En los últimos tiempos, las diversas luchas por la inclusión social han creado un interés particular de los círculos artísticos y culturales por “visibilizar"; retratar aquellas realidades que no suelen ser parte ni de la cobertura de los medios ni de los libros de historia. La escritora costarricense Camila Schumacher aplaude la efervescencia de estas preocupaciones pero, a la vez, las concibe apenas como un primer paso. A su parecer, la verdadera potencia del arte va más allá de meramente hacer luz, y se encuentra en la posibilidad de sensibilizar a las personas.
En su nuevo libro, Atrevidas: relatos polifónicos de mujeres trans (Perro Azul, 2019), la intención está en hacerlo “desde la visión más interna posible”.
La sagacidad de su pluma está presente, sin embargo, las verdaderas protagonistas son las mujeres transexuales cuyos relatos componen el libro. Mujeres que voluntariamente revivieron memorias difíciles y experiencias traumáticas con el fin de ver sus vivencias finalmente representadas, y por consiguiente, resguardadas en el archivo atemporal que es la literatura.
“Mi objetivo nunca fue escribir un libro, pero hubo un momento en donde yo escuché todas estas historias, y pensé en la necesidad de contarlas de una manera en la que yo sea la autora, pero que no sea la única autora. Teniendo consciencia de que la relación que hay entre nosotras, la confianza, nos daba un lugar de testigo de privilegio que había que aprovechar”, relató Schumacher, quien en el 2015 se involucró como docente en Transvida (organización sin fines de lucro que vela por los derechos de las personas transexuales).
Para la autora, tal cercanía fue un aspecto clave que no solo facilitó el acceso a los testimonios, sino que también terminó por marcar el tono del texto.
Al venir desde la subjetividad de quienes vivieron los hechos recopilados en carne propia, las narraciones se tiñen de una intimidad genuina. Proponen una mirada sin filtros que sumerge de lleno en los distintos universos personales que componen una experiencia colectiva. Es por ello que “en el libro no hay datos ni estadísticas”. Se trata de una no-ficción que está consciente de su valor documental, y que a la vez no teme jugar con las posibilidades de la literatura.
Si bien por un lado este acercamiento brinda ciertas libertades, para Schumacher la convicción del libro también representó importantes retos.
“Fue difícil apropiarme de las formas de ellas de contar y que no sonora falso. Mi voz narradora yo la presto, pero yo no salgo nunca. Cada relato está en primera persona y cada relato tiene una narradora diferente. Las historias no tienen nombre propio porque son un colectivo. La tercera persona (ellas) tiene género, pero la segunda persona (vos) no lo tiene. Yo nunca voy a hablar de ellas o por ellas, yo voy a hablar con ellas”, explicó.
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Construir las bases de la relación desde la horizontalidad es algo que para Antonella, una de las tantas cuyas experiencias aparecen en Atrevidas, significa una verdadera oportunidad para romper con los estigmas.
“A veces somos encasilladas. Dicen que todas somos problemáticas. Las mujeres trans somos muchas cosas que la gente no sabe. El libro viene a representar lo que nunca hemos hablado. Existimos, estamos, y vamos a estar plasmadas en estas historias que son reales. No es como antes que las mujeres trans solo existían en la noche. Ahora salimos durante el día. La gente nos ve y nos conoce", comentó.
“Asumimos que no tienen familia. Que no tienen creencias. Pero tienen mamás. Tienen sueños. Tienen ilusiones. Hasta tienen religión”, agregó Schumacher entre risas.
La jocosidad que ambas irradian al dar esa declaración es algo que se plasma en las páginas del libro. Muchas son historias impactantes, crudas inclusive, y aún así evitan a toda costa “la victimización”.
Antonella lo tiene claro cuando dice que “ya pasó el dolor, ahora es momento de reírnos”. Una idea que Camila apropió a la hora de concebir el título de la obra.
“Hay un orgullo y una dignidad de ser quienes son que nos desearíamos los demás “normalitos". “Atrevidas”, es algo que les dicen en la calle a ellas. Lo más reproducible, al menos. Todas son unas atrevidas porque se atreven a hacer la transición, a seguir viviendo”.
No obstante, que estas mujeres expresen ser ellas mismas sea visto como una osadía para la autora también habla de una dimensión menos amena del título: la lucha con un entorno que tiene aún mucho por aprender.
"También dicen que la ignorancia es atrevida. Si hacés un recorte y te enfocás exclusivamente en la identidad de género, puede ser que las personas trans son minoría. Pero las personas pobres no son una minoría. Las personas que no van a terminar el colegio tampoco. Cuando hablamos de las minorías estamos hablando de una visión reducida. Yo creo que este libro llega en un buen momento, porque ya ha sido mucho tiempo de ignorar estas realidades. No necesitan más leyes, necesitan más respeto”, concluyó.