Ayer, hoy y mañana tienen mucho que decir. En un nuevo libro, página tras página, hablan de lo que llamamos arte centroamericano y sus múltiples formas.
Entre siglos. Arte contemporáneo de Centroamérica y Panamá es una publicación de la Fundación Rozas-Botrán de Guatemala abocada a difundir la historia del arte local dentro y fuera de la región. El arte discutido en el libro va de finales del siglo XX a inicios del actual.
El libro inicia con un ensayo de Marcela Valdeavellano sobre la desconolonización en el pensamiento sobre arte y continúa con una revisión de las expresiones locales hasta una época de profunda creación y revisión de lenguajes propios.
La fundación dedicada a la promoción artística y del bienestar social invirtió $300.000, tres años de investigación y reunió a ocho investigadores para que dieran cuenta de la vasta historia del arte en la región.
Más de 70 ejemplares se donaron a museos, bibliotecas y galerías del país. 26 artistas ticos fueron incluidos en el libro –como Alessandra Sequeira, Rafael Ottón Solís, Karla Solano y José Pablo Ureña, entre otros–. La curaduría local estuvo a cargo de Alexia Dumani y Flor Gallardo.
“El proyecto nace al ver que, en general, en Europa, Estados Unidos y Asia hay gran desconocimiento de las raíces culturales centroamericanas. Por lo tanto, no valoraban bien el arte de Centroamérica y en eventos grandes de arte no había arte local o había muy poco”, dijo José Rozas-Botrán, presidente de la fundación e historiador de arte.
“Se consolida una investigación que da como resultado una historia muy rica desde hace 18.000 años (de cuando se estima que se dieron los primeros asentamientos humanos de la región), pasando por prehispánico, lo colonial, la Independencia, lo moderno y hasta hoy, para que cuando se reciban en bibliotecas, museos y colecciones, se asombren de que tenemos unas bases culturales de las más ricas del planeta y, por ende, somos muy buenos en el arte contemporáneo”, aseguró. .
Según el gestor del proyecto, se enviarán 1.500 copias a distintas instituciones alrededor del mundo para tender un puente entre el conocimiento de la región y los espacios de arte abocados a la investigación de lo contemporáneo.
Conversamos con el Sr. José Rozas-Botrán sobre el proyecto:
–Es clara la poca presencia en ferias internacionales de artistas centroamericanos, pero, ¿pór qué se decidió enmarcar en esa extensa perspectiva histórica?
–Creo que es la única forma en que nos puedan valorar. Al igual que otras culturas tuvieron como plataforma la cultura griega o el imperio romano, también tenemos raíces milenarias, antiguas, y que dieron como resultado una cultura contemporánea muy rica, de modo que esto abra puertas a los artistas centroamericanos cuando quieran exhibir en cualquier parte del mundo.
–¿Cuál es plan de difusión de esta publicación?
–Estamos enviando los libros como donación a gente clave en cada país, a gente que pueda hacer un cambio en cuanto a la visión hacia nuestra región. Se tiene planeado enviar 1.500 ejemplares a diferentes partes del planeta. Tiene un costo altísimo, pero creemos que tiene gran valor para el arte de la región.
–¿Cuáles otros proyectos relacionados con el arte realiza la Fundación Rozas-Botrán?
–Hacemos eventos en Guatemala que desde hace años incluyen a artistas de Centroamérica y Panamá, y hacemos eventos en Miami para crear plataformas para artistas en la región, más allá de las que ya tienen. Quisimos presentarlo durante la Bienal Centroamericana para reflejar esa unión cultural, que realmente somos una sola región y que nos vea el planeta con una región fuerte. No es lo mismo un pequeño país de cuatro o seis millones de habitantes que una región de más de 40 millones.
–¿Por qué le interesa a la Fundación este trabajo en el arte?
–En la Fundación hemos creído desde el principio que unirnos o hermanarnos más en Centroamérica nos va a fortalecer a todos para un desarrollo más potente del arte, la cultura y la identidad. Esto nos va a ayudar a proyectarnos afuera de la mejor forma. A la fundación le interesa promover una visión de desarrollo integral.
–¿Qué papel juega el arte en esa visión de desarrollo integral?
–Es uno de los principales componentes. La publicación del libro se da en ocasión de que como familia cumplíamos 100 años de servicio social y 30 años de promover arte en Centroamérica. Es importante como instrumento de cambio y creo que a la fundación en sí nos interesaba percibir también qué estaba pasando en arte local. Curar obras de más de 700 artistas centroamericanos fue interesante porque nos enseñó mucho de lo que está pasando porque no nos conocíamos.
–De alguna forma, hay cierta distancia entre los países. ¿Cómo puede el arte sortear la fragmentación política aparente de nuestros países?
–La propia población de cada país, emocionalmente, siente que sí siente una fragmentación ya que a nivel político no se ha logrado ese puente perfecto de comunicación, pero creo que el arte siempre ha sido el primer vehículo de comunicación, el que une primero al ser humano de una región o país. (Este tipo de proyectos) ayuda a empujar el ámbito político de alguna forma.