La verdad es que se hacen bien largos los 134 minutos que dura el metraje de la altisonante película inglesa Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald (2018), un minuto más que la anterior de la saga, a saber, Animales fantásticos y dónde encontrarlos (2016), ambos filmes dirigidos por David Yates.
La verdad es que el señor Yates se limita a hacer ahora una especie de “copiar y pegar” del primer filme (antes decíamos “una copia al carbón”). Lo hace con guiones de J.K. Rowling, según las novelas comerciales que ella misma ha publicado.
Con Grindelwald, tenemos una entrada que es manjar por sí sola (la “peli” es festín de imágenes), pero luego el filme comienza a venirse abajo, como el hielo que se derrite poco a poco: cada vez peor la película, hasta llegar a un final desastroso.
El envoltorio visual es lo que salva a Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald de hundirse del todo, con la salvada de la buena fotografía de Philippe Rousselot. No así con la música de James Newton Howard, que es monocorde a un único pentagrama.
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No es solo la aburrida falta de originalidad del filme con respecto al anterior, es también su semejanza (como verse ante un espejo) con el tratamiento del relato. Lo que muestra es un argumento enrevesado, o sea, es complicado para hacernos creer que es complejo, esto de la manera más fácil: hacer de la trama una especie de rompecabezas.
A eso, se le añade un montón de personajes sin ton ni son, que entran y salen como pollos descabezados y sin que ningún actor haga algo digno para salvar a su respectivo personaje. Como lo dije en el 2016: a más personajes, más empeora la trama, y es como ver gallinas al escarbar, que entre más lo hacen más tierra se echan encima.
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La historia narrada se ubica en el mundo de los magos. Ellos son perseguidos con dureza inquisitorial, pero también hay serias contradicciones dentro de tales. Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald es relato que anuncia una guerra que ha de venir (son cinco películas y apenas vamos por la segunda).
El filme tiene secuencias agradables, pero no es la tónica general. Aquí, las partes más bien se salen del todo. Además, uno siente que al director David Yates le queda grande el ropaje del cine, es como si él pusiera la película con piloto automático, a lo que salga.
Esta película mediocre parece cortar capas de una misma cebolla, pero tengo la impresión de que así es como la prefieren algunos de sus seguidores, a quienes les gusta la mera sinapsis neuronal que provocan los filmes de esta saga.
ANIMALES FANTÁSTICOS: LOS CRÍMENES DE GRINDELWALD
Título original: The Crimes of Grindelwald. Reino Unido, 2018.
Género: Fantástico.
Director: David Yates.
Elenco: Eddie Redmayne, Johnny Depp.
Duración: 134 minutos.
Cines: CCM, Cinemark, Nova, Cinépolis.
Calificación: Dos estrellas.