Carlos Alvarado es el autor de Las posesiones , novela que trata de las consecuencias de la Guerra Civil de 1948 y de los campos de internamiento de alemanes (considerados “enemigos”) creados en Costa Rica durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy hablamos por escrito con el autor.
–¿Cuándo escribe?
Cuando estoy desempleado. Así escribí Las posesiones. Desafortunadamente, ahora solo escribo en las noches y los fines de semana.
–¿Cómo creó la trama de “Las posesiones”?
–Cuando era niño escuché a mi abuelo mencionar los campos de concentración en Costa Rica. La imagen se me grabó. Los campos de concentración se asocian con Europa, los nazis y el pueblo judío, y la idea de campos de este tipo en Costa Rica me pareció de otro mundo. Años después investigué y me percaté de que fue una realidad de la que no se hablaba.
”Por otra parte, la idea de morir separado de la persona amada impulsó en mí la historia de Stefan Schmitz, un costarricense hijo de inmigrantes que es confinado en el campo de internamiento de la avenida 10 en San José. Él se ve separado de la mujer con la que está por casarse.
”Stefan me permitió hacer ficción a partir de la realidad porque, así como pasó en aquel entonces, Stefan no solo es encarcelado injustamente, sino que lo despojan de sus bienes y propiedades, las que se deja un “amigo”.
”Él luego es expulsado a otro campo en los Estados Unidos, y finalmente es enviado a Alemania. Las otras dos líneas de la trama ocurren en la Costa Rica y la Alemania en nuestro tiempo, y son soporte la historia central, que me permite explorar y revivir lo que pasó.
–¿Hay continuidad entre este libro y sus obras anteriores?
–Con Las posesiones quise romper con mi libro anterior ( La historia de Cornelius Brown , Premio Joven Creación, ECR, 2006). Como autor quiero tener un registro amplio para contar historias: como un músico que puede tocar diferentes instrumentos.
–¿En qué se diferencia este libro de los otros que ha publicado?
– La historia de Cornelius Brown es una novela del tipo monólogo interior, con un tono predominantemente masculino. En cambio, Las posesiones me sacó de mi zona de confort ya que utilicé varios tipos de narrador, diferentes personajes y puntos de vista. Además, debí investigar sobre los campos de internamiento en Costa Rica y otros países de América, así como entender a fondo la década del 40.
”Como Sartre, creo que el escritor a veces debe escribir contra sí mismo para superarse, y pienso que el proceso me ayudó a ponerme en los zapatos de los otros.
–Como algunos autores, ¿tiene usted un ‘lector imaginario’ para el que escribe?
–Siento mucha responsabilidad para con el lector y pienso mucho en él. Leer es uno de los actos más íntimos entre personas y conciencias. Ocurre cuando una mente “toma de la mano” a otra y la lleva a través de una historia, un mundo, un tiempo, una idea y un sentimiento. El lector puede pausar, releer, saltar, incluso abandonar el libro.
”Por eso, no hay nada tan gratificante como cuando un lector no puede parar de leer, o, mejor, cuando no quiere terminar un libro porque le da miedo que se le acabe. Si uno va a escribir, creo que debe preocuparse por la experiencia que ofrece.
–¿Presenta los originales a amigos antes de publicar el libro?
–Todo lo que escribo se lo muestro a mi esposa. Ella es mi primera lectora y crítica. Durante el proceso de escritura le comparto lo que voy haciendo, ella lo lee, a veces en voz alta –porque se escucha mejor en ella que en mí–.
Es como un juego de Las mil y una noches porque, fragmento tras fragmento, quiero mantenerla interesada en la historia. Ella me retroalimenta y discutimos las piezas, no siempre concordamos o damos buen término a la discusión...; pero el proceso me ayuda. Para Las posesiones , ella contribuyó mucho a perfilar la psicología femenina de los personajes.
–¿Le interesan las críticas –favorables o desfavorables– que suscitan sus libros?
–Sí me interesan y afectan mi estado de ánimo, tanto las positivas y como las desfavorables. En una feria del Feria del Libro que visité, le preguntaron al escritor español Juan José Millás cómo tomaba él la crítica, y respondió que a su edad se las pasaba... de lejos.
”Yo aun no me puedo desapasionar de algo que me apasiona. Al final, ya sereno, agradezco todas las críticas. Hasta las más destructivas tienen cosas útiles o interesantes. Lo verdaderamente funesto es el silencio y la indiferencia.
–¿Qué libro le hubiera gustado escribir?
–Me hubiera gustado escribir el Libro de los hechos de los apóstoles . Sobre un tema remotamente relacionado tratará mi próxima novela.