Las políticas económicas de inicios de la década de 1980 limitaron la inversión que el Estado realizaba en el campo de la cultura, lo que varió las políticas vinculadas al teatro. En la parte práctica, el cambio se materializó en el escaso apoyo estatal para los montajes, lo que devino en el fortalecimiento de iniciativas privadas y la apertura de diversas salas de teatro.
En adelante, se miró a la empresa privada como cogestora de política cultural. Así, el emprendimiento teatral ha llevado a que se amplié la oferta: de nueve grupos de “teatro comercial” en 1990, se llegó a 15 una década más tarde, y a 17 en el 2010. En el 2014, ya 25 grupos ofrecieron montajes.
Acorde con el nuevo modelo, a partir de la década de 1990, el sector de la cultura en general y el teatral en específico cambiaron la forma de trabajo y montaje, y se separaron de las políticas de cultura producidas desde el Estado, para crear las propias.
Temas. Las propuestas de “emprendimiento cultural” generaron salas cuya oferta procura altos rendimientos económicos, una programación de entretenimiento ligero y con connotaciones sexistas, que tiene amplio apoyo del público.
Los contenidos y los valores ligados al consumo de la cultura de masas llevan a estas empresas a desarrollar montajes de obras cuyo contenido está básicamente vinculado con el sexo, los problemas de pareja y las representaciones asociadas al poblador urbano y urbano-marginal; en suma, al “juega de vivo”, “pachucho” o “supermacho”.
La propuesta de este sector descentra el lugar desde el cual emana la política pública e incide en la construcción identitaria costarricense al asociar prácticas culturales específicas con un tipo particular de estética y divertimento.
Otra característica de este sector es la no diferenciación entre grupos o compañías de teatro y cantidad de salas pues lo habitual es no consignar la compañía que participa en los montajes.
Infraestructura. Por entrevistas realizadas, sabemos que el dueño de la sala de teatro es quien organiza una pequeña troupe ; por tanto, estos conglomerados no son estables. Tal práctica hace aún más vulnerable el trabajo histriónico pues los actores son contratados por temporadas o por servicios profesionales. Esto hace difícil la supervivencia en el campo y la consolidación de la profesión.
La mayoría de estos teatros se ubican en el centro de la ciudad de San José, en los alrededores del paseo de los Estudiantes. Este circuito teatral es comúnmente llamado “teatro de Cuesta de Moras” por la cercanía a esta calle josefina. Sin embargo, algunos también han abierto en las afueras de este circuito como ha sucedido al este y oeste de la ciudad, así como en Heredia. En total entre 1990 y 2014, se han detectado la creación de 44 diferentes salas de teatro.
Tales empresas han introducido una propuesta teatral que convoca a espectadores de clase media y media alta dispuestos a pagar precios mayores por la entrada. Dichas salas ofrecen mayor comodidad, así como algunos complementan la ida al teatro con una oferta de entretenimiento y comida a la salida de la función.
Tal tipo de compañías teatrales vende, junto con las entradas, la falsa noción de seguridad que un ambiente semiexclusivo de centro comercial de clase media y media alta promete.
Al ser un circuito amplio, contribuye a construir una falsa idea de encuentro pues da la sensación de que diversos estratos sociales se reúnen en el mismo sitio para disfrutar de la misma experiencia.
Tipo de puesta en escena. El crecimiento del teatro comercial ha estimulado un aumento en la producción de obras, que se traduce en la cantidad de estrenos realizados anualmente.
Al procesar una base de datos de elaboración propia y fundamentada en un muestreo, se constata que en 1990 se estrenaron 21 obras, de las cuales 12 fueron publicitadas junto con su autor y 6 con el nombre del director. En 1995, el número de estrenos bajó a 10, y el número de grupos se redujo en 6; sin embargo, solo 2 de estos estrenos fueron publicitados junto con el autor de la obra.
Para el 2000, el número de grupos aumentó a 15, y los estrenos subieron a 26, pero solo se conoció el autor de 4 de ellos y no se publicitó a ninguno de los directores. En 2005, los estrenos y los grupos se mantuvieron.
Para el 2010, los grupos habían crecido a 17 y hubo 28 estrenos. Solo dos de ellos consignaron el autor, y en uno se mencionó al director. En el 2014, el incremento fue impresionante: el número de salas subió a 25 y los estrenos fueron 63; se mencionó 12 autores y 9 directores.
Así, los datos evidencian la falta de interés por parte de los propietarios de los establecimientos en mercadear a actores o actrices en específico, a autores dramáticos particulares y a la dirección del montaje.
De acuerdo con las entrevistas realizadas, los guiones dramáticos son pastiches que ni citan ni mencionan el original, y son reelaborados en el 75 % con el objetivo de no cumplir con los derechos de autor.
Estereotipos. Quienes producen estos guiones son los dueños de los establecimientos o es un autor “fantasma”. Puede pensarse en esta práctica como una forma de traducción de textos, pero a los guiones dramáticos traducidos en forma libre se les añaden particularidades de la cultura costarricense, incluidos los estereotipos, con el objetivo de congeniar con el público. Al hacerlo, aportan a la formación de identidades. Estos textos o sketches no contribuyen a la producción de dramaturgia costarricense.
Un examen detallado de la oferta teatral confirma que el modelo de producción del “teatro comercial” está anclado en una fórmula de divertimento fácil, según puede verse en los títulos de las obras, como se muestra en esta selección: Dos arriba y una abajo , En paños menores ; Viagra 2 ; Matrimonio en 12 rounds ; Amor, mentiras y chanchadas ; Dos mujeres en la puritica calle; Drácula Gay ; Academia de Sicarios, S. A.; Mi mujer me tiene lavando a mano.
Muchas de las obras escénicas pueden catalogarse dentro de la violencia de género de tipo psicológico pues explotan los estereotipos sociales. En algunos casos los guiones son discriminatorios sobre la base del sexo o género. Este tipo de violencia causa daño al promover visiones distorsionadas sobre la sociedad y de las relaciones entre hombres y mujeres, o entre parejas del mismo sexo.
Ese tipo de teatro es el que se ha convertido en un lugar de encuentro social y de cultura al abrir espacios para la confluencia de espectadores que provienen de diversas clases y grupos sociales, y genera políticas culturales y promueve identidades.