Policías y reos abandonan la que ha sido su casa por casi 100 años en el centro de Cartago.
El histórico cuartel es preparado para recibir una profunda restauración en los próximos meses, la cual lo convertirá en un amplio centro cultural para la Vieja Metrópoli.
En Costa Rica se pueden contar con los dedos de una mano los edificios que, como el cuartel cartaginés, rematan con soberbia en medio de una calle en plena ciudad y no dejan dudas de la importancia que tienen –por forma y fondo– en el entramado urbano.
“Atravesado” en medio de la avenida 6, en su cruce con la calle 2, este edificio destaca con facilidad cuando se le mira desde la calzada colonial de la Plaza Mayor hacia el norte.
¢600 millones. Las obras para convertir al cuartel en el nuevo hito cultural cartaginés comenzarán en las próximas semanas y estarán listas este mismo año, muy probablemente en el segundo semestre.
La inversión de ¢600 millones proviene de la Municipalidad de Cartago, que durante los últimos años ha decidido invertir no solo en calles y recolección de basura, sino también en cultura.
Las obras incluyen la restauración de las fachadas, parte de cuyos repellos están severamente dañados.
En este apartado se incluye la eliminación de un alero en la entrada principal que no corresponde al diseño original del inmueble, terminado en 1915.
Otro de los puntos elementales será la restauración de los techos con el fin de evitar filtraciones de agua y humedad.
Los estudios previos realizados por el arquitecto de la Municipalidad, Óscar López, señalan que la estructura de metal que soporta las láminas de los techos se halla en buen estado y en su mayor porcentaje solo requiere ser revisada y limpiada .
Como parte de los trabajos, también se repararán las canoas (en muchos sectores inexistentes) y los bajantes. En cuanto a los pisos, los sectores con mosaicos con diseños más valiosos se mantendrán intactos. Los sectores donde falten los mosaicos se podrán sustituir con piezas hechas contra pedido.
Además, deberán eliminarse los entrepisos que se crearon con posterioridad a la inauguración del edificio, probablemente con el interés de aprovechar su gran altura.
Esta primera etapa de los trabajos costará ¢300 millones y ya está adjudicada a una empresa, la cual espera el desalojo del inmueble, propiedad del Ministerio de Seguridad, para comenzar las obras.
El acuerdo con el Ministerio de Seguridad indica que será la Municipalidad la que administre el edificio mientras sea un centro cultural, explicó López.
Centro cultural. Para aprovechar la gran altura del inmueble, que mide unos siete metros, pero que en el sector de las torres alcanza hasta los 12 metros entre el piso y el techo, se creará una especie de entrepiso (mezanino) desmontable.
“Queremos crear espacios multifuncionales, que puedan ser utilizados con distintos fines, nada fijo que limite las posibilidades”, comentó el arquitecto.
Lo que sí se tiene claro es que el patio interno del cuartel será un jardín de esculturas y que las cuatro torres de su parte trasera se unirán para crear una amplia biblioteca con una sala de lectura y un centro de cómputo.
López dijo desconocer si algún espacio se dedicará a recordar la historia del inmueble como cuartel y cárcel.
Los jardines que actualmente existen frente al cuartel volverán a convertirse en la plaza original y también serán un espacio público con vocación para el arte, concluyó el arquitecto.