Las pinturas de Juan Pablo Inzirillo son una colisión entre lo real y lo fantástico. Si hay dudas, basta con preguntar a los dos luchadores de sumo que combaten en una arena delimitada por unos monos que juegan a la ronda. La vida de este artista argentino transcurre en colores que transforman lo imposible en lo cotidiano para hablarnos de la locura del mundo globalizado.
Ahora, Inzirillo visita a Costa Rica por medio de seis cuadros de gran formato que se exhiben en el espacio cultural Equilátero, ubicado en San Rafael de Escazú (San José). Las obras forman parte de la serie Pulpos y alegrías, pero que el título no nos engañe: también encontramos robots, científicos y a Batman con un tutú.
“Estas pinturas son interpretaciones fantásticas del mundo en que vivo; sin embargo, capturan lo visceral de la realidad”, explica Juan Pablo, creador de 26 años nacido en la ciudad de Mendoza.
“A diferencia de mis trabajos anteriores, los cuadros de esta serie tienen un tema puntual. Además, el texto ya no es tan preponderante y lo utilizo de manera más cuidadosa. Un ejemplo de lo anterior es La gran turista , que presenta a un mono mientras abre su boca y las palabras ciñen a la figura”, dice el pintor
Pop , expresionista y simbolista: así define su arte Juan Pablo Inzirillo, quien mira alrededor para crear mundos imposibles. La televisión y el cine son referencias constantes en sus cuadros, pero también observa cuidadosamente lo que sucede en el arte contemporáneo mundial.
“El arte latinoamericano actual es muy bueno. En lugares como São Paulo o Centroamérica el arte se hace con una fuerza que en Europa desapareció después de las vanguardias del siglo XX. Los artistas de Latinoamérica tienen habilidad técnica y pintan con una potencia visceral”, opina Inzirillo.
Su lista de influencias es inagotable y diversa. En ella se incluyen nombres como Jean-Michel Basquiat, Georg Baselitz, Diane Arbus, Damien Hirst, Eric Staton, Charles Sandison, Eugenio Dittborn, Jorge Macchi, Christopher Wool y Jacob Kassay. “Estoy muy atento al arte contemporáneo, pero trato de mezclarlo con estéticas clásicas, como la barroca”, indica.
Tiempos modernos. La ciencia-ficción se pasea por la obra Mogue para recordarnos la forma en que los medios de comunicación nos han presentado el progreso tecnológico durante el siglo XX. “Mi generación es hija de la tecnología. En mis obras quiero mostrar las consecuencias de los avances tecnológicos y el desarrollo de la ciencia. No puedo concebir mis pinturas sin las referencias tecnológicas ya que son parte integral de mi existencia”, declara Juan Pablo.
A su vez, la mediatización del sexo se plasma en El tabique de los monos, cuadro que reúne a un científico con un traje de protección nuclear y a una muñeca inflable en una pose sugestiva. “Un tema recurrente en mi carrera ha sido la estética que han elaborado los medios en torno al sexo y la forma en que influye en los adolescentes. Mediante mis pinturas critico a las corporaciones que han convertido al sexo en un negocio”, expresa el creador.
La historia de la Argentina cala en las obras de este pintor, pero de manera muy sutil. Él prefiere crear imágenes que atañen a todas las personas.
Para realizar sus pinturas, Inzirillo mezcla el óleo con el esmalte sintético, el polietileno y el aerosol. “Son materiales que representan ambientes urbanos”, detalla el artista visual.
Juan Pablo pasa gran parte de sus días en su taller; sin embargo, no siempre tiene una brocha en la mano. Para él, el acto de pintar consiste primordialmente en pensar las imágenes.
Vuelta al mundo. Inzirillo vivió su niñez entre lápices y hojas de papel. A los 18 años ingresó a estudiar artes plásticas en un instituto ubicado en Mendoza, pero no fue de su agrado y desistió. Poco después, las circunstancias lo colocaron en la puerta del taller de renombrado pintor Sergio Roggerone, quien se convirtió en su maestro.
A finales del 2007, con 20 años, Inzirillo se fue de viaje a Europa para apreciar las grandes obras del arte. Visitó Francia, Italia y España. En París estudió junto al argentino Edgar Saillen.
Las obras de Juan Pablo Inzirillo se han expuesto en galerías de Buenos Aires y Mendoza. También se han ofrecido en Washington, Nueva York y París gracias a la beca About Change , que el Banco Mundial le otorgó en el 2011.
“Me gusta pensar que mis pinturas son una fotografía de la sociedad de hoy”, nos dice Juan Pablo mientras que las pinturas se convierten en pantallas de televisión y surge la magia del mundo globalizado, en el cual conviven luchadores de sumo, robots , monos y Batman… con tutú.
Arte, hilaridad y alegrías. Pulpos y alegrías se ofrecerá hasta el sábado 8 de marzo la glaería Equilátero (centro comercial Vita, contiguo al plantel de la CNFL de San Rafael de Escazú, San José). Horario: de martes a sábado de 1 p. m. a 6 p. m. La entrada es gratuita. Para más información llámese al teléfono 8855-478.
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Imagen fresca. El imaginario visual que nos ofrece Juan Pablo Inzirillo está compuesto por personajes que circulan entre escenas de la vida cotidiana y las imposibilidades de un mundo fantástico.
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Las impactantes obras de este argentino son deudoras del Street Art y los grafitis citadinos. Se caracterizan por su fuerza narrativa, su poder de síntesis y, sobre todo, por su honestidad pictórica. No es fácil encontrar un despliegue de talento y virtuosismo en un artista tan joven como Juan Pablo.
Federico Curutchet, crítico argentino de arte.