En un escenario frente a una audiencia decidida a disfrutar sin cautela, tuvimos a un genio musical. Sus melodías, de alguna forma, nos hicieron creer que siempre nos han acompañado
Con la dicha que representa un regreso a Costa Rica, en el Estadio Nacional abrazamos la oferta de Paul McCartney sin contemplaciones. Retribuimos su presencia repitiendo con él hasta los cánticos más inauditos: Na-na-na-na-na u Ob-La-Di, Ob-La-Da, life goes on. Las cantamos como si fueran nuestras propias canciones.
Conforme la noche creció en piezas, se fue inflando el corazón y se nutrió la sonrisa. En cada aplauso floreció el agradecimiento como si le debiéramos algo a aquel señor de 82 años. Y, quizá sí, le debemos la alegría que sus temas han despertado por más de seis décadas.
Quedan pocos artistas vivos que, en algún momento de su carrera, transformaron el rumbo de la música. Paul McCartney es uno de ellos y, verlo en directo, aunque fuera por un rato, nos permitió sentirnos testigo de la evolución del siglo XX.
Su legado es un fenómeno atemporal, mientras que el valor de sus canciones es siguen siendo mágicas, conectando a los corazones con las cuerdas vocales.
Con una energía adolescente, vimos al ex-Beatle moverse de las baladas –como la íntima versión de Blackbird– a temas explosivos, como Live and Let Die. Nos maravilló con la generosidad de un nutrido repertorio, en el que pasó del piano a las guitarras, al bajo, al ukelele, la mandolina y nunca paró de cantar.
Su banda le llevó el pulso, muchas veces desde el beat marcado por el monstruoso baterista Abe Laboriel Jr., quien también fungió como un corista de lujo. Como cereza, un trío de instrumentos de viento les sumó color e intensidad a varias de las canciones.
En esta presentación nos encontramos rarezas como In Spite of All the Danger (de la etapa previa a los Beatles), una muestra de sus álbumes solistas, incluyendo los más recientes (con piezas como New y My Valentine), una selección magistral de su etapa con Wings –aquí destaco Jet y Band on the Run, o hasta la última pieza de The Beatles: Now and Then, que salió a la luz el año pasado.
En directo, esta canción representa un encuentro atemporal entre John, George, Ringo y, por supuesto, el mismísimo Paul. El resultado, en vivo fue emotivo más allá de lo musical, más bien imaginando un reencuentro imposible, al menos terrenalmente.
Por varios momentos hubo un inevitable carácter melancólico que se percibió en el aire, mientras un coro masivo subrayaba el poder eterno de las melodías que nunca se irán.
Esa vigencia replica la respuesta que algún día le dio un imberbe Paul McCartney a un inocente John Lennon cuando este le preguntó qué pensaría la gente de él cuando ya no estuviera vivo: “Vas a ser tan recordado que no hay manera de que esto desaparezca”.
EL CONCIERTO
ARTISTA: Paul McCartney
FECHA: 5 de noviembre
LUGAR: Estadio Nacional
PRODUCCIÓN: Move Concerts