Orotina. En la mayoría de ocasiones, uno como redactor, evita idealizar un fenómeno que corresponde escribir.
En el caso del Festival Nacional de las Artes, que este año se celebra en Esparza y Orotina, resulta una tarea difícil.
Desde antes de que se diera la inauguración en el centro orotinense, había un halo especial previo, empezando porque desde hace tres años no se realiza un Festival Nacional de las Artes (en el 2016 fue el último, con sede en la zona sur del país, tras la cancelación del evento en el 2015) y, por si fuera poco, también significaba una nueva migración del Festival de las Artes fuera de San José, la capital del país que ha recibido las dos últimas ediciones con un cartel de artistas internacionales. Por si fuera poco, este año el Festival de las Artes hace gala de sus treinta años de vida, con la duodécima edición con programación de artistas nacionales.
Muchas veces se habla sobre la descentralización del arte, pero en un festejo como la inauguración del festival se comprueba lo que pareciera un lugar común. De nuevo, no quisiera idealizar lo que significa una apertura de una fiesta de este carácter, pero las imágenes preconcebidas de niños bailando en la acera, madres de familias que se asoman con sus hijos amamantados tras el portón de la casa y un sentimiento de orgullo en los ciudadanos locales es una verdad ineludible.
A las 5 p. m. comenzó el festival con un pasacalles dirigido por la Banda de la Municipalidad de Orotina. Rodeado por las usuales ambulancias y automóviles de la Fuerza Pública para abrir paso en la vía pública, apareció el director del ensamble ataviado con un traje entero negro.
Naturalmente, el conductor de la banda era el único vestido formalmente en esta cita. Incluso, era de la minoría de quienes andábamos pantalón largo en una tarde hermosa pero calurosa que, con tan solo unos metros de pasacalles, derritió la escarcha facial que llevaban pintados los bailarines acompañantes del ensamble.
Tras poco más de un kilómetro de pasacalles (que tomó partida en el centro de la ciudad y acabó en la Plaza de Deportes), los asistentes del festival se agruparon junto a los músicos como hormigas buscando la miel.
En el Parque Central, por ejemplo, desde dos horas antes del comienzo de actividades existía una buena reunión de personas que se colaban entre ferias de artesanías y gastronomía colocadas allí por motivo del festival. Adultos mayores, colegiales uniformados y un grupo de Testigos de Jehová que vendían panfletos religiosos fueron parte de las imágenes del día.
Así comenzaron los diez días de fiesta cultural. El pasacalles llegó a la Plaza de Deportes del cantón y, tras algunos minutos de silencio y confusión por el protocolo, retomaron las sonoridades típicas costarricenses por parte de la banda con mucho éxito. Uno que otro asistente se atrevía a karaokear el “echame ese toro pinto” mientras el calor descendía y la tarde se enmarcaba en un perfecto rojizo.
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Faltaba más
Al borde de las 7 p. m., el inexorable y necesario protocolo apareció. La ministra de Cultura, Sylvie Durán, y el presidente de la República, Carlos Alvarado, hablaron animosamente sobre la importancia de Orotina en el espectro cultural nacional.
“Me cuesta imaginar a Costa Rica sin Orotina; lo mismo sin Esparza. Este es un esfuerzo en conjunto con distintos sectores sociales para celebrar nuestra identidad cultural. Es un motivo de orgullo para esta comunidad que tanto se viene esforzando por tener un rol activo dentro de la escena”, dijo Alvarado, quien por primera vez le corresponde la inauguración de un Festival de las Artes.
“Este es un espacio excepcional para celebrar el arte”, reforzó la ministra Durán". “Es necesaria la apropiación de espacios públicos y el Festival de las Artes es para eso. Queremos propulsar el desarrollo de la cultura”.
El público, que se había enfriado ante la espera de la ceremonia oficial, se acercó poco a poco a la tarima para colmar los espacios pegados a la barrera del escenario de conciertos.
La agrupación salsera Son de Tikizia salió a escena y comprobó que ya llevan muchos años (trece, para ser precisos) conectando rápidamente con el público de turno. Prometiendo un espectáculo de repaso histórico salsero, con temas de Fania All Stars, Buena Vista Social Club y Celia Cruz, le sacudieron la timidez al público.
Las luces del escenario rebotaron sobre los niños que fingían saber bailar, así como sobre los ancianos arrecostados en sillas plásticas traídas por sus hijos y los matrimonios maduros que demostraban que el baile de salón era un viejo conocido en sus historias compartidas.
Otras imágenes, particularmente emotivas, también aparecieron a raíz de la ruleta de colores que proyectaba la banda, como la niña exhausta en brazos de su madre, el perro mestizo acariciado por unos adolescentes y una que otra parejilla colegial que ligaba con la noche estrellada sobre sus hombros.
Es parte de lo que significa un festival: que todo valga y que todos sean parte de la fiesta a su manera.
El festival continúa
Este sábado, el FNA presenta programación en sus dos sedes. Puede consultar la programación en el enlace http://cpac.online/Programacion_FNA19.pdf.
A continuación, algunos de los espectáculos destacados:
“PRIMER FESTIVAL DE TEATRO SAN JOSÉ POR LA PAZ”
CENTRO COSTARRICENSE DE PRODUCCIÓN CINEMATOGRÁFICA
Asociación de Desarrollo Integral de Orotina
5:00 pm y 7:00 pm / CINE
“EL INMIGRANTE, LA NICA DE CÉSAR MELÉNDEZ”
TEATRO LA POLEA
Gimnasio Municipal de Orotina (Polideportivo)
7:00 pm / TEATRO
“MEDEA”
ALEXANDRA LATISHEV (COSTA RICA)
Asociación de Desarrollo Integral de Orotina
7:30 pm / CINE
FUERZA DREAD
Concierto
Plaza de Deportes de Orotina
8:00 pm / MÚSICA
BANDA MUNICIPAL CAFÉ TARRAZÚ
Avenida Central de Orotina
4:00 pm / PASACALLE
“SUSURRO MAR ABIERTO”
COMPAÑÍA ANDANZA
Parque Central José Martí en Orotina
5:30 pm / DANZA