No hay libro malo y no hay historias aburridas. Hay formas de ver y de leer. Gracias a la perspectiva de cada individuo, tenemos una infinidad de libros que circulan por distintos tránsitos.
Lo que sí es esencial al escribir, es tener algo que decir. Pero publicar un libro es un proceso complicado, en el que se necesita de un editor, una editorial, diseñadores, imprenta, pero, sobre todo, de alguien que tenga la valentía y la sabiduría de leer un texto de algún completo desconocido en el mundo literario, y el problema es que esos humanos son pocos.
La fortuna para nosotros, los que tenemos algo que decir y queremos escribir sin horas de cierre, a nuestro ritmo, de madrugada, en pijamas, sin manuales de estilo y sin terceros que intervengan en el uso “correcto” de las palabras, es que contamos con el fanzine.
Este termino lo acuñó Louis Russell Chauvenet, quien a los 10 años quedó sordo, y más tarde obtuvo su bachillerato en Biología, y una maestría en Química. Fanzine se deriva de dos palabras: fan y magazine (revista).
En 1940, Chauvenet escribía fanzines sobre ciencia ficción. Pero antes de que este hombre le pusiera un nombre a estas publicaciones, ya este tipo de libros circulaba y se creaban por todas partes del mundo.
El ADN del fanzine es su libertad editorial, y por esto es importante su producción y circulación en cualquier país en el que los medios de comunicación tradicionales predominan por encima de las pequeñas publicaciones.
En Costa Rica, la subcultura del fanzine se mueve con fuerza y sus creadores oscilan entre expertos y amateurs .
Lo crucial al realizar un fanzine es poder hacer uso de los recursos que están a mano, no importa si son dos hojas, una grapadora y un lapicero.
El fanzine representa los ideales, gustos, posiciones políticas, preocupaciones y demás extensiones de sus creadores y, eventualmente, se convierten en espejos de quienes son estas personas y de lo que sintieron y pensaron en algún punto determinado de su vida, y en esto, para el que sepa apreciarlo, tiene un gran valor.
Mariana Urbina, de 24 años, tiene el pelo rosado porque ese es su color favorito, y escribe porque esa es su necesidad. Trabaja en el estudio transdisciplinario Elastica, junto a Alejandra Montero, diseñadora gráfica e ilustradora.
Ambas están por publicar su primer fanzine en conjunto.
“El fanzine es una recopilación de textos personales que he escrito en el último año, pero que no he publicado en mi blog ¿Qué? (marianananu.tumblr.com). Es la primera vez que publico algo físico con contenido completamente nuevo”, comentó Urbina.
Por otra parte, el proyecto se complementa con el arte de Alejandra.
“Mi aporte es la conceptualización y abstracción de los textos, extraer la esencia de cada uno y poder traducirlo a una ilustración que narre una historia”, explicó Montero.
Para ambas, el valor de crear el fanzine es poder expresarse libremente, más allá del beneficio que puedan obtener de vuelta, ya sea monetario o social.
“A mí me inspiró mucho una reunión que organizó Cornucopia Zine en donde se habló de todo el proceso y las posibilidades de un fanzine , y pude conocer los materiales que usan, los artistas que están envueltos en este medio y esas pequeñas publicaciones que andan rondando y que impactan a la gente porque se salen de la norma”, aseguró Montero.
Cornucopia Zine es propiedad de Oscar Ruiz-Schmidt, diseñador de moda y artista gráfico, quien creó su marca de fanzines por la pura necesidad de rellenar un tiempo libre y expulsar lo que divagaba por su mente.
“No a todo el mundo le interesan los fanzines , en parte porque a primera vista son solo fotocopias. Esto es una subcultura, y así es como debe quedarse; aun así quien quiera iniciar su propio zine debe saber que es una subcultura que comparte mucho, conocimientos, materiales, ideas”, aseguró Ruiz-Schmidt.
Y es que, quien quiera incursionar en el mundo de los fanzines también tiene que tener claro que no se trata de hacer plata, sino de participar en un intercambio cultural, y social.
“Inicié junto a Olman Torres, editor de la revista de patinaje Stand by Project . Él tomaba fotos, y las tenía en un blog, pero me sentía harto de usar el mouse para ver lo que me gustaba, entonces nos propusimos a hacer el zine , y ahora llevo más o menos 30 publicaciones”, explicó Ruiz-Schmidt.
“Lo más interesante de esto es tener libertad para diseñar sin un cliente; además, creo que el fanzine tiene capacidad de difusión, representa la obra de un artista visual, que la gente no siempre tiene chance para consumir, osea si no podemos comprar el cuadro de un artista, podemos comprar el zine ”, añadió.
Al crear, Oscar se preocupa por la estética y por la narrativa, y es uno de los motores más fuertes detrás de esta subcultura.
En el 2013, la Feria del Libro que se realizó en la Antigua Aduana en San José le dio un espacio para que por ocho días realizara actividades en torno a los fanzines , además de un stand en donde compartió con otras marcas de zines , como The Black Hand Circle , Colectivo uVe , entre otros.
“Realizamos un taller feminista con uVe y otro de paisaje al aire libre con la comunidad de Urban Sketchers Costa Rica ; logramos que mucha gente entendiera un poco más el concepto”, explicó Schmidt.
Crear un fanzine es nervio, impulso, no hay necesidad por impresionar a nadie, es meramente un acto de liberación y la mejor parte es que no ocupa ningún tipo de aceptación.
“Es importante al crear un zine proponer una narrativa. Se puede tratar cualquier tema, podes hacer un fanzine superpolítico, panfletario o solo de fotos lindas, la experiencia estética lo es todo”, añadió Schmidt.
Y lo es, en especial cuando la idea de un fanzine se muda a otras pieles para divulgar una idea con otro tipo de materiales.
Hace poco, Oscar Corrales y Víctor Boza Neno crearon una alianza para crear el fanzine Panorámica , que tiene como objetivo documentar en fotos y en textos la historia de grupos nacionales. La primera edición fue para la banda de punk rock Solocarne.
“Yo trabajo en un sportsbook , y es un trabajo regular, pero no es mi pasión. Lo que a mí me gusta es la música, la fotografía, el cine; entonces, siempre tengo las ganas de hacer algo relacionado con eso. Todo inició cuando visité la tienda El Apéndice y encontré la revista Iden-tica , me encantó y, como tenía tiempo libre, hablé con Neno y le dije que teníamos que hacer una revista”, explicó.
“La primera edición tiene varios errores, pero estamos maquinando la segunda, y ya muchas bandas se han acercado a nosotros para que hagamos más fanzines ”, añadió Corrales.
La revista de la que habla Oscar, Iden-tica , es propiedad de Juan Manuel Betancourt y de Claudio Corrales, ambos artistas visuales.
Iden-tica es un proyecto antropológico, que consiste de dos funcionas importantes: caminar y observar.Su proyecto es elaborado con el apoyo de diversos colaboradores: artistas gráficos, escritores, fotógrafos y diseñadores de varios países. Fue concebido como un paseo por las calles y suburbios de Costa Rica, donde una
sorpresa es revelada en cada esquina.
El trabajo que recopilan en las ediciones son los dibujos o pinturas que están en las paredes y muros de todo el país, hechos por rotuleros.
"Nosotros recopilamos, investigamos, valorizamos y generamos contenido a través del estudio de la rotulación vernacular de los rótulos pintados a mano en Costa Rica y Latinoamérica, fomentando la idea de lo propio y reforzando la identidad de los pueblos", explicó Corrales y Betancourt.
La hamburguesa con pies de la soda, el café con humo de la panadería, el chorizo con cara de la carnicería, el camarón con tenis de la marisquería.
"Todo inició porque nos gusta caminar y estos dibujos, que fueron hechos por completos desconocidos, tienen gran valor para nosotros y quisimos recopilarlos. Pero siempre con una estética; entonces, poco a poco, comenzamos a aprender a utilizar la tipografía popular para intervenir las ediciones”, explicó Betancourt.
Hasta el momento tienen ocho ediciones que reúnen una gráfica popular, que con el tiempo desaparecerá o no. Esa es la magia.
“Este proyecto trata también el tema de la tecnología, muchos de los rotulistas se han quedado sin trabajo porque ahora existe el plotter , pero también con la revista hemos podido rescatar, de alguna forma, el gran valor que tiene el arte hecho a mano”, explicó Corrales.
Cada edición de la revista ha incluido textos de escritores que contribuyen con el proyecto. Para la última edición hicieron una cajita en la que incluían postales, pins, un pollito hecho con cubos de madera.
“Fue mucho trabajo. Convocamos a amigos e hicimos una especia de maquila en la casa para salir con todo. Nunca hemos recuperado toda la inversión que hacemos, pero está bien. Nunca empezamos a hacer esto por dinero, es por un amor más grande a los dibujos que vemos en todo lado, y que nos han hecho recordar también lo importante que es caminar y conocer la ciudad”, añadió Betancourt.
No hace mucho Iden-tica impartió un taller en El Sótano en barrio Amón, y la sala se llenó. Compartieron lo que han aprendido con Iden-tica : tipografías, diseño. Lo que hacer algo, por puro amor, enseña.
Uno de los grandes pilares que sustenta al fanzine es la democratización de información que provee.
Kevin León, fotógrafo y productor audiovisual, llevaba años organizando conciertos, hablando con sonidistas, cotizando amplificadores, hasta que decidió compartir la información en un fanzine.
“Hacer un fanzine se trata de no esperar a que alguien te dé el visto bueno o el sello de “legitimidad” para poder publicar o producir algo. De ahí nace mi marca Super legítimo . Nosotros nos damos el sello de aprobación. Eso es el espíritu detrás de los fanzines : difundir información de empoderamiento”, explicó León.
Porque realmente, no hay sentimiento más gratificante que no depender de los demás para poder expresarnos.
“Lo que yo gano al hacer un fanzine es tener un vehículo para mi necesidad (¿necedad?) de estar moviéndome, no quedarme estancado. Creo que viene en mi sangre así como mi madre siempre pasa metida en proyectos y ayudando a la gente (ella es de las que llega a fiestas ajenas a repartir comida, es el tipo de persona que no le ha terminado a uno de contar los problemas cuando le tiene un plan a, b, y c). Pero no soy tan noble como ella, pero esto complace mi necesidad de crear y de producir y ojalá pueda apoyar y ser parte de algo más grande que yo. La autonomía no tiene precio”, añadió.
Compra y venta. Además de los fanzines mencionados, hay una mayoría que se puede conseguir en tiendas como Twistin Bones en el edificio Steinvorth, o la librería Duluoz en barrio Amón. Estos son: Polvo, Balastro ( fanzine bimensual de la banda Solocarne), ZUMO, Animazules, seniorita polyester, entre otros.