Carlos Aguilar Durán toca madera. Esta buena costumbre le ha traído suerte; es decir, la posibilidad de exhibir recientes pinturas sobre tablas en la exposición La niña y el gallo en la Universidad de Costa Rica. La exhibición fue organizada por la Vicerrectoría de Acción Social de la UCR y presenta 15 trabajos de técnicas mixtas, incluso con elementos tridimensionales.
“Trabajo la madera tal vez porque soy hijo de un ebanista y crecí entre los colochos del cedro. Pienso en las maderas utilizadas en casas; en muebles pintados y repintados que guardan un registro de los usos, de las personas y del bosque originario. Estas maderas, ensambladas y recicladas, producen una especie de reminiscencia del retablo y se salen de la obra bidimensional rozando la escultura”, explica Aguilar.
En el artista bulle una intuición, pero esta debe medirse luego con los materiales. “El mío es un proceso en parte artesanal de espigas, escoplos y ensambles un poco aleatorios, que entraña un respeto por las historias que ya traen las maderas. De este modo va surgiendo una serie de obras. Después, ya como observador de mi trabajo, procuro explicarme el sentido que va tomando el conjunto”, detalla Carlos.
Niñas y madonas. El ave conductora de esta exposición son los gallos, aves que cantan al borde de las mañanas. ¿Por qué ese motivo?
–Partí de mi admiración por una obra de Paco Amighetti: La niña y el viento , que trata del paso de niña a mujer. El gallo simboliza el amanecer. Un día, la niña duerme como niña, y el otro amanece ya mujer. Esa ave también representa los ritos de pubertad en el sincretismo de nuestras culturas mestizas y la puerta de entrada a los ciclos de la vida, a los instintos, a las fuerzas genésicas, y quizás a las fuerzas masculinas.
La composición de algunas obras evoca a las madonas. “Sí. La iconografía –esa dulce candidez de las vírgenes o madonas– me lleva a espacios más complejos y llenos de simbolismos del universo femenino”, confiesa el artista.
Torso de una bailarina incluye madera, tela, pintura y espuma de uretano. A Carlos, esta obra le sugiere: “La vida es una continua danza que busca la sincronía, el mimetismo y el equilibro. Esta tabla es como un manto sagrado, como un torso mutilado tal vez por la violencia doméstica, pero también simboliza algo mayor: nuestra agresión a la madre tierra y una pérdida del equilibrio natural”.
Dentro de su propio estilo, Carlos Aguilar aporta aquí trazos y composiciones que pueden ser naïves y reminiscencias de la iconografía bizantina. Este vuelo al pasado se percibe, por ejemplos, en Madonna con gallo y Madonna de la leche . “Pretendo reproducir una paradoja que veo en todo: en este caso, entre el objeto preciosista artesanal y la candidez, y el trillado realismo mágico latinoamericano”, expresa el artista.
Manes estéticos. Aguilar no escatima la admiración por algunos creadores nacionales y menciona a Francisco Amighetti, Lola Fernández, Juan Luis Rodríguez, Fernando Carballo, Sila Chanto, Pedro Arrieta y Adrián Arguedas, entre otros. Sus preferencias entre los artistas extranjeros llegan a Louise Buorgeois, Andy Warhol, Christo, Joseph Beuys, Jean-Michel Basquiat e Yves Klein.
Aguilar sostiene: “Se dice que el estilo es inevitable, pero yo propongo lo contrario: el estilo es evitable pues la realidad es pluridimensional y multisensorial. Para mí no es una cuestión cronológica. Ahora, en el arte, el hilo conductor ha desaparecido, y ni las tendencias más afines logran alcanzar una coherencia estilística”.
“En ese agotamiento de las grandes líneas evolutivas del arte del pasado, lo que queda es beber la fuente de cada obra personal. En el inmenso espectro que incluye la tecnología, sobreviven los medios tradicionales y también se incorpora el arte de las minorías y de los artistas periféricos”, añade.
Diversidad. ¿De quiénes cree que ha recibido influencia en la composición de algunas de estas obras? Carlos responde: “Tal vez de Fra Angelico y de Louise Buorgeois”.
Aguilar frecuenta también diversas técnicas, como el grabado, el dibujo, la escultura, el arte gráfico y los medios digitales. Ha sido ilustrador de muchos libros y revistas, como la publicación mundial del libro de la UNESCO 1986, Imágenes de guerra y poesía .
Asimismo, Carlos realiza murales. Entre los más recientes están Cuando ardió la patria (parque Juan Santamaría, Alajuela, 2012) y La frontera de la sostenibilidad (Edificio INDER, 2013).
Aguilar es uno de los más solicitados retratistas del país y ha pintado imágenes de varios expresidentes. Acaba de ejecutar veinte obras para la exposición permanente del Museo Juan Santamaría, en la que figuran personajes de la Campaña Nacional de 1856 y 1857.
El artista plástico ha brindado 40 exposiciones entre individuales y colectivas desde 1977.
Como recuerda el artista y asesor cultural de Artes Visuales de la UCR, Luis Paulino Delgado Jiménez, “Carlos Aguilar se ha dado a conocer como gestor cultural, museógrafo, museólogo, pintor de caballete y muralista”. “Carlos es un filósofo de la vida, cuya conversación nos permite descubrir al artista pleno y a un ser humano completo”, añade Delgado.
Carlos Aguilar Durán es licenciado en Artes Plásticas por la UCR y doctor en educación por la Universidad de La Salle.
A su vez, Elsa Herrera, profesora de artes plásticas escribe: “Costarricense amante de su patria y comprometido con los valores de nuestro pueblo, Carlos es un artista verdadero. No se guarda nada y, mediante un pincel o un lápiz, desnuda su pensamiento con valentía. Estudioso y luchador: ese es él”.
Entre los proyectos más próximos de Carlos Aguilar están el brindar una exposición en el Museo Calderón Guardia, una museografía de la fundación de la ciudad de Alajuela, un libro ilustrado de la Campaña Nacional 1856-1857, un proyecto mural para la ciudad de Alajuela, y varias exposiciones previs-tas por el artista Gary Hior.
Las aves están de paso: por ahora, en el campus de la UCR.
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Plumas y pinceles. La niña y el gallo se ofrece en el vestíbulo del edificio administrativo A de la ciudad Universitaria Rodrigo Facio (UCR) hasta el viernes 14 de marzo de lunes a viernes de 8 a. m. a 5 p. m.