Londres
Entre erizos y flamencos, la Biblioteca Británica recrea un mundo de fantasía en la exposición que celebra el 150 aniversario de Alicia en el País de las Maravillas y en la que se puede ver el manuscrito original de la historieta que daría lugar al relato.
Los animales, que eran usados por la reina de corazones para practicar su pasatiempo favorito, el croquet, presiden el inicio de una muestra que explora el legado de Lewis Carroll, padre del icónico personaje.
La exposición, que se inaugura este viernes y se podrá visitar hasta el 17 de abril, ha reunido alguno de los objetos más valiosos que la institución atesora para conmemorar el cumpleaños de este texto.
"Alicia era una niña valiente que no se dejó intimidar por ninguno de los personajes que se cruzó en la mítica historia, por eso nos gusta tanto", dijo en una entrevista con Efe la comisaria de la exposición, Helen Melody.
La muestra cronológica comienza con el manuscrito original de Las aventuras subterráneas de Alicia (1862), historieta en la que Lewis Carroll incluyó más de treinta ilustraciones hechas de su puño y letra.
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El relato nació una tarde de verano, cuando el autor navegaba por el Támesis con tres niñas a las que contó las aventuras de una joven que caía en la madriguera de un conejo.
Una de ellas quedó entusiasmada con las peripecias de Alicia y le pidió al autor que las escribiera en un libro, que más tarde dio lugar a "Las aventuras de Alicia en el país de las Maravillas".
"Lo increíble de Carroll es que fue capaz de crear un universo maravilloso como nadie lo había hecho antes", explicó Melody.
Carroll, seudónimo tras el que se escondió Charles Lutwidge Dogson, era un matemático que publicó varios trabajos científicos, hasta que se dio a conocer con el libro que revolucionó la literatura infantil.
Avanzar en la muestra, que se sumerge en el legado inmortal del escritor británico, significa explorar la fantasía del País de las Maravillas donde todo era posible; desde un conejo con prisa que consulta su reloj, hasta un sombrerero loco que toma el té con un lirón.
Entre los libros más destacados de la exhibición se encuentran las dos primeras ediciones de Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas (1865), ilustradas por el virtuoso John Tenniel.
Estos ejemplares fueron retirados del mercado debido a que Carroll, que se involucró en todas las fases de difusión del libro, y Tenniel quedaron insatisfechos con la calidad de las ilustraciones.
Tras los primeros tomos de una historia que tuvo un éxito inmediato, muchos han sido los ilustradores, artistas, músicos, cineastas y diseñadores, de distintas generaciones, que han explorado el mágico mundo de la niña que cayó por la madriguera de un conejo.
Sin embargo, Melody recordó que "no importa cuánto ha cambiado la historia, ni cuantas veces ha sido reinventada, porque sigue siendo fiel a la original de Lewis Carrol".
Las distintas ilustraciones de este clásico, que han ido apareciendo a lo largo de los últimos 150 años, a menudo reflejan el periodo en el que fueron creadas.
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La exposición muestra cómo evolucionó el personaje a comienzos del siglo XX; la pequeña fue perdiendo su ropa victoriana y cambiando de estilo de peinado para protagonizar un buen número de parodias sobre los políticos de la época.
La Alicia de mejillas rosadas a la que dio vida la ilustradora Mabel Lucie Attwell; los dibujos de estilo Art Nouveau de Charles Robinson y una litografía surrealista de Salvador Dalí encuentran su espacio en la nostálgica muestra.
La exposición persigue "dar sentido a la historia", así como, "algunas pistas sobre detalles desconocidos del legado de Carroll", explicó la comisaria.
Para ello, la Biblioteca Británica no solo ha reunido textos, tomos y ejemplares originales, sino que también ha recogido la primera adaptación cinematográfica de Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, una película muda que se estrenó en 1903.
También cuenta con los primeros objetos que rendían homenaje a la aventurera, incluyendo figuras de madera, latas de té y sellos de correos.