging Twitter.
“Aunque los comentarios son de todo tipo, abundan los más graciosos. La comentarista está sufriendo en sus carnes los insultos y burlas de los internautas”, afirma un artículo del diario ABC .
La frase “Gracias, Sara”, que el resto de los comentaristas de Mediaset contestaban cada vez que Carbonero hacía una intervención resultó el paraguas bajo el que los tuiteros hicieron sus burlas basados en conversaciones ficticias.
“¿Qué piensa Del Bosque? –Yo soy más de playa”; “Sara, ¿cuál es el once de Inglaterra? –Eleven”; “Sara, cuéntanos cómo salen los jugadores al terreno de juego. –Caminando”, son algunos de los tuits publicados en los últimos días.
Tras el revuelo desatado en redes sociales, varios periodistas españoles salieron en defensa de Carbonero, asegurando que es víctima de un “machismo” repugnante y “cavernícola”.
“Desde la Federación de Asociaciones de Periodistas pedimos respeto... Es importante que la gente distinga entre las opiniones vertidas en una red social, al trabajo de un periodista, que se compromete con lo que dice”, comenta la presidenta del grupo, Elsa González.
La bella periodista prefirió hacer oídos sordos a las críticas, seguir con su trabajo, salir por las noches e, incluso, dar un paseo con su novio por le mar Báltico.