Tres baldes, una olla, un sartén, dos estañones, dos aros de carro y una escalera forman el set de instrumentos de la Recycle Band.
El grupo está integrado por estudiantes del colegio IPEC San José, una institución que acoge a personas con problemas académicos, provenientes de comunidades económicamente vulnerables.
La idea del concepto de la banda surgió por necesidad: los muchachos querían participar en el Festival Estudiantil de las Artes (FEA), pero no tenían dinero para comprar los instrumentos, así que empezaron a buscar objetos abandonados en la bodega del cole y hacerlos sonar hasta encontrar un ritmo.
Su música causó sensación; pronto montaron un espectáculo y lograron no solo participar en el FEA, sino ganar la competencia regional. De tal forma, los artistas brillaron en el escenario, al tiempo que encontraron una motivación extra para decirle no a la deserción, mal que acecha a muchachos como ellos.
Ese es, precisamente, el norte del FEA: utilizar el arte para que los muchachos sigan en las aulas hasta que concluyan sus estudios.
La idea es generar en el estudiantado un sentido de pertenencia con el sistema educativo, un espacio en el que puedan convivir y crear.
“Hay estudiantes a los que les cuesta la parte académica, porque no se ordenan o no tienen apoyo de los papás, pero se mantienen en el centro educativo gracias a estos proyectos, porque tienen un profesor de poesía que los inspira, o porque quieren estar en el grupo coreográfico, y así salen adelante”, cuenta Chechey González. Él es asesor nacional en el Ministerio de Educación Pública (MEP) y uno de los encargados de la organización del FEA.
Aunque ha tenido muchos nombres a lo largo del tiempo, el festival de las artes se realiza desde 1976. En la administración pasada fue reformado para introducir la temática de derechos humanos y estudiantiles.
González indica que el FEA se realiza en todas las escuelas y colegios públicos del país, desde el más populoso en Desamparados hasta el que es unidocente, en Talamanca. Este año participaron más de 80.000 alumnos.
La actividad consiste en tres etapas. La primera es una competencia institucional (a lo interno de cada centro educativo); luego, los ganadores avanzan a la etapa circuital (circuito educativo) y, finalmente, clasifican a la regional. En la dos últimas fase compiten contra alumnos de otros colegios y escuelas.
En años pasados, el festival concluía con un espectáculo a nivel nacional; mas, en esta ocasión dicha actividad se canceló debido a la huelga de docentes efectuada a mitad del curso lectivo.
Creatividad máxima. El FEA tiene cuatro categorías: artes musicales, artes escénicas, artes literarias y artes visuales. No obstante, la creatividad aflora más allá de estas casillas.
La Recycle Band, conformada por Aaron Watts, Erick Espinoza, Carlos Castillo y Marlon y Rónald Fadel, es ejemplo de ello. “Esto no es fácil, hay que ensayar mucho, pero hemos tenido mucho apoyo; ahora yo quiero estudiar Música en la universidad”, señala Marlon.
La misma creatividad de esa banda está presente en un dúo de colegiales del Liceo Teodoro Picado, de Alajuelita . Su arte es el rap. Kevin Sancho, de 19 años, es el que hace las rimas, mientras que Francine Ortiz, de 15, le pone ritmo con el beatbox (sonidos bucales que se asemejan a un sintetizador).
Ellos realizaron el espectáculo abridor del FEA y, además, se han presentado en diversas actividades del MEP, entre ellas un festival de poesía dedicado a Julieta Dobles.
El rap de Kevin y Francine tiene un atributo extra, pues las letras abordan temas sociales, propias de la realidad que viven en su comunidad. De tal forma, denuncian la desigualdad y el riesgo de las drogas.
“Cuento todo lo que pasa en Alajuelita, lo que uno vive, con lo que uno crece. Aquí hay muchos problemas y nadie hace nada; pero, también hay talento, gente buena”, resalta Kevin, quien está en décimo año.
De igual forma, el dúo ideó un rap dedicado a Juanito Mora, a propósito de la conmemoración del bicentenario del nacimiento del líder de la Campaña del 56. En el espectáculo los acompañó un alumno del Liceo de León Cortés.
Francine, quien cursa el octavo año, narra que aprendió a hacer beatbox a partir de videos de Internet y con mucha práctica. A ella también le gusta rapear, y dice que el apoyo del cole ha sido vital para alcanzar sus sueños: desarrollarse en el campo de la música y concluir los estudios formales.
Inclusivo. El Festival Estudiantil de las Artes también sirve como estrategia de inclusión para personas que presentan algún tipo de discapacidad.
Así lo demuestran los estudiantes del Centro de Educación Especial La Pitahaya, ganadores regionales– de este año– de la categoría de folclor internacional. Ellos concursaron con un montaje de capoeira denominada Jogo Inclusivo.
Los muchachos de este centro educativo presentan discapacidades múltiples (a nivel sensorial, motriz y cognitivo), más eso no les impidió vivir el baile.
La idea del Jogo inclusivo surgió del grupo de capoeira Abolicao y de los educadores del centro educativo.
Los alumnos son ayudados por los docentes para practicar el baile. En algunos casos se mueven desde el suelo (acostados o sentados en una colchoneta) o desde la silla de ruedas.
La alegría se teje en la cara de los muchachos; el movimiento y los sonidos los llenan de vida. “Me encanta ver tanta energía, es muy divertido y emocionante”, dice la estudiante Julia Granados, de 19 años.
Por su parte, Laura Aguilar, profesora y una de las promotoras de la iniciativa, manifestó que los resultados del capoeira han sido excelentes, pues esta danza ha generado mejoras en las habilidades motrices y de comunicación de sus alumnos. “Hay que rescatar el impacto social que se da en las presentaciones, la interacción social de los chicos con el resto de la gente. Estamos luchando contra el paradigma de la discapacidad”, señala.
En el 2013 la cifra de deserción colegial fue del 9,9%, el porcentaje más bajo desde el 2006. Las autoridades del MEP atribuyen tal logro a una serie de acciones entre las que destacan actividades como el FEA.