“Tenemos el hábito de buscar todo lo bonito, todo lo pictórico y típico en Guanacaste; pero yo lo siento mucho: la cueva está ciertamente en Tres Ríos. Allí no hay seguramente llanuras que se llenen de barro y agua en invierno y que se rebosen de sol en verano (...). Pero hay árboles azules, con el tronco morado, y hay, montañas, sí, seguramente. Y hay bonitos rincones de sombra y caminitos pincelados sobre el pasto”.
Siempre irreverente, la escritora nacional Yolanda Oreamuno (1916-1956) decidió que su cuento La lagartija de la panza blanca describiría un paisaje totalmente distinto al escenario folclórico predominante en la literatura tica de la época.
Ese relato fue escrito en 1936. Hoy, 78 años después, la artista Diana Barquero se pregunta: ¿cómo sería un paisaje adecuado para la aparición de una lagartija blanca? Su respuesta desfila en 12 pinturas que exhibe la creadora en la galería José Luis López Escarré del Teatro Nacional.
“En ese cuento Yolanda Oreamuno presenta una visión alternativa del paisaje costarricense, pues en vez de hablar sobre la pampa guanacasteca, ella prefiere ese paisaje campestre de montañas frías, húmedas y nubladas”, comentó Barquero.
En sus 12 acrílicos con plumilla sobre retablo de madera, Barquero propone escenarios llenos de color y movimiento, que, de cuando en cuando, recuerdan los paisajes del gran maestro del arte costarricense Teodorico Quico Quirós (1897-1977). Curiosamente, la dedicatoria del cuento va dirigida a ese destacado artista.
“Mis paisajes están inspirados en escenarios costarricenses como las montañas de Coronado o Turrialba; sin embargo, no es una reproducción realista del paisaje. Me interesa que la mancha fluya”, explicó Barquero.
Montañas, árboles, flores y casas se entrelazan entre pinceladas multicolores que usted podrá observar en vivo en la galería, que está abierta, de lunes a domingo, de 9 a. m. a 6 p. m.