Marco y Luis forjan un vínculo amoroso contra viento y marea. Además de la intolerancia de su entorno familiar, deben lidiar con la condición seropositiva del primero. Cada día es un reto por el temor a un posible contagio.
Sin embargo, a fuerza de afecto, la pareja se consolida y se gana la simpatía de Dora, madre de Marco, y férrea enemiga de la relación.
En términos de su estrategia narrativa, los personajes interrumpen y pausan, de forma constante, la representación de las acciones a fin de hablarle directamente a la audiencia.
Estos pasajes ofrecen información valiosa para hilar los sucesos de las distintas escenas. También propician una atmósfera de empatía de los espectadores hacia los hechos dramatizados.
Cuando la pareja debe separarse (Luis viaja al extranjero por motivos de estudio) y la salud de Marco empeora, emerge otra dinámica narrativa basada en la coincidencia de tiempos y espacios distintos.
En esos momentos, los tres personajes permanecen en escena de manera simultánea, pero no pueden comunicarse. Marco es, ahora, un recuerdo en un futuro donde su madre y Luis lamentan su ausencia.
El dispositivo escenográfico nos remite al interior de una casa. Figuras geométricas bidimensionales y cubos –todo en blanco– configuran un mobiliario de estilo minimalista que, de paso, suma superficies para realizar proyecciones.
Así podemos observar los mensajes en video que los protagonistas se envían. Este recurso funciona para construir un diario afectivo y vital, durante los meses de separación.
Además, le permite al público apreciar imágenes de la emblemática película Entrevista con el vampiro (Neil Jordan, EE.UU., 1994). Este filme –visto por los jóvenes amantes en sus ratos de ocio– es un claro intertexto por la apasionada relación homoerótica de sus protagonistas y por sugerir un paralelismo entre el VIH/sida y las amenazantes “pestes” contenidas en la sangre de los vampiros.
En general, la puesta se ancla en un trabajo actoral que hace verosímil el cambiante estado anímico de los personajes.
El elenco cumple al contener la emotividad para no desbordarla en las situaciones más críticas. Eso evita que esta especie de tragedia contemporánea caiga en el lacrimoso registro del melodrama.
Aunque esta obra tenga un desenlace sombrío, es optimista en tanto afirma valores positivos del amor entre hombres. Es notable el viraje de Dora hacia una posición respetuosa cuando, en principio, su actitud estaba cargada de prejuicios.
De allí que sea en el plano ideológico donde más impacta el montaje. Esto implica un aporte a la edificación de una sociedad tolerante de su diversidad sexual.
Este espectáculo, al ser una coproducción entre sectores independientes y estatales del teatro costarricense, supone políticas culturales inclusivas y oportunidades concretas para exponer temas cuya discusión es impostergable. En última instancia, todo esfuerzo escénico que rompa con el oscurantismo homofóbico representará más días soleados en esta casa medio nublada en la que todavía habitamos.
FICHA ARTÍSTICA
Dirección: José Pablo Umaña
Asistencia de Dirección: Fernando Ávila
Libreto: Antonio Algarra (México)
Actuación: Ether Porras, Magda Quirós, Leonardo Sandoval
Producción: Leonardo Sandoval, Jahel Palmero, Alice García, Gloriana Vega y Compañía Nacional de Teatro
Escenografía, utilería, luces y vestuario: Katherine Bermúdez
Banda sonora: Rodrigo Oviedo
Gráfica y video: Leonardo Sandoval
Fotografía: Leo Sandoval Photo, Freddy Miranda
Difusión: Freddy Miranda
Espacio: Teatro 1887-CENACFecha: 9 de septiembre de 2016