Quizá por ser construidas a partir de un material que alguna vez fue un ser vivo, las casas de madera encierran una atmósfera indiscutiblemente acogedora.
A pesar de las radicales transformaciones que ha sufrido el paisaje urbano costarricense desde mediados del siglo XX, todavía sobreviven en el territorio nacional construcciones de madera que nos transportan al pasado, sin despegarse del presente.
El calendario 2015 del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) resalta en sus páginas la belleza arquitectónica y el valor histórico de la casa de madera costarricense.
Las construcciones que ilustran cada uno de los 12 meses del año son como pequeños museos, que resguardan desde estilos arquitectónicos diversos hasta fragmentos de la historia de nuestros abuelos.
“La morada de la infancia de muchos costarricenses era una casa de madera fresca y algo oscura, que de noche se llenaba de ruidos (...). La puerta doble se abría hacia al zaguán, los techos eran altísimos, la escalera con su balaustrada de madera subía a un segundo piso misterioso y prohibido, y tenía debajo una pequeña bodega llena de fantasmas”, escribieron los editores del calendario, Guillermo Barzuna y Flora Ovares.
Estas edificaciones son, a su vez, un catálogo de especies maderables: cedro, pochote, almendro, laurel, cristóbal, roble, ron-ron, surá, pilón, chiricano y lagarto.
Según detallan Barzuna y Ovares, muchas de estas casas se caracterizan por su arquitectura ecléctica, de influencia victoriana.
Las variaciones locales de esta corriente arquitectónica surgieron para adaptarse a las necesidades del entorno o a las condiciones climáticas.
El diseño y la distribución de los elementos en estas construcciones tenían en cuenta detalles como la humedad y la luz natural abundante, características de Costa Rica.
Las casas que desfilan por las páginas del calendario se localizan en varias zonas del país: barrio Amón y barrio Otoya (San José); Vázquez de Coronado, Puriscal, Palmares, Limón, Santo Domingo, Pacayas de Alvarado y Orotina.
El calendario es un proyecto conjunto entre Icomos, la Editorial Universidad de Costa Rica y el diseñador Antonio Méndez.
La presentación del calendario será hoy a las 7 p. m. en la sede de Icomos Costa Rica, ubicada al costado sur de la iglesia de la Soledad, en San José, casa 914.
El calendario cuesta ¢5.000 y está a la venta en la sede de Icomos y en la Librería de la Universidad de Costa Rica, ubicada al costado sur del edificio Saprissa, en San Pedro de Montes de Oca.