“Se murió Quino. Toda la gente buena en el país y en el mundo, lo llorará”, así anunció su editor, Daniel Divinsky, que Argentina y el planeta habían perdido a un grande.
Y es que a Quino lo conocían todas las generaciones, quizá por Mafalda, su famosa historieta adelantada a la época, que desde 1964 empezó a hablar de paz mundial, derechos humanos y la promoción de la justicia. O tal vez, lo reconocían por ser él mismo y por su simpático apodo que lo hizo diferenciarse de su tío, quien también se llamaba Joaquín. Lo cierto es que todos sabían quién era Quino.
Lo más cerca que estuvimos de él, luego de su visita en 1999 cuando vino invitado por la Librería Internacional, fue en el 2014, cuando en la Antigua Aduana se presentó la famosa exposición El Mundo según Mafalda.
LEA MÁS: Quino: el mundo llora al genio de la humildad
La exposición, producida por el Museo Barrilete de Argentina, fue parte del Festival Internacional de las Artes de ese año y fue presentada por La Nación y el Ministerio de Cultura.
Posteriormente, entre diciembre del 2017 y enero del 2018, la Galería Nacional del Museo de los Niños trajo la misma muestra que en ese lapso fue vista por más de 5.000 personas, quienes pudieron conocer todo sobre el autor y los inicios de su conocida caricatura.
Honra a Quino
El medio artístico costarricense recuerda a Quino y reconoce su valor.
El director de La Nación, Armando González, reconoce la huella que ha dejado su obra en el país. “Con Quino perdemos un crítico agudo de la política y la sociedad. La universalidad de su obra no es obstáculo para reconocerla como esencialmente latinoamericana. Con Quino nos reímos de nosotros mismos y de nuestro entorno para luego reflexionar. En La Nación, donde su obra se publicó por décadas, su muerte es muy sentida, como lo será entre nuestros lectores”.
En 1999, cuando el artista visitó Costa Rica, el director de La Nación de aquella época, Eduardo Ulibarri tuvo la oportunidad de compartir con él. Recuerda que era un hombre sumamente tímido.
"En La Nación fuimos casi que sus anfitriones. Algo que me llamó la atención pero que no me sorprendió es que era una persona sumamente tímida, muy discreta, poco expresivo desde su comunicación verbal y gestual. Era alguien que estaba tan inmerso en ese mundo de creación gráfica y tenía rasgos filosóficos, de crítica social y de interrogación sobre la condición humana. Me dio la impresión de que no tenía concepto práctico de la cotidianidad, debilidades que suplía su esposa; recuerdo que cuando uno preguntaba sobre aspectos del día a día ella era quien intervenía.
“Quino me pareció una persona agradable y perceptiva que no es sorpresa en alguien con esa calidad y condiciones de creación”, manifestó Ulibarri.
LEA MÁS: Murió Quino, padre de Mafalda y genio de la caricatura latinoamericana
Ulibarri agregó: “Era difícil imaginarse que esa persona fuera capaz de desarrollar el tipo de personajes, conflictos e ironías que representaba en sus caricaturas como Mafalda o en sus dibujos filosóficos”.
Para Doriam Díaz, periodista y exeditora de Áncora de La Nación, Quino es una herencia para el mundo.
"Es seguramente el humorista gráfico y artista más internacional que tenemos en este campo. Mafalda se tradujo a una cantidad de idiomas impresionante y sus trabajos gráficos también.
“Quino fue de esos artistas que supo cuándo irse retirando. En el 73 para no repetirse dijo que no haría más a Mafalda, quien sobrevivió por sus propios medios, es una celebridad atípica, tiene humor pero es humor incisivo y con gran crítica social. No es humor fácil, pero es asequible, los niños aman a Mafalda, los adultos aman a Mafalda. Crecí con Mafalda porque siempre la vi en La Nación. Veía la caricatura apenas empezaba el día y luego el tiempo era para el periódico. Creo que Quino nos deja un legado impresionante”, comentó Díaz, quien recalca que Mafalda es eterna así como sus reflexiones, que en muchos casos continúan vigentes.
“Era una pluma certera que con pocas palabras dice grandes verdades. Hay reflexiones que siguen siendo tan potentes. Una de mis tiras favoritas (de Mafalda) es ‘paren el mundo que me quiero bajar’ y esa frase aplica en este 2020 más que nunca”, agregó.
El caricaturista Óscar Sierra Quintero no solo fue admirador de Quino, también fue su amigo. Él manifestó que la muerte del artista le duele mucho.
“Me dolió porque era el maestro que todos amábamos. Yo he estado en muchos países y siempre se hablaba de él. Recuerdo que por carta le pedí un dibujito y me mandó una Mafalda. Las cartas las respondía a mano. Como ser humano era muy noble”.