Todos coinciden: el actor Álvaro Marenco, antes que artista, era un gran amigo. Fue un hombre lleno de alegría, de ganas por vivir y que contagiaba de positivismo a las personas que lo rodeaban.
El actor costarricense falleció este jueves 9 de febrero a los 79 años, según contó su hijo Ítalo en sus redes sociales. La noticia también fue confirmada por Cindy Villalta, esposa de Ítalo.
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En cuanto se conoció sobre su fallecimiento, las redes sociales de artistas nacionales se llenaron de mensajes de dolor y duelo por la pérdida de este hombre, quien mantuvo una carrera artística durante más de 50 años. Su rostro y talento fueron parte del teatro, el cine y la televisión.
“Era uno de mis mejores amigos. Es un día muy triste para mí. Álvaro fue un gran artista, un gran ser humano que llenó, tanto como a mí, a muchos bailarines, actores y cineastas de su entusiasmo”, dijo el director Esteban Ramírez, quien guardaba con Marenco una relación muy cercana.
Con Ramírez, el actor trabajó en varios proyectos, pero el cineasta recordó especialmente un momento que para él fue de gran valía.
“Estuvo en mi película Caribe. Tenía un papel pequeño y cuando lo terminó se quedó conmigo toda la filmación. Para mí fue muy importante su apoyo, él era muy generoso”, recordó Ramírez.
El cineasta Miguel Gómez también mantuvo un estrecho lazo de amistad con Marenco. Se conocieron en el año 2006 cuando Gómez volvió a Costa Rica para trabajar en la película El cielo rojo. El director recordó que Álvaro lo acogió de una manera única, ya que tenía la capacidad de crear vínculos especiales con quien trabajara.
“Estoy con el corazón roto, porque llevaba tiempo esperando que él pudiera de repente estar mejor de salud y asumir una filmación. Eso es lo que más me rompe el corazón hoy, que siento que yo quería hacer muchas cosas con él”, expresó Gómez.
En El cielo rojo, Marenco interpretó al abuelo del personaje principal. Gómez recordó que las personas le decían que era muy fácil identificar al actor como un “abuelo tuanis”. Después trabajaron juntos en El fin, El Sanatorio y Compas; así como en muchos anuncios para televisión.
“Yo siempre dije que para hacer cine necesito ‘una cámara, un micrófono y a Marenco’ (...) Álvaro hoy deja una huella innegable en el arte costarricense, era una fuerza creadora. Lo voy a extrañar y voy a tener que vivir con el dolor de siempre haber querido hacer más cosas con él (...)”, agregó Gómez.
El también director de cine, Gustavo Fallas, publicó en su Facebook un mensaje en honor a Marenco. “Querido Alvaro Marenco Marrocchi, vuela alto, te recordaremos siempre”.
La escritora y actriz Arabella Salaverry, ganadora del Premio Nacional de Cultura Magón 2021, también le dedicó unas palabras a su amigo. “¿Qué decir? Cuando parte un hermano del alma como lo fue Álvaro Marenco, nos queda un socavón de ausencia, un dolor inmensamente triste. Desolación, se llama”.
La también actriz Sofía Chaverri utilizó su Facebook para compartir una serie de fotografías que se había tomado con Álvaro. Junto a las imágenes la artista escribió: “Se nos fue Alvarito Marenco. Gracias por irradiar alegría y por su inmensa energía siempre. Gracias por la bailada que nos pegamos en diciembre. Vuela alto”.
Rolando Trejos, vestuarista de la Compañía Nacional de Teatro, lo recordó tal cual era Marenco: siempre lleno de energía y como un artista incansable.
A su juicio, Álvaro Marenco era el abuelo del teatro, la danza y el cine costarricense, quien trabajaba tanto con las figuras consolidadas de las artes escénicas y de la producción audiovisual como con las nuevas generaciones y sus proyectos independientes.
“Era una gran persona de teatro, en general de las artes escénicas. Va a dejar un gran vacío en el gremio. Fue sumamente solidario; trabajaba con los chicos nuevos, incluso cuando no podían pagarle, porque para él lo importante era la experiencia, la vivencia de las artes”, dijo Trejos, quien conoció a Marenco a finales de los años 70 cuando coincidieron en la obra La zapatera maravillosa, que presentó el Teatro Universitario bajo la dirección de Luis Carlos Vásquez.
“Me duele en el alma”, dice la reconocida actriz y directora Eugenia Chaverri entre sollozos. Y cómo no, Álvaro y ella fueron entrañables amigos desde 1972.
“Para mí, Álvaro representó lo que es una verdadera amistad, tener un amigo de verdad. A Alvaro le admiré muchísimo que fue un hombre muy sabio, que supo ubicarse en el mundo, sin rencores y sin egoísmo. Aceptaba la vida con una actitud positiva”, contó ella, quien lo conoció cuando Marenco llegó de Francia y se acercó al grupo teatral Tierra Negra.
A Chaverri siempre le impresionó el enorme amor de Álvaro por el arte sin importar el rol que le tocara desempeñar ni qué recibía a cambio. “Creía en la esencia del arte”, agregó.
Juntos iban a pasear a sus respectivos hijos pequeños a caballo en La Sabana hace años –”era un padre excepcional”, afirma– o las funciones en los teatros siempre que podían. La última vez que conversó con él fue el día antes de la operación en el hospital: “Estaba totalmente optimista, en un puro vacilón con las enfermeras… Hará una falta muy grande”, expresó Chaverri.
Para Liubov R. Otto, directora de la Compañía Nacional de Teatro, Álvaro Marenco fue un referente de las artes escénicas de Costa Rica y lo destacó como una figura muy presente y participativa.
Comentó además que él fue un ejemplo de fortaleza, empuje y tenacidad como actor, quien estuvo activo hasta los últimos tiempos con grupos estatales y también independientes