S in claridad sobre quién sostenía la batuta, la “orquesta” del FIA 2015 no podía tocar. Esta edición fallida del Festival Internacional de las Artes no contó con un productor general; es decir, alguien dedicado exclusivamente a diseñar la propuesta, realizar la curaduría, organizar equipos de trabajo y mantenerlos en comunicación.
El festival, que se realiza del 23 de abril al 3 de mayo en Desamparados, Alajuelita, Aserrí y Acosta, ha sido el primero desde su creación cuyos eventos principales se han suspendido.
Sin una persona dedicada a tiempo completo a coordinar a las distintas áreas (artes escénicas, logística, administración, música y otras), no hubo suficiente claridad sobre responsabilidades, jerarquías ni trámites. Así se concluye tras entrevistas con coordinadores que dieron declaraciones a La Nación y con artistas participantes en el FIA.
Se intentó corroborar esta información con el director del FIA, Inti Picado, pero no dio declaraciones. “Básicamente, no estaba pensado que el FIA tuviera un productor general, en el entendido de que lo que sí hay es un director general del Centro de Producción Artística y Cultural (CPAC). Inti Picado lo que planteó fue una estructura que él iba a liderar”, confirmó el viceministro de Cultura, Alfredo Chavarría.
Habitualmente, un gran festival cuenta con un director –que le da orientación artística– y otra persona encargada del diseño general, programación y logística. En el caso del FIA 2015, la crisis de coordinación se conoció pronto.
El martes 21 de abril, la ministra de Cultura, Elizabeth Fonseca, había afirmado que todo estaba “ en pie ” para inaugurar el festival el jueves 23. Sin embargo, tal era la descoordinación que, en marzo, Chavarría y Picado propusieron aplazar el FIA a julio, para aprovechar las vacaciones escolares. Fonseca ordenó continuar. “Sentíamos que tal vez el modelo de gestión no estaba listo . Sin embargo, no significa eso que esta haya sido la situación por que la dio al traste el festival ”, dijo Chavarría.
Según la jerarca, solo faltaban luces y sonido para arrancar. Luz Art, S. A. rechazó la adjudicación por extemporánea, aprobada dos días antes de la inauguración.
Solos. En teoría, las funciones de dirección y producción general estaban concentradas en Inti Picado. El centro que dirige tiene a cargo otros programas, como Enamorate de tu ciudad, la Feria del Libro y el Festival de Cine.
El CPAC cuenta con personal escaso para realizar una producción a gran escala, con seis empleados (de los cuales solo cuatro participan en el FIA). Por ello, se contrató a personal adicional a través de Fundación Parque La Libertad.
Se conformó un grupo con una docena de coordinadores, pero sus contratos acabaron el 30 de marzo. Después, no había ya personal contratado para ejecutar sus propuestas el mismo mes del FIA, aunque casi todos siguieron trabajando voluntariamente.
Por ello, continuaron realizándose actividades en sedes como el Cenac, CEDES Don Bosco y Parque La Libertad, entre otras, a pesar de la suspensión de las actividades de Alajuelita y Acosta anunciada el jueves 23, y de conciertos masivos, el lunes 27.
“La intención era que fueran renovados el 30 de marzo pero, por situaciones circunstanciales, los contratos no fueron ampliados. Fue ahí donde nosotros nos quedamos prácticamente sin personal para atender el FIA”, dice Chavarría. Esa situación ‘circunstancial’ fue que la Contraloría General de la República suspendió la asignación de un presupuesto extraordinario de ¢130 millones para Parque La Libertad, solicitado por Cultura, por errores en el trámite.
En el decreto del Ministerio de Hacienda no se indicaba que los fondos fueran para el FIA, sino para mantenimiento, gastos operativos y construcción del Parque La Libertad. Corregido el error, el ente contralor aprobó el presupuesto apenas el jueves 30.
Sin eje. ¿Quién ponía de acuerdo a los coordinadores entre sí? Según los responsables consultados, cada uno respondía directamente a Inti Picado, pero no percibieron ni supieron de otra jerarquía.
“Nunca hubo una figura de productor general”, dice Marysela Zamora, coordinadora del área de cine. “Para nosotros, es complejo entender el organigrama, porque trataron de hacer una receta nueva –lo cual yo respeto mucho, pero no funcionó–. Creo que cada festival debe tener un director o productor general”, comentó Zamora.
Según Alfredo Chavarría, tres personas estaban a cargo de la producción: Arlette Arroyo (producción técnica), Rocío Montero (logística) y Ada Acuña (artes escénicas). Acuña niega que existiera tal jerarquía.
“La gente fue contratada en forma individual. Eso significa que nadie tiene claro lo que cada uno estaba haciendo, porque, lamentablemente, se trabajó de forma unilateral con la persona responsable (Picado). Tenemos ese perfil de productoras, pero ni por salario ni pedido eso estaba solicitado”, dice Acuña. Se intentó hablar con Montero y Arroyo sobre este tema, pero no fue posible conversar con ellas.
Según ella, pidió especificar sus funciones y limitarlas a artes escénicas y a tres sedes; según esta versión, no había nadie formalmente encargado de la preproducción completa.
Arroyo debía coordinar toldos, utilería y escenografía para los artistas; Montero estaba a cargo de seguridad, permisos, edecanes, transportes y hospedaje. No obstante, el programa no estaba claro ni siquiera para los participantes la semana de apertura.
“La cabeza de producción del festival la asumió, la dirigió y la gestionó el director del CPAC. Si nosotras hubiéramos tenido esa responsabilidad y esa autoridad, hubiera sido otra cosa”, aduce Acuña.
“El festival es algo muy complejo, y si usted no tiene conocimiento ni liderazgo para hacer esto, lamentablemente... estamos viviendo en este momento lo que está pasando”, aseguró Ada Acuña.
¿Considera Cultura que la ausencia de la figura de un productor general pudo haber afectado el desarrollo y desenlace del festival? “Puede ser que sí. Esa es una valoración que tendremos que hacer en los próximos días, pero bueno, por el momento estamos abocados a solucionar algunos entuertos que se nos han presentado”, dice Chavarría.
Sin dinero. A la falta de coordinación general se le sumó los problemas presupuestarios. En los primeros días de actividad, el FIA no contaba con fondos suficientes para ejecutar la programación planeada; tampoco estaban contratados todos los artistas (las órdenes de compra empezaron a formalizarse poco antes de la inauguración).
De ¢782 millones presupuestados, la organización no podía acceder a ¢130 millones de una transferencia que fue aprobada hasta este jueves 30 (una semana después de la inauguración), ni a un monto cercano a ¢125 milones, patrocinio de Kölbi cuyo funcionamiento la dirección del FIA dijo desconocer.
A la fecha, no se sabe cuánto se ha gastado ni cuánto queda; la ministra Fonseca anunció una comisión para investigar el descalabro del FIA y este tema. El 29 de abril, Fonseca y el viceministro administrativo, Luis Carlos Amador, estimaron un gasto de ¢605 millones a hoy; la cifra corresponde a la suma de órdenes de compra, que seguían tramitándose incluso al día siguiente.
Jaime Gamboa, Iván Rodríguez y Berny Abarca, previos responsables del festival, han afirmado que dejaron un “flujograma” y una guía de procesos en manos de los actuales jerarcas. Según han dicho Fonseca y Chavarría, no fue así. “Pues hasta donde yo tengo entendido, no”, dijo el viceministro. Se le quiso preguntar a Picado, pero no fue posible. A
El desorden del festival es evidente: solo el área de artes visuales parece haber ejecutado al 100% su plan original. La Contraloría, los diputados en plenario y una comisión legislativa investigarán cómo se derrumbó este festival, que cerrará este domingo. No habrá acto de clausura.