A las 11 p. m. del 30 de diciembre los pobladores de la Reserva Indígena Boruca, en el cantón de Buenos Aires, Puntarenas, comenzaron a sentir la fiesta. Muchos acudieron a concentrarse al pie de una montaña porque pronto nacerían Los Diablitos.
Y así fue. Una hora después, cuando dieron las 12 medianoche, en la cima de la montaña se escuchó la música y el barullo que anunciaba el nacimiento. Los Diablitos comenzaron a descender y se armó el baile, una fiesta de mascaradas que es patrimonio cultural inmaterial de Costa Rica desde el 2017.
Se trata de una celebración donde hay danza y chicha hasta su fin el 2 de enero. Se conmemora en Boruca y también en la comunidad de Rey Curré y tiene un gran significado pues representa la lucha de los indígenas contra los conquistadores españoles a partir de 1502, con la llegada de Cristóbal Colón a la costa del Caribe.
La máscara de madera es un símbolo de la fiesta porque durante la conquista la usaron los indígenas para proteger su identidad frente a los españoles con el fin de que evitar cualquier revanchismo.
“La máscara boruca es un instrumento que nos vincula con el pasado. La máscara nos cuenta la historia de nuestro pueblo, es una combinación entre animal, naturaleza y ser humano. La máscara boruca es un símbolo cultural, es resistencia, lucha, espiritualidad, alegría, unión y arte”. Así lo explica el Museo Comunitario Indígena de Boruca.
Esta ceremonia ancestral se celebra anualmente, y busca mantener vivo el recuerdo de lo que vivieron los antepasados indígenas en los tres cuartos de siglo que tardó la lucha contra la dominación de los conquistadores.
En el “Juego de Los Diablitos” (Kabrú Rójc) pueden participar solamente los hombres de la comunidad mayores de 18 años. Todos los participantes prepararon, por semanas, la máscara y la indumentaria que usaron esos días.
“Como no éramos católicos, éramos del diablo, entonces de ahí viene la terminología de ‘diablitos’, pero en realidad lo que nosotros hacemos es una representación de los guerreros. Entonces, cuando las personas les llaman ‘diablitos’, en realidad es la figura del guerrero boruca”, contó a La Nación, en 2018, Harol García, de la Comisión Kabrú Rójc.
Durante el “nacimiento”, en la cima de la montaña, solamente pueden estar presentes los participantes del juego, es decir, los diablos, los mayores, los músicos y los arreadores. Y es un misterio lo que pasa durante esta ceremonia. “Ni yo sé todo lo que sucede ahí, y eso que yo soy de aquí”, comentó Angie Soto Fernández, vecina de Boruca.
El 31 en la mañana volvieron a iniciar los bailes a las 8 a. m. cuando los diablitos dieron tres vueltas a toda la comunidad. Este día, precisamente, inicia el juego con la llegada del toro, el cual representa a los españoles y cuya intención es “matar” a los diablitos.
Durante los próximos días, los diablitos continuarán luchando contra el toro, hasta finalizar las fiestas el 2 de enero con la victoria.
Entre las comidas que se degustan en estos días están el guacho, bollos de maíz con frijol molido, biringos, bienmesabe, chilate y pescado asado.
En cuanto a las bebidas, hay chicha de maíz nacido, chicha corriente, cacao batido, pinol, atol de plátano y atol de maíz, entre otros.