Óscar Sierra Quintero
A mediados de los años 30 del siglo pasado, un talentoso artista adolescente daba sus primeros pasos como ilustrador de diarios y revistas de su ciudad natal Rimini, en Italia. A los 18 años, en 1938, el muchacho se traslada a Florencia donde laboró como corrector de pruebas de la revista L’Avventuroso donde se publicaban las historietas de Mandrake el mago, Jungle Jim, The Phantom y Flash Gordon. A los 20 años se fue a trabajar a Roma.
Su pasión por el dibujo fue siempre de la mano con el arte de la narrativa de la imagen o fumetto , como se le llama a la historieta en su Italia natal. Dentro de esta disciplina artística tan emparentada con el cine, Federico Fellini, como se llama nuestro personaje, realizó guiones para las historietas de Flash Gordon que publicaba la editorial Nerbini, después de que el régimen fascista de Mussolini prohibió la importación de los originales norteamericanos. Fue así como, por el camino del fumetto , este versátil artista llegó al cine.
Años más tarde, siendo ya uno de los más prestigiosos directores de cine de Italia y el mundo, Fellini realizaba dibujos en los que mostraba a los actores de sus películas un “perfil psicológico” de los personajes que iban a interpretar. “Los dibujos son para mí una manera de preparar un filme” manifestó en cierta ocasión.
Un guion de película finalmente llevado al fumetto
En 1965, el afamado director de La Dolce Vita y Amarcord comenzó a trabajar, junto con Brunello Rondi y el escritor Dino Buzzati, en el guion de una película que narra la historia de Mastorna Fernet, payaso reconocido por su virtuosismo al tocar el violín. En la cinta, durante un viaje por Europa en avión, el vuelo aterriza, por una emergencia, frente a una catedral; esto obliga al payaso a alojarse en un hotel donde presencia el espectáculo de una hermosa bailarina del vientre, que termina dando a luz en el escenario. Impresionado, Mastorna se va a su habitación donde ve por la televisión la noticia, en un alemán que no entiende, del accidente de su avión.
Fellini comenzó a escoger el elenco de actores para este filme; entre ellos estaba la cantante italiana Mina, quien no aceptó el papel que le asignaron.
Por muchos motivos, la película no se pudo realizar como se tenía planeado. Entonces, casi 30 años después, llegó el fumetto –esa vieja pasión del gran director– al rescate del ambicioso proyecto. El destacado artista gráfico Milo Manara, famoso historietista italiano que antes, en 1986, había dibujado su Viaggio a Tulum (también sobre un guion de Fellini), realizó una versión en novela gráfica de El viaje de Mastorna , basado en un storyboard del mismo director, cuya primera entrega se publicó en la revista The Griffin en 1992.
Pese a que la historia se pensaba hacer bastante extensa, la editorial responsable de la revista cometió el error de poner “fin” en lugar de “continuará” al final de un episodio, lo cual llevó al escritor Ermanno Cavazzoni a felicitar efusivamente a Fellini por el excelente final de la historia. El cineasta decide no continuar con el relato.
Fellini y Manara se manifestaban mutua admiración en sus respectivas disciplinas artísticas. En cierta ocasión, Manara llegó a decir que el historietista –también italiano– Hugo Pratt y Federico Fellini habían sido sus grandes maestros en el arte de la narrativa de imagen.
300 : el cine en función del cómic
Cuando un niño, el talentoso artista de novelas gráficas norteamericano Frank Miller vio la película El león de Esparta ( The 300 Spartans , 1962), en la cual se narraba la historia de los 300 valientes guerreros espartanos que, comandados por el rey Leónidas, enfrentaron con éxito, en el año 489 a. C. a miles de invasores persas en el paso de las Termópilas. Esta asombrosa historia de coraje y valor marcó a Frank Miller; a lo largo de los años tuvo la idea de realizarla como secuencia gráfica ilustrada, gracias al natural talento con el que nació.
Cuando se sintió con la suficiente madurez artística para acometer este ambicioso proyecto, lo llevó a cabo junto a su esposa de entonces, Lynn Varley, encargada de aplicar los soberbios colores a esta obra cumbre de la narrativa gráfica mundial. De esta forma, 300 fue publicada en Estados Unidos por la editorial Dark Horse, entre mayo y octubre de 1998, en una miniserie de cinco comic-books .
El contundente éxito de esta obra no se hizo esperar: 300 se llevó las tres preseas más importantes de los Premios Eisner en el 1999 como mejor serie limitada, mejor guionista/dibujante y mejor color; los galardones en novela gráfica son equivalentes a haber ganado el Óscar a mejor película, mejor director y mejor Fotografía. Ese mismo año obtuvo el Premio a la Mejor Obra Extranjera en el Salón del Cómic de Barcelona, España.
Pronto, Hollywood puso los ojos en este exitoso álbum y en el 2006 comenzó el rodaje de la película 300 , bajo la dirección de Zack Snyder; se estrenó en el cine en marzo del 2007.
Como pocas veces se ha visto en el cine, la versión fílmica de 300 buscó adaptarse lo más posible, en su estilo visual, a la obra original de Frank Miller (como ya se había hecho en el 2005 con Sin City , otra novela gráfica del mismo autor), al grado de que varias escenas, como la del joven Leónidas matando a un lobo con una lanza o la caída por un acantilado de los guerreros persas empujados por los espartanos, fueron una copia fiel –se diría que “al carbón”– de las viñetas del gran dibujante nacido en Maryland .
Por si lo anterior fuera poco, y para respetar los tonos sepia aplicados en la historieta por Lynn Varley, todas las escenas fueron filmadas en interiores. Igual se usaron las extravagantes indumentarias del rey Jerges diseñadas por Miller para su novela gráfica, las cuales, según algunos críticos, no tienen rigor histórico documental pues eran una fantasía creativa del Miller.
El cine en función del cómic o el cómic superando al cine. Así podría resumirse este fenómeno de la industria audiovisual de los últimos tiempos, en los que los personajes más famosos del cómic y la novela gráfica son los amos y señores de Hollywood.
El autor es director de los movimientos artísticos La Pluma CÓmic y La Pluma Sonriente.