La directora del Museo de Arte Costarricense, (MAC) Florencia Urbina, salió ayer en defensa de su gestión ante una avalancha de críticas que han circulado en los medios de comunicación.
Entre otros aspectos, a Urbina se le acusa de desvirtuar los objetivos con los que el MAC fue creado al sustituir el guion permanente –una exhibición de las obras más representativas del arte costarricense– por exposiciones temporales de artistas individuales.
También se le ha criticado por ceder las instalaciones del Museo para la realización de eventos de carácter comercial o de entretenimiento que no tienen que ver con la promoción del arte y la cultura.
Otro de los señalamientos es la supuesta negligencia con respecto al adecuado resguardo y conservación de la colección del Museo, la cual permanece alojada en un espacio que no cuenta con las condiciones adecuadas.
“Nosotros estamos poniendo la casa en orden porque, a nuestra llegada, nos encontramos con asuntos muy serios que no han sido resueltos durante años”, declaró Urbina, cuya gestión fue abiertamente respaldada por el ministro de Cultura, Manuel Obregón.
Uno de los problemas que Urbina calificó de “urgentes” es la ausencia de un sistema de registro y catalogación de la colección.
“En sus 34 años de existencia el MAC ha logrado atesorar una colección con 6.857 obras, pero encontramos muchas irregularidades con respecto a la catalogación. El curador del Museo, José Miguel Rojas, está trabajando en el primer inventario exhaustivo que se hace de la colección”, dijo Urbina
Fue en medio de ese proceso, que Rojas descubrió un faltante de cuatro pinturas de la colección: Llamas, (1932), Vendedoras (1932) y Autorretrato con antepasados (1968), de Francisco Amighetti, y un boceto de la obra Trapiche, de Tomás Povedano. El MAC ya interpuso la denuncia por robo ante el Organismo de Investigación Judicial.