¿Qué es el Teatro Nacional? ¿Qué significa, para qué sirve, a quién le sirve y por qué deberíamos preservarlo? Todo aniversario es ocasión de plantearse preguntas duras; si son señoriales 120 años, como cumple la joya de Costa Rica, muchas de estas cuestiones se vuelven urgentes.
El 19 de octubre de 1897, el teatro presentó su primer espectáculo. Hoy, sigue siendo el corazón cultural de San José y el escenario más prestigioso del país, pero afronta inmensos desafíos que, de no atenderse ahora, podrían costarle caro.
El primero y más evidente es la intervención del inmueble, la cual costará $31,3 millones (según estimaciones de un equipo técnico conformado para el proyecto con instituciones públicas y asesores privados).
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La intervención urge porque el Teatro Nacional no cuenta con suficientes elementos para protegerse en caso de incendio, principalmente.
“El 120.° aniversario es una ocasión con el fin de que el teatro se abra para el pueblo de Costa Rica y también para comunicarle ciertos temas delicados sobre la vulnerabilidad del teatro y la necesidad que tenemos todos de que el pueblo nos apoye en la búsqueda de fondos para poder dotarlo de un sistema contra incendios, cambiar toda la electricidad, y además, equilibradamente, hacer una actualización de la tecnología teatral”, explica Fred Herrera, director de la institución.
El proyecto involucra la construcción de un edificio anexo detrás del teatro, donde se ubican ahora parte de las oficinas administrativas y la Sala Vargas Calvo, que también se hará nueva.
Pero más allá de la planta física, el Teatro Nacional también debe afrontar las presiones de seguir siendo una casa productora de arte: definir su programación, producirla, atraer a nuevos públicos y hacer sus gestiones sostenibles.
Sobre estos y otros temas, Viva conversó con Herrera, cabeza del Teatro Nacional desde agosto del 2015, a pocas semanas del inicio del 120.° aniversario.
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Bello y frágil. Lo primero que debe entenderse del Teatro Nacional de Costa Rica (TNCR) es que su futuro depende de trabajo en tres ejes, explica Herrera. Es un monumento histórico de valor incalculable; está obligado por ley a ser productor, coproductor y programador de espectáculos artísticos de alto nivel; y es una institución pública, limitada por el aparato estatal, obligada a la máxima transparencia y al control interno.
La atención pública y del director priorizan, claro está, la modernización de la infraestructura. “Si hemos pasado 120 años sin un sistema contra incendios es porque Dios es muy grande. El momento ha llegado. Quien quiera que quede de director en este momento tendrá que tomar su responsabilidad frente a eso. Nosotros vamos a terminar los planos”, advierte Herrera.
En el escenario hay dos grandes necesidades. La primera es un sistema contra incendios, con pesados telones cortafuegos que lo aíslen en caso de siniestro. Se requiere construir una concha acústica que mejore las condiciones para presentación de música (el TNCR es hogar de la Orquesta Sinfónica Nacional y sede de múltiples conciertos de todo género).
“La tramoya de madera que se construyó allí hace 120 años nunca fue pensada para sostener semejantes pesos. Eso nos obliga a construir una estructura metálica, complementaria a esa tramoya de madera (que en ningún caso estamos pensando en quitar)”, afirma Herrera.
Este punto ha sido controversial, pues sectores de la sociedad civil consideran inadecuado remover la tramoya antigua. Herrera promete que no será así.
Por otra parte, la apuesta por producir obras propias ha puesto en movimiento, sobre todo, al público estudiantil: el programa Érase una vez , organizado en conjunto con el Ministerio de Educación Pública, atrajo a más de 44.000 estudiantes de escuela y colegio en el 2016, con obras como Frankenstein y Sueño de una noche de verano .
Los ingresos por taquilla han crecido, lo cual permite reinvertir en producciones y contratar el personal para ello mediante outsourcing (el TNCR tiene un aporte del Estado, que este año alcanza ¢1.064 millones, pero usa sus ingresos propios para poder producir espectáculos. El presupuesto total es de ¢3.380 millones).
Es una intervención urgente, que se ha aplazado por muchos años y que de todos modos ha requerido planificación de muchos años. Usted va a entrar a proponer a Asamblea Legislativa la necesidad de contar con fondos en año electoral, en plena discusión de presupuesto. ¿Cómo se prepara el teatro ante la posibilidad de que esa discusión se estanque en el congreso?
Nosotros somos un país que tiene que responsabilizarse por todos los aspectos de serenidad y respeto para que todos los procesos continúen. Entiendo perfectamente, porque ya me reuní con Hacienda, el Consejo Nacional de inversión Pública y el Banco Central (...), que tengan que tomar medidas selectivas. A pesar de todo eso, aunque se podría aceptar que esto es algo de orden cultural y simbólico, los pueblos también viven de símbolos, de algo que es parte del alma de un pueblo”.
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¿Qué pasa si no se aprueba, si la Asamblea no da el apoyo que el teatro requiere ?
Bueno, el proyecto podría aprobarse en varias fases también. Las personas que trabajamos aquí tenemos la obligación de cuidar esto. Yo estoy obligado a cuidarlo y protegerlo y a que con mi voz y la de todos los que me ayudan podamos articular el discurso más sereno, coherente y responsable posible. Puedo entender todos los problemas de liquidez y financieros, pero también ellos como compañeros cuidando otros frentes para el bien común tienen que entender que esto es parte de Costa Rica. (...). Tienen que entender que es parte de la identidad de nuestro pueblo, que solo hay uno y que si se quema difícilmente habrá una solución satisfactoria.
Permítame meter la cuchara del abogado del diablo. El Teatro es un símbolo histórico de Costa Rica y de la ciudad de San José, importante como metáfora, como monumento y como espacio cultural. Pero por muchos años ha privilegiado que su público se limite a una élite. ¿Por qué habría el pueblo de Costa Rica de invertir tanto dinero en una institución que, por muchos factores, ha beneficiado directamente a una población más bien reducida?
(...) Esta administración ha levantado la bandera de la producción de espectáculos para todas las clases sociales, que se encuentran concentradas en nuestra juventud con un programa totalmente novedoso y de una escala que no se había practicado antes con el Ministerio de Educación Pública ( Érase una vez ).
“Entendemos que nuestra élite más culta tiene gusto por venir regularmente (...). Pero también, y eso no es contradictorio, hemos comenzado a producir obras de teatro. La primera razón por la que el pueblo de Costa Rica debería apoyar este proyecto es porque si bien es cierto que históricamente ha sido la casa de una élite, eso ya no lo es más. El teatro se está abriendo a gran velocidad (...). Con la reforma del artículo 1.° de la Constitución Política, donde se reconoce que somos un pueblo pluriétnico y multicultural se ha dado un avance que exige que, de algún modo, la programación también se dirija a distintos grupos de población. Eso me parece algo irreversible y las nuevas direcciones tienen que responder en ese sentido.
Se ha hecho una apuesta por producción de teatro. Producir requiere un trabajo muy importante, una presión sobre un personal que anteriormente no tenía una responsabilidad tan grande en ese sentido. ¿De qué manera la necesidad de producir estas temporadas cargadas ha impactado al personal del teatro?
El personal del teatro es de seguridad, escenario, administración, proveeduría, archivo y operaciones. El sentido único y la función definida por ley es apoyar al teatro para hacer espectáculos. Ese personal está aquí para eso, para trabajar y hacer espectáculos. No percibo ninguna resistencia del personal a hacer eso. Si tenemos gran cantidad de espectáculos podemos, por outsourcing , traer más personal. Quiero decir respetuosamente que cuando llegué aquí esto era esencialmente una casa de alquiler (...). No producía obras que tenían una temporada. En ciertos tiempos del pasado había obras que estaban hasta un mes en cartelera, pero eso fue hace 30 años (...). Por alguna razón en algún momento se dejó de producir y el teatro entró en una zona de confort (...). Lo he dicho: ponerse a producir es comprarse un montón de broncas”.
¿Qué planes tiene para hacer que esto sea sostenible y que no se apague con el tiempo, que tengamos un teatro remozado y que no produce?
La ley del Teatro Nacional define de modo inequívoco su función. Si no se aplicó durante muchos años, dejaré a los historiadores entrar en las razones profundas. Por lo que a mí respecta hemos levantado la bandera de la producción (...). Al día de hoy juzgamos que el teatro tiene la fuerza y el personal (para seguir haciéndolo).
Pensando en la larga duración, en el largo plazo, ¿cuáles deben ser los objetivos del teatro después de sus 120 años?
El teatro tiene que hacer lo que se llama un plan estratégico (ya estoy trabajando en eso) donde se establezcan las líneas de más largo alcance, para no estar haciendo las cosas día por día. Tiene que formular un plan de autoprotección de largo alcance para cuidar el edificio, para hacer respetuosas pero necesarias actualizaciones de tanto en tanto, y para que siga funcionado. El teatro como productor, coproductor y programador tiene que firmemente conservar el legado del pasado: siempre ser la casa de la Orquesta Sinfónica Nacional, pero eso tiene que ser una parte de la programación. Tiene que abrirse, como con el programa érase una vez, a una diversificación de públicos para asegurarse de que el teatro nunca más vuelva a ser únicamente visitado por una élite.
”Tendremos espectáculos muy subvencionados para niños y adolescentes de escuelas y colegios, y para que eso funcione, tendremos que tener producciones caras para que de ahí salgan recursos para invertir en otras. Esfuerzo por hacer decreto.
”Tengo la fe de que vendrán otros directores que amarán el teatro, hay que amarlo y querer poner obras en escena (...). Las administraciones se apoya una con otra. Este proyecto ya es financieramente exitoso y muy exitoso a nivel de apertura a diferentes espectros de la población y sin embargo no está haciendo presión sobre presupuesto nacional”.
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Agenda de festejos
La celebración se realizará toda la semana. Los tiquetes pueden adquirirse en el sitio web del teatro o la boletería.
Martes 17
Presentación de libro
7 p. m.
En el foyer, se presentará el libro conmemorativo Teatro Nacional de Costa Rica – 120 años: 1897-2017. Alegoría, símbolo y libertad cultural, que explora la historia del teatro como monumento y como hogar de múltiples manifestaciones artísticas.
Miércoles 18
Teatro
8 p. m.
Función de la obra Battlefield, codirigida por el célebre artista inglés Peter Brook. Lea sobre la obra en este enlace.
Jueves 19
Cumpleaños
Durante la mañana habrá una actividad para empleados del teatro, y en la tarde se presentará Battlefield a un grupo de estudiantes del programa con el Ministerio de Educación Pública Érase una vez.
4 p. m.
Inauguración de la exposición El Monumento Imaginado: Primeros Planos del Teatro Nacional en el Museo de Arte Costarricense.
8 p. m.
Acto protocolario, entrega del matasellos conmemorativo de Correos de Costa Rica y presentación de la obra Battlefield.
Viernes 20
Música
8 p. m.
Novena Sinfonía y Concierto para piano n.° 5 "Emperador", de Beethoven,, interpretadas por la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Costa Rica. Las entradas para los espectáculos del 20 y 21 de octubre tienen un costo de ¢3.000; estudiantes y ciudadanos de oro con carné, ¢1.500.
Sábado 21
Patrimonio inmaterial
8 p. m.
Entrega de emisión de lotería del 120.° aniversario con Junta de Protección Social. Espectáculo Tambores japoneses y Baile del León de Okinawa con el Grupo Nico-Ichi.
Domingo 22
Fiesta y travesía por el Teatro Nacional
10 a. m.
450 músicos que integran la Banda Municipal de San José, la Banda de Marcha de Orotina, la Banda de Marcha Cedes Don Bosco y la Banda de Marcha de Acosta, realizarán cuatro conciertos musicales itinerantes en un recorrido simultáneo desde los cuatro puntos cardinales para confluir en el Teatro Nacional. A las 11 a. m., seguirá un concierto de gala con la Dirección General de Bandas. Homenaje póstumo a los trabajadores que construyeron el teatro (1891-1897) y presentación de video de Sinart sobre la tramoya.
1:30 p. m. - 5 p. m.
El público tendrá la posibilidad de hacer un recorrido gratuito desde el primer vestíbulo y atravesando el escenario.
Aclaración: La versión original de esta nota consignó erróneamente el presupuesto del Teatro Nacional. El presupuesto del Teatro Nacional para el 2017 es de ¢3.380 millones, de los cuales por Transferencia Corriente del Gobierno Central solo se recibe ¢1.064 millones. Lo restante es por generación de ingresos propios, lo que significa que el Teatro Nacional ha tenido la capacidad para generar ingresos propios que reducen la dependencia de la Transferencia del gobierno Central.