Si durante las próximas semanas visita la catedral metropolitana, probablemente discretos sonidos y algún martilleo lo distraigan de sus oraciones, pues el órgano de este templo será restaurado y afinado para que vuelva a llenar con su música el sacro recinto.
Los trabajos, encargados a un experto alemán, pondrán de nuevo a tono el órgano tubular más grande del país, un valioso instrumento que ha estado en el coro de la catedral desde hace 117 años.
El aire volverá a fluir por los cerca de 3.000 tubos que posee –grandes y chicos, de metal y de madera, con tonalidades agudas y graves–, gracias a una inversión aproximada de ¢6 millones aportados por el Cabildo Metropolitano y la Fundación para la Restauración de la Catedral Metropolitana y otros Templos y Monumentos Católicos.
Una vez listo, el instrumento musical más grande del país acompañará una vez por semana la liturgia y muy posiblemente se utilizará en conciertos, comentó el sacerdote Germán Rodríguez.
Pedido por monseñor Thiel. Según Bosco Ramírez, investigador aficionado de los órganos tubulares costarricenses, el actual órgano de la catedral metropolitana fue solicitado por el obispo Bernardo Augusto Thiel poco después del terremoto de finales de 1888. Con el sismo, una de las torres del templo cayó hacia dentro y destruyó por completo el instrumento que había.
Monseñor Thiel aprovechó para comprar un instrumento mejor, asesorado por el maestro Alejandro Monestel, quien ya planeaba un viaje a Europa.
En Bruselas (Bélgica), Monestel probó en varios órganos de la casa Pierre Schyven y Compañía, y terminó encargando uno de ellos para la catedral josefina, el cual se estrenó el 21 de diciembre de 1891.
Para su primera gran restauración, en 1937, vino al país Juan Bansbach, quien terminó quedándose en Costa Rica. Muchas décadas después, en el 2002, los hijos de Juan Bansbach, Willmar y Peter, realizaron la segunda gran restauración del instrumento.
Experto alemán. Ahora será el turno de Gerhard Walcker quien aplicará al instrumento sus 50 años de experiencia en la construcción y restauración de órganos.
Él es la sétima generación de una familia de organeros alemanes, varios de cuyos instrumentos se encuentran en el país, como es el caso del órgano de la basílica de los Ángeles, el de Las Mercedes de Grecia y el de la iglesia Don Bosco.
Walcker vino al país en octubre del año pasado precisamente para restaurar esos instrumentos elaborados por su familia e hizo una visita a la catedral.
Ahora regresa para afinar este órgano y realizar otra serie de restauraciones, algunas de las cuales requieren piel de cordero, material difícil de conseguir en el país.
Jordi Antich, organizador del Festival de Música Credomatic, ha expresado su interés en llegar a un convenio con la Iglesia Católica para poder utilizar el instrumento en una próxima edición del festival.
El sacerdote Rodríguez confirmó el interés de varios grupos en el órgano para dar conciertos, pero aclaró que la prioridad será la liturgia y la música sacra.