Fernando Chaves Espinach
En la 55.ª edición de la Bienal de Venecia, Costa Rica participa como uno de los 88 países que cuentan con un pabellón nacional, 10 de los cuales se unieron al encuentro artístico por primera vez; además, existen otros 49 eventos colaterales.
La Bienal, curada por Massimiliano Gioni, lleva por título El Palacio Enciclopédico , y su idea es ser “una reflexión sobre las formas en las que las imágenes han sido utilizadas para organizar nuestro conocimiento y dar forma a nuestra experiencia del mundo”.
La exposición de Costa Rica lleva por nombre Territorios, geografías y confluencias, y compila obras de Priscilla Monge, Esteban Piedra, Rafael Ottón Solís y Cinthya Soto. La curadora del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), María José Chavarría, explica los temas de la exposición y sus artistas.
–¿Cómo surgió el tema: ‘Territorios, geografías y confluencias’?
–Este tema de la curaduría se desprende de la propuesta de los comisarios y gestores para el desarrollo y producción de la muestra, Francesco Elisei y Francisco Córdoba, que habían propuesto el título Sueños y democracia para el pabellón de Costa Rica y que fue avalado por la Embajada de Costa Rica en Italia. El MADC se involucró directamente en el proceso y en el diseño de la exhibición, de acuerdo con sus funciones de apoyar la representación del arte costarricense en el exterior.
”El concepto de democracia se sustenta en la pluralidad de articulaciones ideológicas, sociales, políticas y económicas que abogan por un bien común. Estas premisas se pueden interpretar desde nociones de territorialidad, sistemas geográficos y valores limítrofes.
En contextos contemporáneos, tales como el centroamericano, es donde la cercanía geográfica apunta a cuestionamientos atravesados por lo local y lo universal. Es desde allí que se puede abordar la reconfiguración de lo territorial, y esbozar una exploración espacial a partir de sus vinculaciones con las esferas de lo íntimo y lo público.
”En esas geografías complejas, los abordajes diversos en torno a la educación, la tolerancia y la integración se convierten en confluencias impostergables para reflexiones integradoras.
”Asimismo, la correlación entre los diferentes contextos y los puntos de interés desde lo nacional, se empatan con cuestionamientos que se perfilan desde visiones más amplias y abarcadoras con carácter global. Las posibilidades que brinda construir una cartografía desde la apertura y la diversidad, más que desde una visión delimitadora y unilateral, son el eje primordial y transversal dentro de esta puesta en escena”.
–¿Cómo se reunieron estos cuatro artistas? ¿Qué conecta sus trabajos?
–La selección de los artistas participantes en el pabellón reseña propuestas que desde diferentes posiciones investigan y confrontan estas temáticas. Tanto Priscilla Monge, con Art is Haunted ; Esteban Piedra, con Especulación doméstica ; Cinthya Soto, con una selección de su serie Pictografías; y Rafael Ottón Solís, con Días y territorios , abren un espectro de posibilidades en el acercamiento a repensar o, incluso, conocer la producción del arte nacional.
”Los espacios habitacionales y domésticos, las fronteras, las superficies y sus demarcaciones, los límites que permean lo que es propio y lo que se construye o se inventa: ellos determinan, indirectamente, un sentido de apropiación genuino, según el cual la interacción con los diversos contextos abre un diálogo con las nociones de identidad, de pertenencia inmediata y permanente.
”La muestra incluye aproximaciones desde lenguajes y disciplinas diversas, que incluyen fotografías a gran formato, instalaciones, audiovisuales e intervenciones in situ . Estas obras fueron realizadas con materiales que abarcan lo no convencional y elementos iconográficos.
”La propuesta busca convertirse en un espacio de reflexión, en el cual la construcción y deconstrucción de ciertos imaginarios –individuales y colectivos– formen una amalgama de visiones que reten a los públicos a repensar las identidades desde otra perspectiva, alejada del lugar común. Además, procura potenciar la pertinencia de acercarse a estos contextos a partir de las producciones artísticas contemporáneas de la región centroamericana”.
–¿Encontraron correspondencias, coincidencias y relaciones en la obra de otros artistas de la Bienal?
–La Bienal está compuesta por diferentes espacios y cada proyecto tiene un carácter distinto. Está presente la muestra central, curada por Massimiliano Gioni, con el tema El Palacio Enciclopédico y ubicada en El Arsenale. También encontramos el pabellón del Instituto Italo-Latinoamericano (IILA) con el tema Entre siempre y jamás , curado por Alfons Haug, donde Costa Rica está representada por la artista Lucía Madriz. También existe I Giardini, que contiene algunos de los múltiples pabellones nacionales, los demás fuera de este, y los diversos eventos colaterales de varios formatos.
”De este modo, hablar de relaciones con la obra de otros artistas sería, en algunos aspectos, algo que se podría encontrar si se buscase. En efecto, es una bienal de arte contemporáneo, por lo que hay lenguajes comunes de las diferentes exploraciones artísticas, pero es muy interesante, más bien, destacar la diversidad de las propuestas y la infinita cantidad de acercamientos a los distintos intereses”.
–¿Aún funciona el modelo de representación nacional de la Bienal? ¿Qué ventajas y desventajas puede tener la exposición con un espacio por país?
–El Pabellón de Costa Rica es, definitivamente, una ventana idónea y una plataforma para visibilizar y promover –en el ámbito internacional– el arte contemporáneo nacional.
”La exposición permite a los visitantes que viajan desde todas partes del mundo a visitar la Bienal tener la oportunidad, hasta finales de noviembre, de encontrar en esta muestra un punto de partida para reflexionar y acercarse a la región centroamericana y a Costa Rica, por supuesto. Considero que, dentro del formato que la Bienal misma presenta, estos espacios pueden ser aprovechados de múltiples maneras”.
Fiorella Resenterra expresa su opinión personal: Considero que el modelo de bienal con representaciones estrictamente nacionales está obsoleto. El hecho de que los pabellones tengan el nombre de un país no debería, necesariamente, implicar que los artistas dentro de este deban tener esa nacionalidad. En un mundo dinámico, donde las migraciones son constantes y la información es tan inmediata y accesible, esta estructura no es coherente. Ejemplos claros de esto son: la crítica presentada por el artista Alfredo Jaar en el pabellón de Chile, donde propone el “hundimiento” de las políticas hegemónicas culturales añejas; o el de los pabellones de Francia y Alemania, quienes este año decidieron intercambiar sus sedes. Alemania está representada por los no alemanes Ai Weiwei (China), Santu Mofokeng (Sudáfrica) y Dayanita Singh (India), y Francia es representada por el albanés Anri Sala.
–¿Qué retos plantea la incorporación de la tecnología interactiva a la creación de arte en la actualidad?
–Sería extraño tratar de separar al arte del entorno inmediato –las nuevas tecnologías–; así como se infiltran en la vida diaria, lo hacen, por supuesto, en la producción artística. Sin embargo, esta característica no debe ser lo que determine la validez de las propuestas contemporáneas. La utilización de la pintura, el dibujo y la instalación, entre muchas otras posibilidades, continúa vigente.
”Cada artista debe determinar cuál es el lenguaje que mejor se adapta a la producción de su obra y lo que desea comunicar, independientemente de si es un medio asociado con lo tecnológico o no”.