Ursula K. Le Guin, la popular y admirada autora de fantasía, falleció este martes 23 a los 88 años, confirmó su hijo, Theo, a The New York Times. La autora residía en Portland, Oregon.
Una de las autoras más aclamadas de ciencia ficción y fantasía, Le Guin escribió libros como The Left Hand of Darkness –que pronto será base para una serie televisiva– y escribió docenas de novelas, libros infantiles, cuentos y otros proyectos literarios.
Desde los años 60, su ficción mezcló la especulación futurista con críticas visiones del ambiente y la contaminación, el género y la sexualidad, y otros problemas contemporáneos. Solo de su serie Earthsea (adaptada a la televisión) vendió más de 3 millones de copias, y era ampliamente considerada la autora de ciencia ficción estadounidense por excelencia.
Ganó en más de una ocasión el Hugo Award, el Nebula Award, el Locus Award, y el World Fantasy Award, los principales reconocimientos en los géneros que perfeccionó. Sus libros no eran meras aventuras de lo imposible, sino alegorías filosóficas e indagaciones agudas de la experiencia humana.
Leer un libro como La mano izquierda de la oscuridad en nuestra época, por mencionar solo uno, es cuestionar los pensamientos comunes sobre el género y la sexualidad y adentrarse en un cuestionamiento perpetuo.
Algunos de sus novelas más conocidas fueron Los desposeídos (1974), La palabra para mundo es bosque (1976) y The Telling (2000), así como las seis partes de Earthsea. Fue autora de 20 novelas, una docena de libros de poesía, más de 100 cuentos, 13 libros infantiles y siete colecciones de ensayos, según el recuento del New York Times. Sus obras se tradujeron a 40 idiomas.
Usula K. LeGuin, one of the greats, has passed. Not just a science fiction writer; a literary icon. Godspeed into the galaxy.
— Stephen King (@StephenKing) January 23, 2018
Eternamente crítica
Ursula K. Le Guin no se sentía cómoda con ser reducida a la categoría de "fantasía" o "ciencia ficción", aunque en esos géneros descollaron sus principales obras. Más que una autora de nicho, Le Guin era una pensadora y una voz eternamente crítica desde sus escritos de ficción y sus ensayos.
Sus dardos eran agudos y se dirigían a blancos sensibles: "Vivimos en el capitalismo. Su poder parece inescapable. También lo parecía el derecho divino de los reyes", dijo. En novelas suyas como Los desposeídos, era capaz de trazar las fracturas más grandes de nuestra sociedad desde la perspectiva de sus mundos imaginados, detallados y fértiles como cualquiera de las grandes invenciones fantásticas del siglo XX.
En un ensayo acompañante de la edición de sesquicentenario de Utopía, de Tomás Moro, recordaba la libertad de imaginar mundos posibles y mejores. "Podemos alcanzar por nuestros propios esfuerzos solo una justicia imperfecta, una libertad limitada. Mejor que ninguna. Debemos aferrarnos a ese principio, al amor por la Libertad, de la cual hablaron el esclavo liberado y el poeta".
Ni siquiera cuando sus editores le pidieron apuntar al mercado de los adultos jóvenes, con la serie de Earthsea (inspirada en El señor de los anillos) dio señas de bajarle el tono a sus cuestionamientos. Más allá de una visión maniquea de la moralidad, esa serie de aventuras cuestiona la posición del individuo ante la sociedad y la historia, y la forma en la que la aspiración a la libertad debe penetrar todas nuestras acciones.
Algunos de sus ensayos pueden tener un tono regañón y simplista que no opaca del todo la fiera convicción moral que los anima. La admiración de sus lectores se debe a la claridad de su expresión y la riqueza de su lenguaje, así como la compleja red de mundos (más de 80 en Ekumen, una imaginaria colección de planetas habitados por humanos).
Junto con Margaret Atwood y Joyce Carol Oates, era considerada una de las principales autoras norteamericanas en los ámbitos de la ficción especulativa, la ficción de espíritu feminista y la exploración de géneros fantásticos, denostados por la crítica conservadora, pero amados por lectores de todas las edades.