A Bruce Wayne una tragedia indecible le atravesó la niñez: vio morir, a balazos, a sus padres, Thomas y Martha, a manos de un ratero de medio pelo llamado Joe Chill. El niño Bruce se quedó brutalmente solo, al cuidado de su fiel mayordomo, Alfred Pennyworth, y como el heredero del legado filantrópico de su padre y de la fabulosa fortuna de la familia Wayne. Aquel horror, aquella rabia, aquella impotencia, con los años se fermentó e hizo brotar en el Bruce adulto un irrefrenable deseo de justicia: él se convertiría en el instrumento para que nadie volviera a sufrir por causa de los malvados.
Así, el Bruce hecho hombre se dedicó a ser un justiciero encapotado, un caballero de la noche, el símbolo que los malhechores temerían. Bruce Wayne se convirtió en Batman –originalmente The Bat-Man (el Hombre Murciélago)–.
La muerte de los padres del trillonario Bruce Wayne es la piedra angular de la mitología de uno de los superhéroes más notables de la cultura occidental, cuya leyenda cumple 75 años en este mes. Batman debutó en mayo de 1939, en el número 27 de la revista Detective Comics, de la empresa National Publications.
El terrible asesinato de sus padres y por qué se dedica a ser un “vigilante” se relatan en el número 33, de noviembre de 1939. Desde entonces, aquel hecho fue contado y recontado...
“Por los espíritus de mis padres, prometo que vengaré su muerte, combatiendo el delito, por el resto de mi vida”. El joven pronuncia estas palabras en su habitación días después del sepelio de Thomas y Martha y sella su destino. ¿Qué impulsa a un trillonario a tomar el camino de un “vigilante”?
Bruce Wayne se siente responsable de la muerte de sus padres, y convertirse en un justiciero es parte de la expiación. Como le sucede a cualquier ser humano, la tragedia lo hace cuestionarse su sistema de creencias; el asesinato le hace entender la fragilidad de la vida, le hace comprender que las certezas se pierden en un dos por tres, y decide que él se encargará de su propia seguridad, amén de cuidar de otros.
Caballero de la noche. Batman puede encontrar semejanzas en la leyenda medieval de Robin Hood, quien trata de arreglar por su cuenta los abusos de los ricos contra los pobres, así como los desmanes del sheriff de Nottingham.
También puede haber similitud con el Fantasma (1936), de Lee Falk, no tan solitario como el hombre murciélago y con una tragedia similar a la de Bruce Wayne: el asesinato de su padre a manos de piratas. El hijo jura dedicar su vida a combatir el mal ante la calavera de su progenitor.
La idea de un justiciero enmascarado, con un alter ego adinerado tampoco es extraña cuando se habla de historietas y héroes. El Zorro (el noble californiano Diego de la Vega) y The Shadow (el sofisticado Lamont Cranston) son los dos ejemplos notables. Por cierto, el Zorro fue una de las inspiraciones de Bob Kane para su encapotado.
El increíblemente millonario Bruce Wayne protege su identidad para combatir el crimen. Lo hace de tal manera que uno se pregunta si Batman es su identidad secreta, o si Bruce Wayne es la de Batman.
En la admirable trilogía cinematográfica de Cristopher Nolan, este director alega que su historia es la del millonario, no la del superhéroe. Para Paul Levitz, quien hasta el 2009 fue director de DC Comics (casa editora del Caballero de la Noche), Bruce Wayne es la máscara de Batman.
En el documental Batman desenmascarado, Levitz recuerda una historieta en cuya trama se discutía un trato de millones de dólares, mientras Bruce Wayne veía con detenimiento cómo el Sol se ponía... Con la llegada de la noche, dio por terminada la reunión pues tenía algo que hacer. “Para él, es más fácil dejar de ser Bruce Wayne que Batman”, apuntó Dan DiDio, vicepresidente editorial de DC.
El hombre de la capucha. ¿Quién es el que cada noche se disfraza para salir a zurrar maleantes? La pregunta nos lleva a uno de los aspectos más atrayentes de Bruce Wayne/Batman: su dualidad. Es un millonario y un vengador; camina en la delgada línea de lo que es y lo que anhela ser; opera al margen de la ley, pero no deja de ser una persona virtuosa.
Su disfraz, (“el monstruo que usted ha creado”, le recrimina Alfred en Batman Begins ) es el instrumento que él creó para ayudar a las personas (“como lo hizo mi padre”, responde Bruce Wayne al reproche de Alfred). A su manera, hace filantropía; pero el encapado es un vigilante , término también usado en inglés y que el diccionario Webster define así: “Alguien que toma la ley en sus manos”.
Para Batman, las leyes están en blanco y negro, sin interpretación, porque el sistema judicial de Ciudad Gótica está corrupto. Uno sobre el otro, Bruce Wayne/Batman reflejan sus respectivas sombras.
“Al final de cuentas, es un ser humano que libra una tremenda batalla en su interior. No tiene superpoderes, pero posee una enorme capacidad de disciplina, para controlar sus impulsos e impedir que lo domine el lado oscuro, como sucedió con Harvey Dent (fiscal devenido en Dos Caras por una tragedia). Ese es su verdadero superpoder”, explica Cary Friedman, autor del libro Sabiduría desde la Baticueva.
“Batman decide ser un campeón del bien, se mantiene todos los días en esa senda y todos los días lucha por mantenerse en ella. Eso es lo fundamental en la personalidad de Batman”, agrega Friedman.
Justicia cierta. No tener superpoderes es algo que marca una diferencia fundamental del personaje con otros superhéroes (Tony Stark tampoco los tiene, pero sí se enfunda dentro del fabuloso traje de Iron Man). Es un humano extraordinario, con un entrenamiento excepcional en artes marciales, con una capacidad detectivesca desarrollada al máximo, pero... humano.
Al final de cuentas, lo único que desea el tipo de la capucha y la capa es encontrar un lugar en la Tierra, que trata de potenciar sus virtudes y minimizar sus defectos, en pos de encontrar una respuesta al mundo desquiciado en el cual le tocó vivir.
“Es alguien que busca darle un sentido a su vida luego del trauma. No concuerdo con quienes dicen que es alguien que sigue hurgando en sus heridas infantiles”, comentó Benjamin Karney, sicólogo social de la Universidad de California en Batman desenmascarado .
“Es alguien que se enfrentó a su enorme tragedia para mejorarse a sí mismo y mejorar el mundo. Es un personaje que enseña que podemos perseguir la justicia en un mundo injusto”, añadió.
Ya son 75 años de que Bruce Wayne y Batman abrieron su particular debate acerca del bien y el mal, y las elecciones que hacemos en uno u otro sentido. Lein Wein, historietista La Cosa del Pantano (DC) y X-Men (Marvel) sentenció en alguna oportunidad: “Por lo menos, Batman está de nuestro lado”.
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La invención del murciélago. En 1939, Vin Sullivan, jefe de Detective Comics, buscaba algo similar al exitoso personaje de Superman, el superhéroe favorito de la niñez estadodunidense, quien debutó en 1938 en Action Comics.
Bob Kane fue el encargado de crear ese nuevo paladín y lo dibujó con mallas y pantalonetas porque creyó que era obligatorio, según se relata en Batman: The Complete History , de Les Daniels (2004)
Para la capa se inspiró en una máquina voladora llamada ornithóptero , diseñada por Leonardo da Vinci. Moldeó el personaje con dos películas: una, The Bat Whispers (1920), de Roland West, en la que Chester Morris interpreta a un detective que es un asesino disfrazado llamado The Bat; la otra es The Mask of Zorro (1920), con el astro del cine mudo Douglas Fairbanks.
Kane pidió consejo a Bill Finger, quien, tras revisar un diccionario y ver la ilustración de un murciélago, sugirió cambiar la máscara negra por una capucha con orejas, que complementase la capa.
El autor es periodista e historiador costarricense.