El héroe nacional Juan Rafael Mora Porras (1814-1860) ha recibido una importante atención por parte de algunos historiadores y otros investigadores en los años recientes. Uno de los últimos intentos lo desarrollaron Oriester Abarca Hernández y Luz Mary Arias Alpízar, de la Universidad de Costa Rica (Sede del Pacífico), al explorar los “lugares de la memoria” que existen en Puntarenas en honor a Mora, en un artículo que publicarán en una revista académica.
En ese empeño, Abarca y Arias revisaron algunos diarios publicados en los Estados Unidos para encontrar qué decían sobre Puntarenas y sobre Mora durante la década de 1850.
En el californiano Sacramento Daily Union de finales de octubre de 1860 hallaron un texto que yo no había visto mencionado antes, ni está publicado o citado en los trabajos conocidos que se refieren a los últimos días de Mora, como los libros de Rafael Obregón, Carmen Fallas y Armando Vargas Araya.
El texto ni siquiera se menciona en el detallado trabajo de Carlos Meléndez. Tampoco aparece indicado en las primeras biografías de Mora escritas antes de 1929 por Joaquín Bernardo Calvo, Manuel Argüello, Máximo Soto, Francisco Castañeda, Carlos Jinesta y Lucas Raúl Chacón, recientemente editadas por Iván Molina.
¿De qué se trata? Sin más, el texto indicado sería el último discurso político de Juan Rafael Mora pronunciado a su arribo a Puntarenas el 17 de septiembre de 1860. Como pueden advertir los conocedores, este discurso tiene algunas ideas ya expuestas por Mora en su conocida proclama de enero de 1860 y en un mensaje dirigido a los “pueblos de Costa Rica” escrito en San Salvador en marzo de ese año. Sin embargo, aunque parecido, no es ninguno de esos dos escritos.
¿De dónde tomó el discurso de Mora el diario estadounidense? Como ocurría en ese momento, la información que circulaba en los periódicos de los Estados Unidos sobre Centroamérica solía salir en parte de los reportajes del Panama Star & Herald, un diario que unió dos periódicos (el Panama Star y el Panama Herald) que se publicaban desde inicios de la década de 1850.
Efectivamente, el 27 de septiembre de 1860, el Panama Star & Herald publicó un largo y crítico artículo sobre los últimos días de Mora y su trágico final. Junto a ese artículo, ese diario imprimió el “President’s Mora address”.
El texto, traducido por Abarca, se publica a continuación. Abarca ha tenido cuidado en intentar aproximar la traducción al estilo narrativo de las proclamas de Mora, hasta que aparezca el original en español si es que aún se conserva. Para la traducción se ha utilizado la versión del Panama Star & Herald.
¿Leyó Mora realmente ese texto a su llegada a Puntarenas? Según Obregón, Mora arribó al puerto en horas de la noche (Meléndez asegura que fue al mediodía). En 1929, Jinesta escribió que allí lo habían “aclamado las multitudes”, algo que había anotado también Argüello en 1898.
Las notas del diario de Richard Farrer (recogidas por Meléndez), cónsul inglés y amigo de Mora, no dicen nada de dicho discurso, pese a anotar algunos detalles valiosos de la llegada de Mora. ¿Entonces? La pregunta queda abierta para los especialistas en Mora.
Sin embargo, vale la pena decir algo más al respecto. Buscando la versión en español de este discurso (que todavía no he encontrado), me topé con la traducción que, el 13 de octubre de 1860, hizo la Gaceta Oficial de Costa Rica (diario del gobierno de Montealegre) del mencionado artículo del Panama Star & Herald.
La Gaceta lamentablemente no incorporó el discurso de Mora en su traducción. ¿Para qué reprodujo el duro y crítico artículo del periódico “panameño” que entre otras cosas decía que la caída de Mora de agosto de 1859 “no tenía fundamento y que era perjudicial a los intereses de Costa Rica”?
La Gaceta reprodujo el discurso de Mora para contestarlo y, al hacerlo, el gobierno de Montealegre ensayó una de las primeras narrativas de explicación del fusilamiento de Mora.
Dicha explicación se unió a otros textos que aparecieron en la Gaceta en los siguientes días y fueron una base para el texto publicado en 1861 bajo el título Exposición histórica de la revolución del 15 de setiembre de 1860 acompañada de algunas reflexiones sobre la situación del país antes y después del 14 de agosto de 1859 .
En ese panfleto, la administración Montealegre trató de explicar el fusilamiento de Mora como un acontecimiento enmarcado en la historia latinoamericana que enfrentaba “el derecho antiguo y el nuevo: el pasado y el porvenir”. Sin embargo, el panfleto no logró su objetivo pues el asesinato de Mora pronto fue recordado como una de las páginas nefastas de la historia de Costa Rica.
El discurso del presidente Mora
Al desembarcar en Puntarenas, el Presidente Mora pronunció el siguiente discurso a la población:
Juan Rafael Mora a sus conciudadanos.
Costarricenses:
Cuando en abril próximo pasado, os hice saber las razones que me impidieron ayudaros a sacudir el yugo de vuestros opresores, no pude prever el punto que hoy alcanza la magnitud de vuestro sufrimiento.
Nunca intenté abandonaros; solo os pedí esperar y trabajar por el bien del país porque pensé que algunos establecerían la paz interna sin que mi presencia en esta República fuera necesaria. Desafortunadamente, estaba equivocado. Más de un año ha transcurrido desde los hechos del 14 de agosto; por tanto, ellos han tenido más de un año para hacer algo bueno en beneficio del país si hubieran sido capaces o lo hubieran querido.
Pero, lejos de ello, el pasado año solo ha sido para Costa Rica una página de lágrimas y dolor. El pueblo castigado y oprimido, los sacerdotes de Cristo ultrajados y maltratados, los puertos cerrados al comercio, el tesoro público llevado casi a la bancarrota; por último, vuestro país vendido, ofrecido indirectamente a los filibusteros; esto, sin considerar la miseria general, el desaliento y la desesperanza que os impide dedicaros al trabajo y al reposo.
Será menester, entonces, poner fin a esto. Debido a vuestros frecuentes llamados y a la llegada a América Central del filibustero Walker, los generales Cañas y Mora y yo hemos decidido sacrificar nuestra tranquilidad por la independencia y el bienestar de Costa Rica.
¡Soldados, a las armas! Que la sangre derramada en Nicaragua, Santa Rosa y el río San Juan no sea estéril; uníos a nosotros, y no tendréis nada qué temer del porvenir.
No es la venganza lo que guía mis pasos, más conforme con mis sentimientos es la clemencia, y olvidaré los errores de aquellos que, engañados, sirvieron a los traidores; pero tened en mente que seré inflexible con aquellos que desde hoy no escuchen el llamado de su agónico país, y haré que todo el vigor de la ley caiga sobre aquellos que colaboren o ayuden de cualquier manera al enemigo común.
¡A las armas, costarricenses!, apresuraos a uniros a nosotros y a romper vuestras cadenas al grito de “¡Viva Costa Rica”!
Juan R. Mora.
Puntarenas, 17 de setiembre 1860.
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El autor es el director del Posgrado de Historia de la Universidad de Costa Rica.