En el libro La loca de Gandoca (1991), la escritora Anacristina Rossi disfrazó de ficción las experiencias que vivió al defender el Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo. A finales del siglo pasado, ella se opuso a diversos planes de urbanización que varios empresarios tenían sobre la zona.
Más de 30 años después, se hacen públicas situaciones similares a las denunciadas por la autora en su novela. Actualmente, la Fiscalía Adjunta Ambiental investiga una presunta irregularidad en los permiso otorgados por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) a la empresa Playa Manzanillo S. A (representada por Allan Pacheco Dent) para talar bosque en una finca que está dentro del Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo.
Esta causa abierta, tramitada bajo el expediente N.° 24-00003-0611-PE, indaga los aparentes delitos de prevaricato, influencia en contra de la Hacienda Pública, cambio de uso de suelo, falsedad ideológica y uso de documento falso. Por este caso, cinco personas fueron detenidas, entre las que figura el empresario Pacheco Dent.
Anacristina Rossi conversó con La Nación sobre los hechos narrados en su obra, la similitud de estos con la aparente tala ilegal en Gandoca-Manzanillo y aclaró algunas especulaciones que rondan en el debate público.
Rossi, de 72 años, tiene un vínculo con Limón y los entornos naturales desde que nació. Su familia paterna tenía varias fincas en el Caribe, en lugares como las cercanías del río La Estrella (aguas en las que aprendió a nadar). Del lado materno, algunos familiares trabajaron en la Standard Fruit Company.
Hasta los 5 años, la escritora vivió en una finca en las faldas del volcán Turrialba. Posteriormente, Rossi se trasladó a San José para recibir su formación escolar y a los 19, ‘por ser muy hippie’, según sus propias palabras, la enviaron a estudiar a Europa.
Luego de su paso por el Viejo Continente, regresó a Costa Rica y se casó con un tico que “amaba Limón” y quien era pariente de la familia Brown de Puerto Viejo. Ambos compraron a los Brown un terreno bajo concesión del Ministerio de Ambiente y Energía, en el refugio de Gandoca-Manzanillo. Allí construyeron una casa vacacional, en medio de los árboles y sin afectar la flora y la fauna del lugar.
“Estando en el refugio dije: ‘Pucha, me he recorrido Europa, parte de Asia y vengo acá y puedo decir que este es el lugar más bello que he conocido sobre la Tierra’. Realmente, fue un enamoramiento total, para mí era el equivalente del paraíso en la Tierra”, comentó Rossi.
—¿Qué piensa respecto a que, 30 años después de su libro, aparentemente hay planes de urbanizar dentro del Refugio de Vida Silvestre Gandoca Manzanillo?
Hay una diferencia. Antes no me querían dar leyes ni reglamentos, pero también les daba miedo otorgar permisos. El MINAE solo daba concesiones, que las podía quitar en cualquier momento a los que teníamos casitas y no cortábamos los árboles.
“Ahora el desastre lo ha traído el plan regulador de la Municipalidad de Talamanca. Tiene que ser un plan de manejo para el refugio, no un plan regulador costero. Incluso, antes de estos planes yo he insistido mucho en que hay que hacer un estudio de capacidad de carga. Es decir, cuánta construcción y presencia humana aguantan los ecosistemas para sobrevivir. Nunca nadie lo hizo”
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—¿Qué conlleva que ahora se traspase esa frontera que usted menciona y que el propio MINAE gire permisos para la tala?
Costa Rica está cavando su propia tumba. Si el país está fomentando la conservación de la naturaleza para tener fama de país verde, atraer turismo y luchar contra el calentamiento global, está cavando su propia tumba porque aparentemente está urbanizando humedales.
La realidad más allá de la ficción en ‘La loca de Gandoca’
Daniela Zermatt protagonista de La loca de Gandoca descubre los intereses que una empresa extranjera tenía de urbanizar la zona. Por esto, comienza una investigación por distintas instituciones públicas, para averiguar los procedimientos de este plan, que gracias a su intervención y la de otras personas, nunca se llevó a cabo. Este personaje está basado en las vivencias de la escritora Anacristina Rossi.
“Todo lo que narro es verdad. El único que me ayudó fue Paul Chaverri, quien era abogado del MINAE y ahora está pensionado y forma parte de la lucha. Él y Alekcey Chuprine (funcionario de la UNESCO) me pasaban los documentos por debajo de la mesa, cuando la gente no se estaba dando cuenta, porque nunca me querían dar ni un solo documento”, aseguró la artista.
El plan de esta empresa internacional era visto con buenos ojos por algunas personas que poseían tierras en el refugio, y que podían verse beneficiados económicamente por el proyecto. Entre ellos la obra de Rossi señala al “hombre de los diez bypasses”.
—¿El hombre de los diez bypasses es Leonel Pacheco, padre de Allan Pacheco Dent?
Sí. A él le doy el crédito de que no urbanizó la finca. Él quería hacerlo, pero obedeció al MINAE; eso se lo tengo que reconocer. Ahí habían unos humedales maravillosos.
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—¿De dónde surge el apodo?
Don Leonel Pacheco (quien falleció en 2023), que finalmente acató la orden del MIRENEM (nombre que anteriormente recibía el Ministerio de Ambiente y Energía) y no urbanizó esa finca, tenía varios Bypasses en el corazón. Yo puse 10 para diluir un poco su identidad.
—¿Cómo fue su experiencia con él?
Él trataba de convencerme, me llamaba y estaba como loco por urbanizar pero finalmente no lo hizo. Él me habló fuerte y yo le hablé fuerte; pero cuando se dio cuenta que yo no cedía me dejó tranquila.
—¿Alguna vez conoció a Allan Pacheco Dent? ¿Le diría algo?
Nunca lo conocí. No le diría nada, es algo que no me toca a mí.
Un pasaje de La loca de Gandoca que incluye a Leonel Pacheco, refleja cómo el empresario se acercó a Anacristina Rossi para tratar de convencerla de desistir en su batalla legal por proteger el refugio ubicado en el Caribe Sur.
“(...)me llamó un hombre con voz de artefacto. Era un empresario no muy respetado que tenía diez bypasses en el corazón. Hacía poco había adquirido casi regalada una finca grande en el Refugio, frente a la Playa del Árbol de Uva. Primero trató de comprarme. Como no pudo, me acusó de ser comunista; luego me trató de mentirosa”, relata el libro.
Recientemente, salió a la luz que los funcionarios de Casa Presidencial hicieron su fiesta de navidad del 2022 en una propiedad de la familia de Allan Pacheco Dent, en Heredia (mismo sitio donde se organizó también un convivio de jerarcas del Poder Ejecutivo, en octubre de ese año). Ante una carta enviada por el diputado Ariel Robles consultando si esta actividad se financió con recursos públicos, el presidente Rodrigo Chaves la emprendió contra el legislador del Frente Amplio en una conferencia de prensa.
“¿Qué tiene que andarle preguntando a un grupo de personas privadas -es que es comunista, ese es el tema-, qué hacen para celebrar la navidad, un equipo con plata propia?”, expresó el presidente de la República.
—¿Qué siente al saber que décadas después, el epíteto de ‘comunista’ vuelve a ser usado en un contexto así?
Me da risa. Me da risa que 30 años después se utilice como un insulto. Para los que somos de izquierda, comunista es más bien un piropo. Yo me identifico con la frase de Rosa Luxemburgo: “socialismo o barbarie”. A mí me parece que en este capitalismo que vivimos es la barbarie, no se respeta nada; todo es la plata. Así que sí, yo soy socialista y sigo siendo fan de Rosa Luxemburgo.
Hace 15 años, Anacristina Rossi vendió el terreno que tenía bajo concesión en Gandoca, con una profunda tristeza y migró a Países Bajos, lugar en el que residió durante un lustro. Hizo esto a recomendación de varias personas, pues asegura que recibió amenazas de muerte por parte de algunos de los primeros empresarios urbanizadores del Refugio de Vida Silvestre (entre los que, aclara, no estuvo Leonel Pacheco).
“Yo trataba de razonar con ellos y les decía: ‘es que esto se va a convertir en un Jacó si hacemos lo que ustedes quieren’. Hasta que un día uno me dijo: ‘Cristina, si esto se tiene que convertir en Jacó, se convertirá’”, recordó.
—¿Qué sentimientos le provoca que personas que están sumándose a la defensa del Refugio se vean inspiradas por su libro?
No sé si eso sea así. Ojalá mi libro haya ayudado, eso me haría muy feliz; pero yo creo que hay muchos factores que contribuyen al desarrollo de la conciencia ecológica de la gente. Yo no quiero echarme encima ese mérito, lo que sé es que el libro al haber sido de lectura obligatoria en el MEP, hizo que la gente conozca de la problemática y sepa de qué se trata.
“Me gusta ver a la nueva generación y también a gente como Marco Machore (activista ambiental) dando la batalla sin miedo. Me hace mucha ilusión que el frente Talamanca unido para salvar Gandoca-Manzanillo tenga tanta gente, porque pueden matar a tres o cuatro, pero no a cien personas”
—¿Qué puede decirles a esos nuevos ‘locos y locas de Gandoca’?
Que tienen que estar unidos, que la única manera de ganar es con la unión y no pueden pelearse entre ellos. Yo estoy aquí para echar una mano y siempre lo estaré; obviamente yo no soy la heroína, La loca de Gandoca, porque por dicha hay mucha gente más. También decirles que la verdad siempre triunfa.
“Quiero decirle a la gente que tenemos una conexión con la naturaleza y unos con otros, que somos un solo reino. Descubrir eso es muy importante. Nosotros vivimos porque los ecosistemas nos dejan vivir y somos parte de ellos. Si los destruimos, llegará un momento donde no tendremos dónde vivir”, sentenció la escritora.