En su cuarta jornada, el Festival de Coreógrafos Graciela Moreno rindió un merecido homenaje al Conservatorio de Castella, institución emblemática en Costa Rica, que desde su fundación, en 1953, ha contribuido significativamente en el desarrollo del campo artístico.
El espectáculo que dirigió Nandayure Harley agrupó a cuatro creadores, todos formados en esta institución, quienes montaron sus coreografías para ser interpretadas por las estudiantes de undécimo año y otros graduados de generaciones anteriores.
Del primero que vimos su trabajo fue Erick Jiménez, quien con el audiovisual llamado Un día en la máquina de sueños, nos ilustró el mundo de las bailarinas y lo hizo con mucha propiedad. Con su lente captó muchos momentos cotidianos y de intimidad que se viven en la etapa formativa de la disciplina coreográfica.
Por su parte, Jorge Hernán Castro conjugó en sus variaciones muchas acciones típicas de la cultura Castella en una composición titulada ADN en preludio y tres actos. Castro logró plasmar recuerdos al poner poemas de Nicolás Guillén y García Lorca que muchas generaciones han recitado y bailado, así como imágenes que remiten al uniforme que los ha identificado.
Carmen Calderón, dentro del lenguaje de la danza moderna expone la obra denominada Mis recuerdos y los otros, mediante un grupo de talentosas adolecentes. Ellas dejaron su esencia y energía en el escenario al ejecutar los movimientos enmarcados por un collage musical con sentido de conjunto y limpieza técnica.
La tónica contemporánea la dio Henriette Borbón con su propuesta realizada por doce bailarinas y que lleva el nombre de Crear, danzar, vivir, con música original de Isabel Guzmán. Borbón retó a las jóvenes y profesionales para fundirlas en un solo elenco y finalmente nos ofreció en la última imagen, un árbol que da frutos de luz.
A modo de coda y con todos los participantes, Harley llenó de movimientos y desplazamientos vertiginosos, una versión del himno del Castella interpretado por las dulces voces de los niños de la institución.
En otro orden de cosas y como es costumbre después de cada edición, se deben analizar los cambios implementados, medir su impacto y seguir adelante garantizando este espacio que es fundamental para la danza en nuestro país.
Llamo la atención para indicar que costó casi tres décadas para ponerse de acuerdo y definir que es un evento de obras de estreno, ya que existen otros espacios para mostrar trabajos de repertorio. Se debe repensar el sentido del premio: qué será mejor, si una temporada en el Teatro o recursos para pagar costos de producción. Será una limitante en la participación el definir una temática para cada encuentro. Todo esto y más debe pensarse en función de que la próxima edición sea mejor.
Como ganadores de esta edición, los jueces mexicanos Gabriela Medina, Ulises González y Javier Contreras premiaron a: Josué Mora por No. Nunca pasó, a Alejandro Rivera y José R. Martínez por el dúo Si la hubiera conocido le habría declarado mi amor creado, así como a Camilo Regueyra por Benjamín. Y Anatradanza premió a William Retana y Catalina Zeledón como mejores intérpretes. Regueyra y Mora empataron al ganar una pasantía a México.
XXXIV Festival de Coreógrafos Graciela Moreno
Coreografía: Erick Jiménez, Jorge Hernán Castro, Carmen Calderón, Henriette Borbón
Fecha: domingo 3 de setiembre 8 p. m.
Lugar: Teatro Nacional