En el cine, según Abbas Kiarostami, la reflexión sobre la apariencia de las cosas le ofrece al espectador la posibilidad de ubicarse frente a un acertijo en permanente estado de decantación. Así, durante las últimas cuatro décadas, en esa distancia breve que separa el ser del parecer, el célebre director iraní forjó una filmografía minuciosa, sugerente y, ante todo, enigmática.
“El cine empieza con D. W. Griffith y acaba con Abbas Kiarostami”, dijo en alguna ocasión el director francés Jean-Luc Godard. De esta manera, Godard traza una suerte de arco dramático de la historia estética del cine; una gran elipsis que va desde los años dorados de la estructura clásica hasta los cines de vocación experimental; desde la necesidad de control absoluto hasta la fascinación por el azar y la incertidumbre.
En el filme ¿Dónde está la casa de mi amigo? (1987) –una de las películas fundamentales de Kiarostami, titulada no por casualidad con una pregunta–, un estudiante escolar toma por equivocación el cuaderno de su compañero de clase y emprende un largo y solidario viaje para devolvérselo. Desde entonces, el viaje y el paisaje, los personajes errantes y el deseo de acercarse al otro, se convierten en signos de identidad de su filmografía.
En Y la vida continúa (1991), después del terremoto verídico que devastó el norte de Irán en 1990, un padre y su hijo viajan a esa zona para averiguar cómo están los dos jóvenes actores que años atrás protagonizaron ¿Dónde está la casa de mi amigo?
Kiarostami relaciona con gran agudeza ambas películas, difumina las fronteras entre la representación de la vida y la experiencia de vivir y le ofrece al espectador un puñado de preguntas sobre los límites de la representación y la percepción que a menudo tenemos de ella.
Por ejemplo, el niño que protagoniza Y la vida continúa reconoce a un anciano que actuó en ¿Dónde está la casa de mi amigo? y le pregunta por qué parecía mayor en la película. El viejo responde: “Me pusieron una joroba y me hicieron actuar como alguien mayor, pero no me gustó. ¿Qué clase de arte muestra a las personas más viejas y más feas de lo que son?”.
El filme A través de los olivos (1994) se desarrolla en la misma comunidad devastada por el terremoto, en torno al rodaje de otra película. Kiarostami construye su argumento a partir de una serie de instantes cotidianos y sutiles, vuelve sobre el recurso del cine dentro del cine y asume así el relevo de una larga tradición de directores entre quienes se destacan Vertov, Welles, Bergman, Wilder, Fellini, Truffaut y el propio Godard.
Sombras, nada más. Quienes contradicen los manuales de historia afirman que el inventor del cine fue un filósofo griego llamado Platón. Esa audacia se apoya en unos párrafos escritos por el célebre pensador en su diálogo La República , en los que pide a su interlocutor que imagine una especie de vivienda subterránea provista de una larga entrada, y a unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que deben estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante.
Esa frase anticipa el ritual de la sala oscura que forma parte de eso que hoy llamamos cine y señala que los espectadores “consideran a las sombras proyectadas como las cosas mismas”, cuando esas cosas son solamente representaciones. En resumen, el filósofo griego hace teoría cinematográfica con más de veinte siglos de anticipación al invento de los hermanos Lumière.
Cien años después del nacimiento del cinematógrafo, Kiarostami teoriza, a su manera, conforme propone con sus películas que el espectador debe entrar en el juego de las preguntas sin respuesta y de los sentidos difusos; que el ojo que observa las sombras proyectadas en una pantalla es también una metáfora de la cámara, del proyector y, en última instancia, de la propia pantalla.
El sabor de las cerezas (1997), uno de los filmes más conocidos del iraní, es un poema minimalista que sigue los pasos de un hombre que decide suicidarse. La película muestra la necesidad que tiene el protagonista de encontrar a alguna persona que se comprometa a enterrarlo al tiempo que oculta los motivos detrás de su decisión.
El cine de Kiarostami cultiva fervorosamente las adivinanzas, los primeros planos, las conversaciones y los paisajes observados desde vehículos en movimiento. Además, hace de la divagación y la opacidad elementos activos dentro de sus tejidos dramáticos. A la frase platónica que afirma: “No hay duda de que estos hombres no tendrán por real ninguna cosa más que las sombras proyectadas”, Kiarostami le suma el principio de incertidumbre. El enigma.
Finalmente. Desde sus comienzos, a principios del siglo XX, el cine iraní se vio estigmatizado dentro de sus fronteras bajo la acusación de blasfemo, lo que obstaculizó seriamente el desarrollo de un cine nacional.
Al finalizar la década de los años 70, de la mano de la Revolución Islámica y con la llegada del ayatolá Jomeini al poder, el nuevo régimen legitimó al medio audiovisual como parte de su programa propagandístico y pedagógico, lo cual impulsó el nacimiento del llamado Segundo Nuevo Cine Iraní.
Irán se convirtió entonces en un singular hervidero de ideas y en una trinchera para todos aquellos movimientos culturales que se orientaran hacia el modelo oficial. En este contexto se formaron cineastas como Jafar Panahi, Mohsen Makhmalbaf y Abbas Kiarostami: todos ellos autores de una obra inspirada en la realidad cotidiana y en la poesía persa.
A partir de la segunda mitad de los años 80, Kiarostami se inclina por un estilo reflexivo y articulado a partir de divagaciones y pausas; un estilo indudablemente personal, que ha hecho de la lentitud un fértil campo de cultivo. En palabras del propio cineasta, “está claro que las películas sin historia no son muy populares entre el público; sin embargo, una historia también necesita vacíos y espacios en blanco, como los de un crucigrama, para que el público los llene”.
Kiarostami es uno de los referentes del cine de autor contemporáneo y una de las figuras más importantes de la cinematografía iraní.
Sus películas abordan los grandes temas de nuestra existencia, propician en el espectador la sensación de extravío y, sin embargo, de una forma que no deja de ser asombrosa, consiguen comunicar lo esencial de sus historias de manera directa y llana.
Ahora que ya no está físicamente entre nosotros, las películas de Abbas Kiarostami permanecen como sus más detallados testigos y sus mejores interlocutores. Película tras película, el suyo es un cine capaz de decir cada vez mucho más con mucho menos. El viento nos llevará. La vida continúa.
En la escuela del pueblo de Koker, al norte de Irán, Mohamed no ha hecho los ejercicios en el cuaderno y el profesor lo amenaza con expulsarlo de la escuela si vuelve a repetir la falta. Esa misma tarde, su compañero Ahmed toma por equivocación el cuaderno de Mohamed. Cuando se da cuenta, decide ir a buscar la
La película mezcla documental y ficción, cine y cinefilia, a través de una historia en el que un cinéfilo que se hace pasar por el distinguido director Mohsen Makhmalbaf. Close-Up es una inteligente filigrana hecha de cine dentro de la vida y de vida dentro del cine.
Tras el gran terremoto que asoló Irán en 1990, un director de cine y su hijo deciden visitar el pueblo donde habían rodado la película ¿Dónde está la casa de mi amigo? con el propósito de averiguar cómo están los niños protagonistas del filme.
Un equipo de rodaje llega a un pueblo del norte de Irán devastado por un terremoto, para realizar una película. Hossein, un muchacho del lugar, es contratado como ayudante del equipo y, además, se le asigna la interpretación de un pequeño papel. También colabora en la película una muchacha del vecindario de la que Hossein está locamente enamorado, aunque los padres de ella lo rechazan porque carece de recursos económicos.
Un hombre de mediana edad decide suicidarse. Su única preocupación es encontrar a alguien que le ayude y se comprometa a enterrarlo. Esa situación le permite conocer a una gran variedad de personajes.
El rodaje de una película en la pequeña localidad kurdo-iraní de Siah Dareh provocará una pequeña revolución entre los habitantes del pueblo, convencidos de que los miembros del rodaje son, en realidad, buscadores de un tesoro que se halla en el cementerio local.
Un hombre y una mujer se conocen en un pequeño pueblo italiano del sur de la Toscana. Él es un escritor inglés que ha ido para dar una conferencia. Ella es una galerista francesa. Copia certificada es una película intimista y simple que aborda el tema de las relaciones de pareja y del desgaste del matrimonio, de los años de convivencia y de la ruptura.