El músico Carlos Rafael Rivera, nacido en Estados Unidos pero criado en Costa Rica, ha experimentado lo que él mismo describe como un “arcoíris de realización y éxtasis artístico”.
Su más reciente travesía lo ha llevado a componer la envolvente banda sonora de Griselda, la exitosa serie de Netflix, que ha cautivado a audiencias de todo el mundo desde su estreno, el pasado 25 de enero.
Para Rivera, esta experiencia ha sido más que una simple colaboración; ha sido un viaje donde la libertad creativa y el respeto por su labor han pintado su camino con los colores de la felicidad y la plenitud artística.
“Es un sueño. Nunca había tenido tanta libertad, tanto espectro para crear y proponer. Fue bellísimo y saber que tanta gente está viendo la serie, pues lo llena a uno de mucha satisfacción”, adelanta.
Una joya impulsada desde Costa Rica
Carlos Rafael Rivera nació en Washington, Estados Unidos, pero una infancia de migraciones lo hizo permanecer en Costa Rica desde los 9 a los 11 años y, posteriormente, de los 13 a los 15.
De hecho, su crianza fue de la siguiente manera: a los 6 años se fue a Guatemala, a los 9 a Costa Rica, a los 11 a Panamá, a los 13 regresó a Costa Rica, a los 14 volvió a Miami, a los 27 se fue a Los Ángeles y a los 40 regresó a Miami. Una vida de migraciones esculpió un oído atento y multicultural.
Rivera siempre ha manifestado que su crianza en Costa Rica lo acercó a la música. Incluso, su sueño es que el día que se retire pueda disfrutar de su jubilación en nuestro país.
“Le tengo un gran cariño a Costa Rica. Para mí salir en un periódico tico es el verdadero Big Deal”, asegura el compositor.
Rivera asegura que su pasión por la música tiene una sola razón, y es que consumió muchísima música en sus tiempos de adolescente, cuando estaba en suelo tico.
“Veíamos mucho el programa Hola Juventud. Yo me reunía con mis amigos y reactuábamos los videos que veíamos y tratábamos de imitar la música con guitarras y teclados. Nunca pensé que eso se pudiera hacer para vivir. Yo creía que, en general, todos los músicos nacían en una isla especial, una isla habitada por músicos donde crecían y aprendían entre ellos”, recuerda.
Cumpliendo el sueño
Carlos Rafael Rivera, de 53 años, es graduado en composición de la Universidad Internacional de Florida. Actualmente, está a cargo del departamento de Media Scoring y Production Department de la Universidad de Miami.
Con una destacada carrera que ha alcanzado las cimas del reconocimiento, el músico Carlos Rafael Rivera ha dejado su nombre escrito en grandes títulos de la industria del entretenimiento. Su trabajo incluye la banda sonora de la serie de Netflix The Queen’s Gambit, una de las más vistas de la plataforma, protagonizada por Anya Taylor-Joy.
Este logro no solo le valió a Rivera su segundo premio Emmy (el primero lo ganó con la serie de Netflix Godless), sino también su primer Grammy, así como el reconocimiento de la Society of Composers and Lyricists (SCL), el premio BMI Film TV & Visual Media, el Hollywood Music in Media (HMMA) Award y dos premios de la International Film Critics Association (IFMCA).
Además, Rivera ha compuesto la partitura de la serie Lessons in Chemistry para Apple TV, con Brie Larson; Ezra, protagonizada por Bobby Cannavale, Rose Byrne y Robert DeNiro; así como la partitura de la película A Walk Among the Tombstones (2014).
Al hablar de su experiencia en la creación de la banda sonora para Griselda, Rivera resalta la colaboración excepcional que tuvo con el director Andi Baiz. “Trabajar con él fue como sumergirse en un océano de posibilidades creativas. Su enfoque permitió que mi música realmente respirara, y eso es algo que no suele ocurrir en este tipo de producciones, donde a menudo el compositor está atado a una visión ya definida”, cuenta.
El compositor destaca la libertad creativa que Baiz le otorgó durante el proceso creativo. “Andi entendió que la música es una parte integral de la narrativa, no solo un complemento. Su confianza en mi visión creativa fue refrescante y única en este mundo”.
En detalle, Rivera compuso la música para Griselda adoptando un enfoque innovador, pensando en la serie como si fuera una ópera moderna. “Cuando abordé la creación de la música para la serie, decidí tratar la historia como si fuera una grandiosa ópera contemporánea. La voz de Griselda en sus discursos asume el papel del diálogo operístico, y mi tarea fue componer los elementos que sirviesen como un telón de fondo armónico para esta propuesta única”, explica.
El músico destaca la importancia de la voz de Griselda en la narrativa, comparándola con los elementos clave de una ópera. “La voz de Griselda es como una soprano, llevando la historia con una fuerza dramática inigualable. Cada composición fue diseñada para realzar la intensidad de sus palabras y aportar una dimensión emocional adicional a cada escena. Quiero en el futuro poder seguir participando en producciones que me hagan tan feliz y pleno como esta”, finaliza.