Este año, el Festival de Coreógrafos Graciela Moreno (FCGM), en su edición XXXIV, presenta cambios, y como siempre, algunos son para mejorar y otros para analizarlos.
El primero fue que en la sesión inaugural se presentaron los trabajos ganadores del certamen de 2016, en el espectáculo Visiones , dirigido por Janko Navarro, con las coreografías de Fabio Pérez, Luis Piedra, Mónica y Michelle Sánchez. Dio como resultado una buena propuesta, muy bien articulada; permitió observar las obras revisadas, mejoradas e integradas en una idea armoniosa. Se celebra la duración, la limpieza en la ejecución, mejor interpretación y mayor fluidez.
Como segunda situación, y para analizar, es el poco número de obras de estreno en el festival, pues solo se aceptaron cuatro que concursarán por la temática propuesta sobre la memoria y una en la categoría libre.
Recuerdo que al finalizar el festival de 2016 se dijo que se quería retomar la esencia de su génesis para darle más espacio a los jóvenes creadores. Por su parte, los curadores dicen que esta selección fue para elevar el nivel, pero quedaron muchas propuestas por fuera. Me parece que se hubiera podido hacer una noche, fuera de la competencia, de trabajos en proceso y con un asesoramiento coreográfico, en vez de volver a ver trabajos ya estrenados como lo sucedido en la segunda jornada.
Por otra parte, este año el homenaje no recae en una persona, sino en una institución, el Conservatorio de Castella. Por lo tanto, en el espectáculo de cierre participarán cuatro creadores dirigidos por Nandayure Harley.
Otro aspecto que llama la atención es que el premio de vestuario que ha otorgado la Alianza Francesa en los últimos años no aparece indicado en el programa de mano.
Interesantes han resultado las intervenciones fuera del programa, ya que se hacen antes de iniciar la función y en el intermedio, con trabajos cortos del proyecto dirigido por Pablo Caravaca.
Quiero destacar que se volvió a tener participación internacional, para dejar de vernos el ombligo. En este caso, la invitada es la bailarina mexicana Gabriela Medina, quien también funge como jurado.
De lo visto. La función inició con Sórdito , de Gabriel Rodríguez, que en esta oportunidad la obra pasa de solo a dúo por la incorporación de Karl Hutt en el chelo. Con la programación de este trabajo, que ya vimos recientemente en el FIA y en el Festival Nacional de Danza, cambia el perfil de FCGM, que se había declarado como una plataforma que promueve los estrenos.
De igual modo, vimos la coreografía de Luis Piedra Pulsión estrenada en 2008. Fue grato ver la mejora en el diseño de vestuario y mayor decantación en el manejo del espació y la ejecución mejor dirigida.
La noche terminó con el unipersonal de Gabriela Medina e interpretado por la autora, titulado Always , un trabajo plásticamente muy rico por su diseño de luz, escenografía y vestuario que trata sobre la toma de conciencia de la respiración y requiere dominio corporal que Medina demostró poseer. No obstante, en el manejo del movimiento y por su duración hace que el material expuesto se agote a los treinta minutos.
Esos detalles también deben de ser considerados por los organizadores. Es decir, si a todos les obligan a un tiempo determinado, hay que revisar cuánto se le debe dar al invitado, o bien ubicarlo en una mejor programación.