La mañana de este jueves 3 de febrero, don Fernando Carballo y su gata estaban tomando el sol en la sala de su casa. Mientras ambos recibían sus tibios rayos y el pintor cartaginés pensaba en cómo mejorar unas técnicas artísticas para unas pinturas que expondrá pronto, el teléfono celular de su hija comenzó a sonar.
Ella contestó la llamada y sorprendió a don Fernando con una singular frase: “Papá aquí hay una señora en el teléfono, creo que es la ministra de Cultura”.
Efectivamente, la voz al otro lado de la línea era la de Sylvie Durán, quien de primera mano le daba la noticia de que había sido galardonado con el Premio Nacional de Cultura Magón.
“Yo lo que acaté a pensar es: ‘¿qué habré hecho?’”, recordó el artista sobre la llamada que recibió. Don Fernando no recordaba, hasta esta mañana, que hace unos meses unos buenos amigos le llevaron unos documentos para que firmara la postulación que ellos tramitaban, con el fin de que al artista se le reconociera con el máximo premio cultural que entrega el Estado costarricense.

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“Cuando doña Sylvie me dio la noticia no lo podía creer, lo que hice inmediatamente fue agarrar a mi hija y darle un gran beso. Este premio es un reconocimiento a las cosas que han estado sucediendo, cosas que se han hecho bien y que ha valido la pena hacerlas aunque uno siempre esté lleno de dudas”, explicó el pintor, de 80 años.
Este año, el reconocimiento del Magón lo comparte con la actriz y escritora Arabella Salaverry, de Limón. Ambos son amigos de muchos años y se profesan una admiración mutua.
“Arabella y yo somos bastante amigos, nos conocemos bien, ha estado en mi taller conversando conmigo. Siempre le ha dado mucho crédito a mi trabajo y yo al de ella, porque lo que anda haciendo es hablar de nosotros, de nuestra cultura costarricense”, dijo Carballo.
Por su parte, Salaverry contó que está muy asombrada por la designación. A ella también la llamó la ministra por teléfono para darle la buena noticia.
“La señora ministra tuvo la gentileza de llamarme para contarme. Fue una gran emoción, pues además estoy con la inmensa compañía de Fernando, una persona a la que respeto, admiro y quiero mucho”, contó Salaverry, de 75 años, y quien desde hace más de seis décadas ha dedicado su vida a la escritura, a la actuación y a la gestión cultural.

“He estado trabajando desde la llanura porque nunca he tenido ningún cargo en ninguna institución. Este reconocimiento es a una persona que trabaja por amor a lo que hace. Además, el hecho de ser mujer, el hecho de estar en tan maravillosa compañía de otras mujeres que han ganado el Magón y que son personas que admiro y que han sido mis referentes, se ha conjugado para que sea muy especial el premio”, dijo la artista.
En el caso de Salaverry, esta es su segunda postulación al Magón, pero como ella misma dice, todo se dio en el tiempo correcto. La propuesta para que a la artista se le concediera el premio la hicieron personas cercanas y admiradoras de su trabajo. Además, la postulación contó con el arduo trabajo de investigación y recopilación que hicieron las poetas Olga Goldenberg, Lucía Alfaro, Silvia Castro y Jeanette Amit, quienes se dedicaron a buscar en la historia de Salaverry para hacer la gestión ante Cultura.
Tanto Salaverry, como Fernando Carballo, concuerdan en que recibir este premio se debe al apoyo y a la inspiración que han recibido de sus amigos y familiares a lo largo de años. Para ellos, esas personas han sido pilar fundamental en el desarrollo de sus carreras.
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“He tenido la suerte de tener hermanas y gente que me quiso desde pequeño, que están presentes en mi trabajo, que me dieron un empujón”, dijo Carballo.
Por su parte, Salaverry afirmó: “Mi enorme gratitud hacia Arnoldo Herrera y el proyecto del Conservatorio Castella, que hizo que esta llama que yo traía encontrara su camino, así como a Alfonso Chase, quien me hizo reconocerme a mí misma como escritora. Además, tengo que reconocer el apoyo de mi familia, que siempre ha estado acompañándome en mis locuras, y también a la gente que te va formando en el camino, toda esa gente está en el corazón”.
Trayectorias
Para Salaverry, los Premios Nacionales no son desconocidos. En el año 2016 recibió el Aquileo J. Echeverría en la categoría de cuento por su obra Impúdicas y, tres años más tarde, fue premiada con el mismo galardón en el apartado de poesía, por Búscame en la palabra.
Su recorrido artístico la ha llevado por varias aristas de las artes. Estudió artes dramáticas y filología en México, Venezuela, Guatemala y Costa Rica, y se ha destacado por su trabajo en teatro, dirección, cine, televisión, radio, danza, producción audiovisual, obra literaria y también en la docencia.

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Como escritora ha publicado trabajos en editoriales nacionales e internacionales como Arborescencias, Breviario del deseo esquivo e Impúdicas. Además, su paso por la gran pantalla la ha llevado a participar en filmes nacionales como El baile de la gacela, Despertar e Italia 90. En las tablas ha trabajado en las obras Ardiente paciencia, Los árboles mueren de pie y Romeo y Julieta, entre otras.
Pincel en mano
Por su parte, don Fernando y su vida con el pincel lo ha llevado a mostrar sus creaciones en exposiciones dentro y fuera de nuestro país. Su trabajo lo ha desarrollado desde hace más de cinco décadas, años en los cuales se ha encargado de mostrar cercanía con el pueblo a través de sus trazos y colores, de figuras humanas, de frutas o paisajes que desde niño pintaba en las paredes de su casa.
“Mi trabajo siempre lo he hecho con mucho amor, cariño y pasión. A veces uno siente que no es suficiente, pero ahí está, ha valido la pena”, explicó el pintor.

El artista plástico también ha conquistado Premios Nacionales Aquileo J. Echeverría por su labor: en 1978 fue galardonado en la categoría de dibujo y, en 1982, en pintura.
Además, durante décadas, Carballo se destacó en el dibujo publicitario y en las artes gráficas, gracias exposiciones que ha hecho desde 1972.
Carballo ha expuesto sus obras en ciudades de Estados Unidos, Cuba, Austria, Nicaragua, Paraguay, El Salvador y Costa Rica. Además, como un reconocimiento especial a su legado, en el 2021 fue declarado Ciudadano de Honor de Costa Rica, distinción que comparte con el también pintor Isidro Con Wong y el escultor Jorge Jiménez Deredia.